- ¿Dónde esta la sargento Domínguez? - un día más en el campo mágico militar.
- Está con el mayor Memlo, coronel Sánchez - respondió uno de los soldados protegidos del escuadrón Élite.
- En cuanto regrese, que me busque por favor, tengo un asunto de suma importancia que atender con ella
- Enterado coronel, yo le paso su recado apenas aparezca - tras la formal despedida, ambos reanudaron sus actividades correspondientes.Mientras tanto.
- D... Dzer geist... mou ele... pertenece... - la sargento Emma Domínguez ponía su mayor esfuerzo en aprender la lección de aquel día.
- Excelente, lees a la perfección - robusto e imponente, alto y musculoso, sin un solo pelo en la cabeza, intimidante por naturaleza, era la forma más precisa para describir al mayor Memlo, que con sus fríos y penetrantes ojos oscuros, hacia temblar a cuanto se atreviese a mirarle.
- Hago mi mayor esfuerzo Memlo, me siento algo agotada.
- Mmm, mientes - señaló súbito mientras caminaba a su alrededor - dices lo mismo siempre que quieres irte - jugueteando con el trenzado cabello castaño de la chica.
- Nunca me funciona, así que no te quejes - el fastidio podía escucharse en sus palabras.
- En cuanto aprendas este hechizo podrás salirte con la tuya cuando quieras, mientras tanto, vete ya, tengo cosas que hacer, estudia el hechizo, espero que para la próxima al menos lo hayas memorizado - sonriente, se despidió y salió apresurada de la habitación; la fresca brisa de una lluviosa mañana de otoño llenó sus pulmones y su cuerpo de energía; caminó alegre hasta la casita que compartía con sus "protegidos".- ¡Sargento, sargento! - la voz de uno de sus protegidos emergió de pronto rompiendo el hilo de sus pensamientos.
- Hola Johnny, ¿Que ocurre? - su voz siempre era mas que dulce para con sus protegidos.
- El coronel Sánchez le está buscando, nos pidió que le dijéramos que fuera a la oficina de él.
- Gracias por el recado, voy enseguida - entonces cambió su rumbo hacia las altas oficinas del cuartel general; las instalaciones de Verizon eran un tanto pequeñas, contaban con no mas de tres edificios de al menos unos veinte pisos de alto, 4 casas no muy grandes ni pequeñas, mas bien justas y adecuadas para sus ocupantes, 3 cuartos pequeños, un granero y una bodega, así como un amplio campo de entrenamiento cercano a un lago de turbias aguas, dos de los edificios eran usados como departamentos y comedores, el otro era de oficinas administrativas, comunicaciones, etc. de las casas, dos eran de los jefes y generales de mas alto rango en el campamento, una del grupo élite, dónde pertenecía la sargento Emma, y otro de un escuadron particularmente especial; uno de los cuartos era del mayor Memlo, los otros eran usados simplemente como aulas de vez en cuando.
- Lo siento Emma, el coronel Sánchez está ocupado en este momento, me pidió que le dijera que más tarde irá en su búsqueda - anunció la secretaria del coronel, la sargento asintió y regresó a su linda y pintoresca casita.
- ¡Emma! - una linda chica de rizos dorados se lanzó sobre Emma en cuando esta cruzó la puerta de la casa.
- Hola Cristina, me encantan tus recibimientos ¿cómo va la comida?
- Decidimos volver a preparar sopa estilo espagueti - tras el breve abrazo, ambas se separaron, entonces, Cristina arrastró a Emma hasta la cocina.
- mmm suena bien, ya mañana podremos resurtir la cocina, tiene sus ventajas tener un duplicador en el equipo - ambas entraron a la impecable cocina, donde un alto y robusto chico les esperaba - Hola Juan.
- Hola Emma, ricitos - saludó asintiendo a ambas mujeres.
- ¿Aún no ponen la sopa a calentar? - Emma no sabía si molestarse o echarse a reír.
- ¿Recuerdas lo que pasó la ultima vez que intentamos cocinar sin ti? - sin duda era una anécdota difícil de olvidar.
- Por supuesto que lo recuerdo, solo esperaba que hicieran un nuevo intento al menos, ¿comida express?
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Verizon. El escape
Bilim Kurgu"Lo unico humano que tienen los humanos es el nombre..."