Al mirar sus ojos color chocolate, recordé la última vez cuando escribí sobre ellos.
¿Cómo hacía para manipularme así?
¿Cómo lograba reconfortarme con una simple mirada?
¿Cómo se atrevía a ablandarme con esos ojos color chocolate derretido?
Por eso lo odiaba, por eso lo amaba.
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Diario de Irina Monroy (segunda parte)
Short Story¿Qué puede pasar en la vida de una chica en 365 días?