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Era un día soleado, se escuchaban los pajaritos cantar. Todo estaba en calma por las calles de Norrisville.

Todo estaba tranquilo hasta que una peli___ especialmente torpe comenzó a recorrer las aceras a paso veloz. Tropezó con varias personas que pasaban por allí, ella se iba disculpando sin dejar de correr. Hoy iba especialmente tarde, no podía llegar tarde a la escuela, no hoy. Había un examen de física, uno especialmente importante, y solo faltaban quince minutos para que esté se concluyera. En su defensa se había quedado dormida, la noche anterior se había quedado despierta hasta muy tarde enfrentando a un Trokeado que apareció a media noche. Pero eso no lo sabía nadie además de ella, la profesora no iba a tener la menor consideración, ya era costumbre que llegará tarde, pero aún así no podía bajar sus calificaciones, ya que eso atraería consecuencias muy graves. Quizá algún castigo en dirección, o peor aún, sus padres podrían enterarse de que su rendimiento escolar a disminuido y podrían prohibirle salir con sus amigos.

Esa chica eras tú.

Sin embargo tú no podías quejarte de nada, era una responsabilidad que estabas contenta de llevar, nadie te obligaba a ser una Kunoichi y salvar Norrisville cada vez que se necesita. Era agotador, pero te sentías feliz cada vez que salvabas el día junto con tú compañero. El Ninja era todo un caso, a ti te parecía de esos chicos en los que no vale la pena fijarse, ya que nunca se tomaba nada en serio y siempre hacia unos horrendos chistes que no daban gracia. Bueno, tenías que admitir que algunos de sus chistes si eran graciosos. Y, a final de cuentas el Ninja no era tan malo, era un compañero en el que se puede confiar.

No te diste cuenta de en qué momento habías llegado a la escuela, pero cuando te diste cuenta ya estabas justo en frente de la puerta de tu salón de clases.

Con nervios, tomaste una bocanada de aire, y con el valor que reuniste en unos segundos, tomaste con una mano el pomo de la puerta y la abriste lentamente, rezando por que aún tuvieras tiempo para presentar el exámen.

Una vez la puerta estuvo semi abierta, te asomaste a través de esta en un acto tímido, interrumpir clases no era algo que te agradará, además, la profesora de física tenía un gusto especial por castigarte cada vez que llegabas tarde.

Observaste el aula de clases con detenimiento, todos conversaban tranquilamente unos con otros. Todo se veía bastante normal. Entraste con precaución al salón de clases, suspiraste con alivio al darte cuenta que la profesora no estaba. Ya más tranquila, te diste la vuelta y observaste a tus compañeros de clase. Bucky y Theresa estaban cuchicheando, y tu mejor amiga Debbie estaba hablando animadamente con su novio Howard. Con quien te llevabas bastante bien. Lo raro era que ellos estaban sentados juntos, Howard usando el puesto que te correspondía a ti. Y cuando viste quien se había sentado solo, ya era normal verlo allí, pero no era normal ver al pelimorado sin su mejor amigo sentado a su lado, pero no pudiste evitar que tu corazón se detuviese al verlo. Deteniendo el tiempo y espacio, para que lo único que esté a tu vista sea él.

Un hermoso ser fuera de este mundo, seguramente el hombre más guapo de todo este mugroso mundo. ¿Hombre dijo? No. Ese ser no era un hombre, era un Adonis, un verdadero Dios griego. Su cabellera morada estaba tan reluciente como siempre, aquellos ojos de color azul zafiro que tanto le gustaban. Fue entonces cuando te diste cuenta. Randy te estaba viendo.

¡Randy Cunningham te estaba mirandote!

¡Mantén la calma!

Sentías como tu corazón salia disparado como en una carrera de caballos. No sabías qué hacer, ya estabas comenzando a hiperventilar. Él te estaba viendo, y estabas allí parada como una tonta respirando como un toro cansado.

-¡________! -escuchaste de una voz femenina.

Tú aún no lograbas salir de crisis. Randy aún te miraba. Seguramente tendrías alguna cosa en la cara y él la estaba viendo.

Detrás de la máscara. Estas Tú. [RC9GN X Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora