♡Ángel | Meliodas (Nanatsu No Taizai) 2/3♡

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Ángel | Meliodas
(Nanatsu No Taizai):
2/3

18 años después.

—¡Abuelito! —chilló con lágrimas en los ojos al verlo bajar los párpados por última vez, a lo que lo abrazó con muchísima fuerza y se aferró a él como si lo fuese todo en ese momento. —A-Abuelito no me dejes. —sollozó en silencio al derramar espesas y amargas lágrimas en el pecho de aquel anciano. Sus manos se hicieron puños una vez sintió las telas de las sábanas blancas mientras trata de recargarse en la idea de que aún hay una posibilidad, pero tiene bien sabido que ya es tarde, demasiado tarde. —Y-Yo quería viajar al Reino de Liones contigo, abuelito. —en un murmullo se ahogó con el nudo que se le estancó en la garganta al oír el sueño de su amado modelo a seguir.

No quería ser débil ante tal situación, porque si él la ve diría que es una cabeza hueca y le daría un suave golpe en la cabeza por ser tan arrebatada sentimentalmente.

"Algún día podremos salir y viajar a ese Reino para oír una historias de la actualidad, la que tanto te gusta escuchar."

Entristeciendo el semblante poco a poco se alejó del cuerpo inerte del hombre mayor, tragó con esfuerzo y tomó asiento en el suelo para contemplarlo mejor. Por instinto una sutil curva de dolor se formó en sus labios al verlo descansar en paz. Se cohibió en el lugar una vez atrajo las piernas hacia su pecho y descansó el mentón en las rodillas. Soltó un suspiro. Fue tan allegado a sus oídos que pensó estar desvariando por la incoherencia de sus pensamientos tortuosos. Sin querer se sintió abandonada, por lo tanto una opresión en el pecho la dejó sin aire a la hora de presenciar un dejavú, sin embargo -no queriendo ver la realidad- ladeó la cabeza y descartó aquellos pensamientos.

—Creo que estoy alucinando... —balbuceó desesperada escondiendo el rostro entre las rodillas una vez los ojos se le llenaron de lágrimas. —Lo siento. Lo siento por ser tan sensible. —se disculpó al sentir una corriente de agonía invadirla.

—Señorita, es tiempo de que se retire y nos deje hacer nuestro trabajo. —suspiró de tal manera dolorosa que le costó ponerse de pie una vez oyó a las enfermeras encargadas del cuidado de aquel antiguo rey. —Su abuelo no desearía que se encuentre de esa manera, Srta.Ai. —las lágrimas y la mueca que hizo le volvió a partir el alma una vez más, a lo que se cubrió el rostro para que no la viesen llorar.

—E-Es que es tan difícil dejarlo ir. —confesó con la voz entrecortada al sentir una mano en el hombro, la misma de la mujer que la cuidó como si fuese su propia hija en sus años recibiendo en el castillo.

—No, no. —oírla negar hizo que descubriera el rostro enrojecido de tanto llorar, a lo que volteando lentamente se encontró con un gesto maternal por parte de la mujer. —Usted no tiene que dejarlo ir Srta.Ai. Nuestro rey hubiese querido que su nieta viajara junto a él, porque no es necesario tenerlo a tu lado para saber qué está aquí, contigo. —bajó la mirada y sonrió antes de depositarle un fugaz beso en la mejilla a la mujer. Luego, ella salió a paso apresurado de la recámara del rey.

—Nosotros iremos a Liones, abuelito. Te lo prometo. —juró de forma determinante al ensanchar aún más la sonrisa mientras camina por aquellos corredores. —¡Ya lo verás!

(...)

"¿Crees en las vidas pasadas?"

❀ One Shots | Anime/Games ❀ (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora