Capitulo 31

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Afuera, dejé caer su brazo, sobre todo porque yo quería seguir reteniéndolo pero sabía que parecería extraña o desesperada, o quizás ambas cosas. Y ahora mismo necesitaba aparentar ser normal. O lo más normal que pudiera después de lo que había ocurrido.

—Perdón por todo esto. Mi abuela... bueno, es como que está su mundo y después está el mundo real.

—Hey, al menos tu abuela te habla —dijo él, dirigiéndose a un coche aparcado al final de nuestro camino. Lo seguí, y entonces estaba en el coche de un chico. ¡Estaba en el coche de Will!

Normal, me recordé a mí misma. Habla con normalidad. Desmayarte porque estás en al auto de alguien, no es normal. —¿Tu abuela no te habla?

El sacudió su cabeza. —No. la madre de mi madre murió cuando yo era pequeño, y la madre de mi padre no ha hablado con nosotros en años.

—Mi madre y mi abuela no se hablaron durante un tiempo cuando mi madre era joven —le dije—. A veces pienso que ellas deberían haber continuado con eso del silencio. Las cosas de familia son extrañas, ¿no? Todo el mundo sabe acerca de mi papá y el asunto de sus vitaminas, pero nadie sabe cómo es mi abuela de extravagante, y nunca he oído a nadie hablar en la escuela acerca de tu... —Me callé.

Él me sonrió antes de salir a la calle. —Así que, tú escuchas cuando la gente habla de mí, ¿eh?

—¡No! Quiero decir, yo escucho cosas a veces, pero es difícil no hacerlo, ya que te has enrollado con la mitad de las chicas del instituto.

—Yo no me he enrollado con la mitad de chicas del instituto.

—Ok, con un tercio.

Él me miró durante un segundo y volvió a mirar la carretera. —¿Fue tu padre despedido por intentar vender Perfect You durante una reunión, o porque vendió a su jefe una botella de vitaminas que le hizo mal?

—¿Qué? Eso no fue lo que ocurrió. Él dejó su trabajo y entonces empezó a vender todo el material de Perfect You.

—Pero yo oí...

—Escuchaste mal.

—Exactamente —dijo él—. ¿Ves lo que quiero decir?

Ahora yo lo miré a él, pensando en lo que dijo.

—Para que lo sepas, la regla de diez segundos entra en efecto —dijo Will—. Un segundo más y oficialmente estarás de acuerdo conmigo.

—Ya te gustaría —le dije—. Y, bien, estás diciendo que la gente inventa cosas como el número de chicas con las que te has enrollado, pero te olvidas de que te he visto en los pasillos del instituto.

—¿Con cuántas chicas me has visto este año? —Él me miró sonriendo—. Sé que lo sabes.

—No lo sé. —Sí lo sabía. Cuatro—. Pero, ¿por qué la gente inventa cosas sobre ti?

—¿Por qué la gente inventa cosas sobre tu padre? Me imagino que necesitarán cosas de qué hablar.

—Qué profundo.

—¿Es esa tu forma de decir que estás de acuerdo?

—Esta es mi forma de decir que tú estás lleno de mierda.

Él rió. Y entonces no dijo nada.

—La regla de los diez segundos —le dije.

Él me miró. —Ok —dijo con voz serena—. Me he enrollado con muchas chicas de primer año, con algunas ocurrió justo antes de comenzar las clases y yo… no sé. Yo estaba saliendo mucho con Sam por aquel entonces e íbamos a fiestas en las que todas las chicas querían arrojarse a él, e incluso Sam podía manejar a varias a la vez, por lo que…

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