Capítulo 09

49 7 0
                                    


                              Día ???

"¿Dónde estoy?".
Miré a mi alrededor y noté que estaba en el claro.
A mi lado se encontraba una joven mujer de cabello blanco y ojos violáceos.
Su cuerpo era delgado y poco proporcionado.
Eso que me gusta en las mujeres, hay poco de ello.
Sus delicados muslos blancos eran visibles ante un delgado vestido blanco.
Sus ojos veían directo a los míos, como si inspeccionara mi alma.
-... Dejaste... Volver al claro, una... Más. Necesitas... Poder... Aquí.
"¿Deje algo en el claro? Creo que es eso y que necesito volver una vez más".
-¿Poder? No entiendo la última parte del mensaje.
-No olvidarte... Mi. Sálvame... Soledad.
-Entiendo, iré a salvarte.
Veía el claro, sabía que algo debía estar olvidando, entiendo que esto es un sueño, ya que ella es así.
Nuestros ojos se encontraron una vez más.
-No me olvides.
"Esta vez habló claro".
-¡¡Ahh!!.
Dolor, algo dolía demasiado.
Al abrir mis ojos desesperado, había despertado y con ello, encontré una situación inesperada.
Mi rostro estaba siendo abofeteado.
-¡¿Qué hice?!.
Su mano se detuvo antes de volver a golpear mi rostro.
-** ******.
Me encontraba recostado en el suelo
Ella parecía estar preocupada por mi.
A su lado, pude ver a un gran hombre robusto, el cual me veía con malos ojos.
"Mejor no hago comentarios o movimientos bruscos".
Ambos de ellos comenzaron a hablar, en un idioma que no comprendía.
El hombre parecía estar molesto al verme, ella parecía replicar algo y luego el le evitaba al mirada.
Ambos parecían estar en desacuerdo al hablar sobre mi, puedo deducir esto, siguiendo los gestos y reacciones entre palabras.
Al final el se fue, azotando la puerta.
-** **** ****.
"¡No puedo entender lo que dice!".
Sin entender nada me senté, había sido golpeado con la suficiente fuerza para perder la conciencia, por lo que podría tener alguna secuela o algo parecido.
Puede ser que mi estomago vacío haya suavizado el daño, por otra parte podría ser malo para mi sufrir algo así de nuevo.
Un sonido provenía de mi estomago.
Ella sacó una fruta de su bolsa y me la entregó.
"No había visto que tuviese una bolsa".
Que iba a ver si fui tendido de un golpe.
Sostuve la fruta amarilla en mis manos, su piel tenía un pelaje suave, algo no desagradable.
Con el hambre que tenía sin pensar en peligros y considerando las horribles frutas que había probado, no me hice esperanzas.
Al morder la fruta, su sabor era dulce y ácido, no era desagradable, por el contrario, era demasiado deliciosa.
Comí la fruta sin dudar, incluyendo sus semillas, para darme cuenta que había terminando lamiendo mis dedos.
-¿****** *********?.
No se que me había dicho, pero por su sonrisa, podía pensar que fue algo bueno.
Señaló su boca y luego masajeó su abdomen.
Cualquiera se perdería en la perversion, en cambio comprendí que ella se refería a lo que yo comía antes.
Saque aquella fruta horrible y ella la vio con desagrado.
Entiendo el sentimiento.
Mordí la fruta y comencé a comer de esta sin preocuparme por su sabor.
Ella me veía asombrada, por lo cual ofrecí.
Al morder la fruta, su rostro cambió, sus ojos se arrugaron, haciendo una expresión que dejaba poco que pensar.
En pocos segundos, ella se encontraba vomitando la fruta de sabor horrible.
Me sorprendió demasiado verla vomitar, es cierto que su sabor es horrible, pero no me puedo quejar siendo esta fruta la que salvó mi vida.
Sin prestar demasiada atención seguí comiendo de esta.
Ella me quitó la fruta y la arrojó fuera.
-¡¡** ***** ***!!.
No podía entender sus palabras, aun que si me quedo claro que ella odiaba la fruta.
Salió de la cabaña y volvió con una gran variedad de distintas frutas.
Mordió todas y me las entregó, supongo que hizo eso para demostrar que no son venenosas.
Al igual que ella, di una mordida a cada una, descubriendo una gran variedad de sabores nuevos y deliciosos.
Al final ambos nos sentamos con calma a comer todas y cada una de ellas.
No pasó mucho tiempo hasta darme cuenta que me encontraba saciado.
Desde el comienzo en ese claro, nunca había un día en el cual pudiese saciarme.
Lágrimas dejaban mis ojos, su rostro se veía distorsionado, no comprendí su expresión, aun así no se sentía mal, puedo pensar que se trata de compasión.
Que lamentable de mi, hago sufrir a una mujer por mi desgracia.
Sequé las lágrimas que caían y con determinación me puse en pie, le entregué mi mano la cual uso para ponerse en pie.
No sabía que decir, no, por mucho que diga, ambos no nos comprendemos.
Deje ir su mano y la observe con detenimiento.
Era amable con un extraño, un completo desconocido, el cual ni siquiera era de su misma especie.
-Gracias.
Ante mis sinceras palabras, ella inclinó su cabeza.
Aun si logré comer algo decente, mi situación no había mejorado, seguía sin tener un lugar en el cual descansar y a su vez, desconozco que va a pasar conmigo en esta aldea.
Me comencé a sentir aletargado, la fuerza abandonaba mi cuerpo.
Que extraño, debería salir a buscar un lugar para descansar...
Mi conciencia se desvanecía, mientras fui sostenido, sin poder reconocer lo ocurrido.
Me perdí en la serenidad de la oscuridad, solo para ser llamado por una delicada voz.

El Primigenio (Isekai) (En Emisión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora