Llevaban dos días de comisaría en comisaría, pidiendo ayuda por redes sociales, haciendo todo lo absolutamente posible por tener de nuevo a su pequeño con ellos. Amaia lloraba cada noche, echa una bolita, enredada en las sábanas. Alfred solía acariciar su espalda toda la noche, mirando al techo, pensando qué habría hecho mal.
Sentía que todo era culpa suya. No sabía por qué, realmente: simplemente algo dentro suyo se lo repetía una y otra vez.
Hasta que, a la tercera noche sin Lluc, Alfred cayó en la cuenta.
-Hostia, Carlota. - Dijo Alfred sentándose en el colchón de repente, interrumpiendo los sollozos de Amaia, que le mira interrogante, aún con rastros salados en las mejillas. - Joder, mierda, hostia puta.
-Alfred, ¿qué pasa? - Amaia se incorpora y ahora es ella la que acaricia la espalda del chico. - Titi, qué te pasa.
-Mierda Amaia, por eso sabía que era mi culpa.
Alfred se levanta del colchón y empieza a dar vueltas, tirándose de los rizos.
-¿Qué?
-Joder, Carlota fue la que me dijo que volviera. - Alfred mira a Amaia como si fuera lo más racional del mundo. - Joder, joder, tengo que hablar con ella.
-Alfred no te estoy siguiendo y me estoy asustado. - Amaia se levanta de la cama también, y cogiendo las manos de Alfred consigue frenar su ritmo acelerado. - Cálmate y dime qué pasa.
-Carlota me dijo que volviera a casa rápido, me dijo que la había cagado, me dijo que... Me dijo que la iban a matar y que lo sentía. - Alfred miraba a sus manos, aún sujetadas por Amaia, nervioso.
-Me estás asustando mucho.
-Dios, Lluc está con ella. No con ella, pero con alguien que ella conoce.
-Alfred.
-Escúchame. - Alfred se libera del agarre de Amaia y ahora es él el que la agarra a ella por las mejillas, manteniendo la mirada de Amaia en la suya. - Tengo una corazonada, confía en mí.
Horas después, Alfred y Amaia están junto a un coche de policía buscando por la zona en la que Carlota solía vivir. Los agentes no confían demasiado en las "corazonadas" de Alfred, y mira escépticos de vez en cuando por la ventanilla.
-Cucu... No está aquí... - Susurra Amaia acariciando la nuca de Alfred. - A mí también me duele pero... Aquí no.
-¡¡Parad el coche!!
Alfred prácticamente salta del vehículo y corre por una callejuela. Amaia cruza miradas con los agentes de policía y sale corriendo tras Alfred. Escucha el coche ir detrás de ellos.
-¡Alfred, para!
-¡¡ALTO AHÍ!!
Lo siguiente que ve Amaia es a Alfred saltar encima de alguien, y cuando ve la silueta ella se queda paralizada. Es uno de ellos, uno de los que la inmovilizó mientras se llevaban a Lluc.
Su corazón se acelera cuando ve que llevaba un carricoche con él. Alfred forcejea con el hombre, pero Amaia se fija más allá, dentro del carrito.
No es Lluc.
Es Laia.
La policía detiene a el hombre mientras Alfred chilla las razones por las que le ha asaltado. Amaia mira medio llorando la escena.
-Él estaba allí. - Murmura ella, y Alfred instantáneamente coge su mano. - Él me agarraba.
Los agentes de policía se miran entre sí y forzosamente se llevan al hombre al coche. Alfred saca a Laia del carricoche y la abraza con fuerza contra él.
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Amnesia.
RomantizmTodo a lo que Amaia aspiraba, estaba conseguido. Ahora compartía vida con Alfred, y todo iba perfecto, levantándose cada mañana a su lado, pudiendo soñar junto a él. Una mañana él sale de casa y sufre un accidente de coche. A partir de entonces, Ama...