❀ One Shots | Anime/Games ❀
❥ Éste libro será mí humilde espacio de ideas descabelladas, por lo tanto, habrá de todo ya que no me enfocaré en algo en especial.
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Tanteó cuidadosamente aquellas paredes antes de abrir la puerta a su gusto, siendo extremadamente silenciosa caminó por el lugar y se recargó en la pared para dejarse llevar por ella. Pero sus rodillas al cabo de unos segundos terminaron por chocar con algo, lo cual provocó que caiga accidentalmente arriba del cuerpo de alguien más. Chilló horrorizada por pensar que había lastimado a alguien por su presente impertinencia y más cuando fue tomada por las muñecas para ser recostada en lo que parece ser un intento de cama, ya que ésta se encuentra realmente dura. El labio inferior le tembló y sin querer empezó a removerse con mucho cuidado debajo de aquel cuerpo, sus piernas se encuentran aprisionadas por aquel y siente el frío del lugar colarse por su vestido que se ha subido de más.
—Gomenasai. —su voz prácticamente no se oyó en aquel balbuceo avergonzado, sintió la calidez en sus mejillas y muy pronto sobre su cuerpo, como si aquel o aquella, pero se inclina más a la idea de que es hombre debido a las fuertes y grandes manos que retienen sus muñecas, intentara demostrarle quién es.
Aunque su disculpa fue lo de menos al momento de sentir que el agarre se deshizo, seguramente dicho se habrá dado cuenta de su estado, sin embargo, siguió permaneciendo sobre su contextura delicada.
Automáticamente se llevó las manos hacia el pecho y esperanzada trató de hablar una vez abrió ligeramente los labios, pero los oprimió y tragó con esfuerzo. No quizo ser descarada a la hora de pedir aquello, pero tímidamente las palabras salieron por sí solas de su boca.
—¿Podría sentir su rostro?... —susurró en un tono tenue casi inaudible.
Se relamió los labios por oír una respuesta, pero sin dudarlo aquel calor externo a ella se intensifico haciendo que relacione dicha acción como una aceptación. Aunque ésta no lo fuera, ya que el presente estuvo a punto de protestar. Subió las manos lentamente y con suma delicadeza, como si fuera a romper lo que tocara, rozó con la yema de los dedos la tersa piel que tan cálida le pareció, por lo que le arropó las mejillas. Siendo genuinamente gentil trazando meticulosamente las facciones del desconocido. Frunció el ceño extrañada cuando se percató de que se trata de alguien desconocido para ella, a lo que investigó más para aventurarse y acariciar cada centímetro del rostro trigueño que suavizó el semblante con cada roce tímido. Podría asimilar que es un ser maduro por las facciones marcadas y definidas, a su vez, unas ojeras se destacan debajo de aquellos ojos. Luego, avergonzada, posó los dedos por encima de los labios y deslizándolos de manera lenta sobre ellos generó que a él se le forme una sonrisa en el rostro.
Al cabo de unos minutos dejó de sentirlo cerca, por lo tanto el frío se hizo presente, a lo que tembló irracionalmente y tomó asiento con mucho cuidado para tratar de buscar a través del sonido la dirección de aquel sujeto extraño.
—¡Anna-chan! —se removió inquieta oyendo a sus guías buscarla y se cohibió, todavía estando sentada.
Luego, sin pensarlo, se puso de pie para acercarse a ese cálido cuerpo que se puede diferenciar de muchos. Caminó indecisa, pero tomando la iniciativa se apegó a la pared para reconocer el lugar. Una vez rodeó la habitación, en una esquina, alejada de la puerta que se cerró una vez ella entró, empezó a sentir calor, a lo que una sonrisa la abordó y se aferró con mucho cuidado al brazo de éste.
