Soy una acosadora.
Lo se.
Pero es inevitable no observarla. Me encanta sentarme en la silla de su escritorio y verla dormir. Parece tan inocente y tan tierna. Como si todo el desastre y muerte causado por ella hubiesen desaparecido.
Al llegar a su casa se lavo la herida y se limpio, y ahora... ahora esta durmiendo. Es tan perfecta. Fue bendecida con una belleza inhumana. Solo que, este día se levanto a las cinco de la tarde, demasiado temprano para ella, se dio una ducha, se enfundo en su camiseta negra y sus jeans negros, se calzo sus botas de cuero y se coloco su cinturón con sus pistolas y su sable, guardo su navaja en su boca y sus cuchillos en sus botas.
Esta lista.
Sale de su departamento, elije un edificio con adoquines y ventanas fáciles de escalar, sube los ocho pisos por la parte trasera, tomando los bordes de las paredes y las ventanas, las estatuas fueron un excelente agarre, cuando llego a la azotea, tomo su arma, coloco el silenciador y empezó a disparar.
Doce muertos. Ni más ni menos.
Después bajo y corrió, subió a otro edificio de la misma forma.
Nueve almas nuevas.
Se metió en un callejón y espero.
Un vagabundo. Dos hombres. Y una mujer.
Estaba abrumada. Hoy la ciudad era una carnicería.
Emprendió su camino al bosque. Pensaba en quien era el. Nunca lo había visto y nunca había escuchado de un hombre con una sonrisa desgarrada y sin párpados, con la piel blanca literalmente. Eso solo se escuchaba en los cuentos para niños antes de dormir, diciéndoles que si no se portaban bien el aparecería en su armario.
Y mucho menos se imaginaba que terminaría jugando con ese monstruo.
No, no monstruo, era diferente. Había cierta belleza en el. Se notaba que había estado solo gran parte de su vida, y que cuando se miraba al espejo le gustaba lo que veía, pero sufría, era obvio que estaba cansado.
Pero encontrar a un asesino listo era muy difícil en esos tiempos y a ella le faltaba diversión. Quería jugar, había sido una decisión estúpida dejarle su capa, pero sabia que se lo iba pensar bien y no asistiría si no hubiese dejado su capa. Ella lo hizo porque lo sabia.
Llego a la misma piedra y se quito su chaqueta.
Y espero.
Se escucho su capa ondear con el viento.
El había llegado.
Su monstruo de cuento infantil había llegado.
ESTÁS LEYENDO
Jeff The Killer, tal para cuál.
FanfictionÁngela Sardothien es una chica de 21 años, vive en un pequeño apartamento, alejada del mundo y de sus habitantes, tiene un horario diferente a los demás, vive de noche, duerme de día, no, no es vampiro, esos son solo cuentos, es asesina, mata por la...