Capitulo 18

666 23 0
                                    

Hicimos planes para reunirnos más tarde, en el cajero automático.

—Tengo que volver a casa por un tiempo primero —dijo Anna—. Yo no quiero, pero mamá busca trabajo, y tú sabes cómo es.

Cuando asentí, ella me abrazó. —Ves, por eso te echo de menos. Sabes cómo es exactamente mi mamá. Nos vemos a las nueve, ¿de acuerdo? Y no voy a llegar tarde, lo prometo.

—Oh, vamos —le dije, sonriendo—. No hay manera de que hayas cambiado tanto.

Ella se río y me abrazó de nuevo antes de irse. Yo continúe con mi ruptura de cena tan feliz hasta que papá se obsesionó con un nuevo plan de promoción, en el cual me involucró a mí y a camarones, del cual no pude negarme.

Entonces pensé algo.

¿Y si ella no se presenta?

Puse la bolsa que contenía mi sándwich, una caja pequeña de pasas, y un contenedor de zumo de naranja tibio en una mesa en el patio de comidas y me senté, despacio sacándolo todo.

Ella aparecería. Yo estaba casi segura de ello. Después de todo, había dicho que me extrañaba. Incluso lo dijo más de una vez.

Pero ella había dicho que estaría de vuelta antes de empezar las clases también.

—Hey, ¿dónde está tu caja de zumo?

Miré hacia arriba y vi a Will junto a la mesa, una rebanada de pizza en un plato de papel que descasaba en una mano y un refresco en la otra. Hoy, su etiqueta con su nombre, decía ―el tipo del zapato‖. Yo quería darle un beso tanto que no pude pensar con claridad por un momento.

—¿Qué? Oh, está bien. Ninguna caja de zumo hoy —dije, y puse la caja sobre él, hurgando en la envoltura de plástico que cubría mi sándwich con un dedo. Esto rezumó la jalea hacia mí.

—¿Puedo sentarme?

Tiré mi zumo. Por suerte, no lo había abierto aún. —¿Qué? ¿Por qué?

—Porque cuando como de pie, la gente me mira raro. Me eche a reír. —No es por eso por lo que te miran.

—Agradable —dijo, sonriendo, y se sentó.

Yo no sabía qué hacer, así que cogí mi zumo y lo abrí. Entonces me di cuenta de que no tenía una pajita. Sé que se supone que se puede tomar de la caja, pero no había manera de que yo fuera a intentar eso. Habría sido mejor simplemente verter el zumo directamente sobre mi camisa.

Eché un vistazo a Will. Él me miraba, y yo no sabía por qué estaba sentado conmigo. Después de que habíamos empezado a reunirnos en la noche, yo a veces lo he visto en un descanso cuando tomaba el mío, pero siempre me había ido antes de que pudiera verme, incluso si eso significaba matar el resto de mi descanso sentada junto a nuestra área de almacenamiento.

—¿Cómo va el trabajo? —dijo.

Esto era exactamente el por qué yo siempre me marchaba. Yo no quería hablar de eso con él.

—Bueno —dije—¿Y tú? —¿Qué estaba haciendo? Sonaba como un monstruo.

Un monstruo aburrido.

—Bueno, vamos a decirlo de esta manera. Acabo de pasar una hora tirando de papel de seda de zapatillas de deporte para un tipo que quiso probarse quince pares antes de decidir que no quería zapatos nuevos después de todo.

—Puedo superar eso. Sólo averigüé que mañana voy a estar repartiendo camarones.

Él me sonrió, y yo trataba de no mirar sus hoyuelos. —Voy a estar cerca y con los pies de otras personas por ahora. Gano.

Perfect YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora