Capitulo 15

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Papá y Todd decidieron ir al cine unos diez segundos después mi padre y yo llegamos al centro comercial.

—No tengo prisa por irme a casa, ¿sabes? —Todd dijo a papá, quien asintió con la cabeza cansada en acuerdo por temor a la abuela—. Además, conozco a alguien que trabaja en el cine, y cuando yo conseguía el café esta mañana me dijo que si nos presentamos antes de las tres, ella podría llevarnos a ver cualquier película de forma gratuita.

—¿Cualquier película? —Papá dijo, animándose lo suficiente como para hacer una media vuelta extraña, mitad baile, que esperé que nadie viera.

—Síp.

—Te voy a traer algo para comer —dijo papá mientras él y Todd prácticamente salieron de la cabina, como la comida compensara tener que quedarme a vigilar su precioso negocio.

No es que hubiera mucho que vigilar. No había clientes, por supuesto, así que hice alguna tarea y luego traté de reorganizar el gabinete abultado debajo de la caja registradora. ¿Por qué papá seguía comprando más vitaminas?

Mamá llamó a la cabina después de que yo había renunciado a acomodar el gabinete y había vuelto a tratar de descifrar los problemas de geometría. Ella quería hablar con papá, y su voz sonaba tensa.

— Él no está aquí.

Ella suspiró. —¿Dónde está?

—Con Todd. —No es que yo quisiera proteger a papá, que me hacía trabajar sola, pero yo sabía que decir que él se saltaba su "trabajo de ensueño" para ir al cine, era el tipo de cosas que la abuela pensaba cuando ella había llamado a papá un niño. Y, aunque yo lo había pensado antes, había sonado tan mal cuando la abuela lo dijo.

—¿Así que se fue del centro comercial?

—¡No! Él está en el cine.

—El cine —dijo mamá, repitiendo las palabras como si ella misma no acabara de creer en ellas—. Está bien, le dices… —Suspiró otra vez—. Sólo dile que llamo para decir hola.

—¿Quieres que te llame?

—No. Quiero decir, no es necesario. Oh, y Kate, cuando él vuelva, dile que he dicho que tú te mereces un descanso extra largo por trabajar tan duro.

Fue muy agradable que alguien se diera cuenta. —Gracias, mamá. Lo haré. Papá volvió mucho después de que cualquier película que él hubiera visto hubiera terminado, comiendo helado y ofreciéndome una caja medio vacía de cosas gomosas, que se veían ajenas a mi estómago.

—Mamá llamó —dije, lanzando el caramelo a la basura.

—Está bien —dijo papá, y no se movió hacia el teléfono o incluso preguntó lo que había dicho—. Ya sabes, la cosa más genial pasó cuando yo estaba viendo la película, que, dicho sea de paso, no era muy buena. Los efectos especiales eran terribles, y…

—Papá.

—Está bien, lo siento, vengo un poco fuera de pista. De todos modos, me puse a pensar en cómo el negocio es lento y luego me golpeó. ¡Un anuncio!

—¿Un anuncio? —¿Papá en la televisión? Yo nunca sería capaz de salir de casa de nuevo.

— Uno de película. La mayoría de los restaurantes del centro comercial los tiene. Yo podría decir algo como, ―Mencione este anuncio y recibe un treinta por ciento en su compra‖. ¿Qué piensas?

—Mamá dice que deberías dejar que me tome un largo descanso.

—Claro, por supuesto. Pero ¿qué pasa con el anuncio? ¿Debo dejarlo en veinte por ciento de descuento en lugar de treinta? Será mejor que llame a la gerente del teatro y pregunte sobre los precios.

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