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♡Ángel | Meliodas (Nanatsu No Taizai) 3/3♡

♡Ángel | Meliodas
(Nanatsu No Taizai):
3/3♡

Llegó a su nuevo hogar y fue inevitable decirle a la joven de la recepción que si aparecía alguien buscándola que ella misma le dijera que no había nadie hospedándose con sus características o nombre. Jamás creyó que de ahora en más su vida se basaría en vivir huyendo de la realidad. Pues si, puede que sea una cobarde, pero la cobarde decide salvarse el pellejo y así lo ve mejor para ella y para todos. No es cuestión de darle vueltas, es cuestión de utilizar la lógica para protegerse a uno mismo. ¡Porque si, no se atreve a verse lastimada otra vez! No está dispuesta a pasar por aquello, no, no puede y no quiere.

Sin embargo, se irguió en el lugar una vez escuchó que la puerta fue golpeada, a lo que sonrió de oreja a oreja una vez recordó que pidió una bandeja de frutas para un bocadillo nocturno. Así que luego de despegarse de su clásico vestido y desmaquillarse se duchó para relajar cada parte de su cuerpo que se encuentra tensa a lo que vivió con anterioridad. Se colocó las clásicas vestimentas de dormir que consisten en un simple short de vuelo que le llega a la altura de los muslos de color blanco y una blusa de vuelo que le llega a la altura del vientre con mangas cortas del mismo color.

Tomó asiento en el catre y se dirigió hacia la puerta, pero siquiera alcanzó a abrirla que una melena dorada hizo que la azotara sin pensarlo dos veces, pero aún así la traba del pie de éste le provocó que el corazón se le estanque precipitadamente en el pecho, a lo que inhaló con fuerza al bajar la mirada y ver el pie de éste interponerse en lo que es su cometido.

—No quiero verle y, si sigue así, me veré obligada a... ¡Oiga! —chilló alterada al ver cómo sin ningún esfuerzo él abrió la puerta y la cerró con mucha facilidad. Sin embargo, luego le dió algo al verlo con las vestimentas del hospedaje puestas con una bandeja de frutas en manos. —En verdad no tiene remedio. —murmuró en un balbuceo al llevarse una de las manos hacia el entrecejo y darse un leve pellizco. Pero aún así, luego de oír que el metal de la charola fue depositada en la mesa de la recámara se vió acorralada contra la puerta que fue cerrada inmediatamente con llaves y seguido de eso él las tiró al suelo, la pateó con muchísima facilidad para que quede en el pasillo para que ella no tenga alcance. —¡E-Espere! N-No sabe lo qué ha hecho... —pero las palabras fueron ahogadas repentinamente en la boca del sujeto de ojos esmeralda que la besó una vez la agarró del mentón.

Se sintió desesperada, tal vez sea por el hecho de que se encuentra siendo besada por alguien que la mayoría del tiempo deambula en sus sueños, pero más es por el hecho de que en ese preciso instante se mareó en recuerdos que la hicieron suspirar en los labios de aquel ser que es una incógnita para ella.

"—Él se ha ido, Ai. —oír eso hizo que las lágrimas amargas y tan espesas como sus emociones empezaran a deslizarse por sus mejillas, pero primero le agrietaron los ojos azules que se partieron en miles de pedazos al igual que su corazón que dolió debido a ello."

"¡Él se fue Ai! ¿Acaso pretendes que volverá por ti? ¡Él ama a otra!"

Cerró los ojos con fuerza al sentir tristeza y con una opresión en el pecho que la ahogó con un llanto que le dolió, éste hizo que llevase las manos hacia el rostro trigueño de aquel para profundizarse en la boca de alguien que... que siente que ha vuelto.

"—¡No sabe lo qué dice porque está celoso! —reclamó furiosa al señalarlo rabiosa, pero aquel azabache terminó por lanzar un jarrón a la pared para que éste estalle en miles de pedazos. —¡No me da miedo! ¡Nada lo hace! —volvió a gritar sin contenerse al ver que éste caminó hacia ella con el paso marcado, a lo que se plantó en el lugar y alzando el mentón lo encaró sin ningún problema. —No sea capaz de meterse con un ángel enamorado, porque saldrá perdiendo, Zeldris. —afirmó al tenerlo cara a cara."