Capítulo 11: "La confesión"

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(Antepenúltimo capítulo)


Un apuesto jovencito de cabello alborotado estaba arrodillado sobre la nieve sosteniendo en sus brazos, apegada a su pecho a una hermosa pelinegra que parecía inerte al tiempo que este hablaba con voz quebrada: Milk, despierta, despierta muñequita, despierta ¡por favor¡ si te pasa algo yo, yo me muero, me muero..... Dios ¿qué hago?, ¿qué hago?, el camino hacia la cabaña está muy lejos.

Gokú miro el rostro pálido de su amiga, sus labios que ahora en vez de sonrosados estaban tan pálidos como su rostro, alejo lentamente a su bella amiga de él, trato de palparle el puso en su mano pero no logro sentirlo entonces decidió colocar su oído sobre el pecho de su amiga y entonces un ligero brillo de esperanza apareció en su rostro al sentir los debilitados latidos del corazón de esta.

Estás viva, estás viva, pensó Gokú al tiempo que sin importarle el frío que él pudiera sentir se saco su abrigo y se lo puso a la pelinegra, la tomo en sus brazos y se puso de pie con un solo pensamiento: Tengo que llegar lo más pronto que pueda a la cabaña.

Como si su pensamiento hubiera sido escuchado por un ser sobrenatural a unos metros suyos apareció un pequeño vehiculo con el cual el podría bajar por el nevado, Gokú sin pensarlo dos veces fue hacia este, coloco a la pelinegra en uno de los asientos y el se sentó en el otro, lo encendió y este empezó a deslizarse por el nevado, conforme el vehiculo descendía la nieve que cubría la montaña iba desapareciendo pero el joven de cabello alborotado no pudo notar ello pues el iba muy concentrado manejando el pequeño vehiculo.

Luego de algunos minutos el vehiculo se detuvo frente a la cabaña, Gokú tomo en sus brazos a la pelinegra y la llevo hacia el interior de la casa al tiempo que el vehiculo desaparecía y los gigantescos portaretratos que estaban fuera de la casa empezaban a iluminarse.

Gokú coloco a su amiga en una manta cerca de la chimenea, se sentó junto a ella y empezó a acariciarle su cabeza mientras decía: No imaginas la angustia que me estás haciendo sentir, está angustia es mucho más grande que cuando te veo platicar con otros y creo que puedo perderte. Milk, yo solo quiero que despiertes así nunca exista alguna oportunidad para los dos, yo quiero que despiertes, mi niña bella, mi muñequita bella, despierta, ¡por favor¡.

Unas lágrimas salieron de los ojos del joven de cabello alborotado y rodaron hacia el rostro de la pelinegra haciendo que esta empiece a parpadear.

¡Gokú¡ ¡Gokú¡ empezó a decir la pelinegra con debilidad.

Aquí estoy junto a ti mi muñequita, respondió el joven de cabello alborotado mientras la pelinegra abría sus ojos con debilidad.

¿Tú muñequita?, dijo Milk con voz débil.

Si, mi muñequita, tú eres mi muñequita y acabas de despertar mi niña, no sabes en la angustia que me has tenido, sentí morirme, sentí morirme, decía Gokú mientras abrazaba a la pelinegra.

Lo lamento, no quise angustiarte, yo solo quería llegar a la cima, respondió Milk con voz temblorosa.

¿Por qué?, ¿qué tanto interés tenías en llegar a la cima?, pudiste lastimarte más, pudiste morir, decía Gokú con nostalgia.

Necesitaba que mi amor imposible me corresponda, esa montaña es milagrosa pero ahora no me hará el milagro, no pude llegar a la cima para decir el nombre de mi amor, él y yo nunca podremos tener nada, solo tendré que conformarme con su amistad, respondió Milk con voz entrecortada mientras entrecerraba sus ojos del cansancio.

Tú no necesitas de milagros Milk, abría que ser estúpido para no corresponder a tú amor, eres la niña más bella que conozco, dijo Gokú haciendo una pausa para decir: ¿Quién es tú amor imposible Milk?, ¿dime quién es para obligarlo a qué te corresponda?.

Tú, eres tú, dijo Milk antes de caer dormida del cansancio mientras el joven de cabello alborotado sintió que su corazón estallaría de alegría ante tal revelación.


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