Día 270

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Cada vez que él sonreía, era algo hermoso, inexplicable, hasta que me di cuenta que su sonrisa era como el atardecer...

¿Alguna vez has visto un atardecer?

Pues la misma magia y la misma calma, pero en su boca.

Diario de Irina Monroy (segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora