Capítulo 03

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Día 3



Desperté sin haber sufrido ningún daño de las bestias del bosque.


Mi estomago clamaba por verdadera comida.


Ya había pasado un día comiendo esa fruta asquerosa, ya iba siendo hora de encontrar algo decente para comer.


Al ver directo al bosque, otra vez me sentía deseoso de agua, ahora conocía un lugar donde ir a buscarla, el problema radica en los ciervos oscuros.


-Necesito algo para defenderme.


No eran solo palabras, era necesario encontrar algo que pueda usar como arma.


Recordando la situación de ayer, tenía la almeja con la cual pude herir a un lobo gris.


Debía pensar como usarla, tiene buen filo, eso me puede ayudar a usarla como arma.


Al pensar un poco en ello, decidí ir de regreso al río, si conseguía bastante de estas y algo que pueda usar para ajustarla a una rama, podría tener una lanza improvisada.


De a poco el sueño se iba expandiendo.


Sin pensar demasiado en eso, comencé a caminar en dirección al río, mientras veía si podía usar algo como cuerda o similar para ajustar la almeja.


Pude notar algunas enredaderas, es bueno como elemento de amarre si es preparada, el problema radica en que es necesario tener algo con que usarla.


Tomé algunas de las enredaderas y también junte algunas piedras del tamaño de un puño.


Estas podrían tener más de un uso.


Tome varias ramas secas que iba encontrando en el camino, tambien algunas verdes y con esto podría desarrollar algún tipo de arma salvaje.


La caminata continuó sin contratiempos, llegando al río sin ningún problema.


Tenía los ojos concentrados en buscar alguna amenaza, sin ver nada al rededor del río, decidí escabullirme para tomar algo de agua y refrescarme.


Vi algunas almejas más y de mejor calidad, tomando estas para mi, mientras me acercaba con cuidado al río.


-Esta vez nada va a molestarme.


Sumergí mi cabeza bajo el agua, y tras tomar una buena cantidad de agua, sentí un movimiento extraño en el río.


Saqué la cabeza del agua por impulso, encontrándome cara a cara con un animal de muchas escamas, el cual tenía malas intenciones.


Salté en un intento desesperado por sobrevivir, allí un gran cosa intentaba atraparme con sus enormes dientes.


Era un gigantesco Caimán negro, me veía con sus ojos de dragón, sin perder cualquiera de mis movimientos.


Retrocedí con cuidado, este a su vez avanzaba la misma distancia que yo iba retrocediendo.


Un sonido venía desde tras de mi, mis ojos se desviaron del Caimán para encontrar un animal enorme, gordo, de casi mi altura a sus cuatro patas, su cabeza era alargada y redondeada, similar a un hipopótamo.


Su cuerpo era verdoso y para ser más temible, tenía largos colmillos a los lados de su boca y un par de cuernos en punta.


La criatura comenzó a acelerar su paso, no podía ignorar al caimán ante mi, tampoco podía ignorar a ese hipopótamo extraño.


Nada parecía detenerlo y el caimán tampoco parecía desistir a comerme.


Sin pensar demasiado en ello, salté a un lado, sin esperar nada, comencé a correr al bosque.


Pensé que iba a ser una idea inútil, pero las dos bestias de enzarzaron en una batalla a muerte, aun que era visto que ese hipopótamo se iba a terminar devorando al caimán, me fui sin mucho interés de ser el postre.


Ya había bebido y también había recolectado suficientes materiales, solo me quedaba conseguir algo de comer decente.


Volví al claro, ya que solo había un camino que me faltaba por recorrer.


"Va siendo hora de volver al primer camino".


Cuando observaba las marcas que había hecho en el suelo, pude notar un pequeño animal y plantas diferentes donde estaba la marca hacia el primer camino.


-¿Qué significa esto? No, entiendo lo que significa, el claro se esta reduciendo.


Fue algunos centímetros, tal vez diez o doce, el problema es que el tamaño del claro no debería superar los cincuenta metros cuadrados.


Es un pequeño espacio, sin embargo es mi zona de seguridad, sin el, mi vida estaría en el límite, de no haber perecido ya.


No quería centrarme en ello, sin embargo es cierto que debo salir de este bosque, mi vida pende de un hilo.


-Con suerte tengo siete días más, antes de estar a merced de las bestias.


Un pensamiento optimista, no era solo una pequeña reducción, si no que al considerar el tamaño del lugar y que ocurre en un completo círculo, lo que había reducido seria algo de cuarenta centímetros o mucho más.


Debía encontrar otro sitio seguro, debo pensar en ello, aun que ahora tengo tiempo para ello.


Deje el claro y volví a dirigirme al bosque, esta vez por el primer camino tomado, el del sur.


En este, encontré algo que podría hacerme comprender el mundo en el que estoy, sin embargo, las cosas complicadas, comenzaban a aumentar.


-¿Podre encontrar una forma de sobrevivir?.


El Primigenio (Isekai) (En Emisión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora