Capítulo 9: "Hacia la cima de la montaña"

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Un par de pelinegros bebían de unos pequeños recipientes artesanales algo caliente mientras platicaban entre ellos.

Tuvimos suerte de encontrar esta cabaña abierta y con alimentos, dijo un apuesto joven de cabello alborotado.

Si es cierto, parece que su dueño se fue de viaje dejándola abierta, respondió Milk.

Tal vez viajo a visitar a sus familiares para la navidad y de la emoción no cerró bien la puerta, dijo Gokú.

La navidad, está tan cerca, ni pensar que ya llevamos tres días aquí, ya faltan solo un par de días para la navidad, tus padres deben estar preocupados, dijo Milk con nostalgia.

Me comunique ayer por la noche con mi madre, milagrosamente entro la llamada, no le dije en que circunstancias me encontraba pues no quise tensionarla, solo le dije que tuve un inconveniente pero que tratare de llegar para la navidad, respondió Gokú.

Que bueno que hayas hablado con la señora Gine, dijo Milk.

Lo extraño es que luego de ello nuevamente mi celular marco fuera de servicio, respondió Gokú.

Debe ser por el clima tan cambiante, lo importante es que al menos hablaste con tu madre, solo espero que antes de la navidad podamos volver, decía Milk al tiempo que unos rayos de sol entraban por la pequeña ventana de la casita donde estaban.

Sol, ¿qué extraño?, la casa y todo fuera esta cubierto de nieve y salió el sol, dijo Gokú dejando el pequeño recipiente que tenía en sus manos en una pequeña mesa para luego dirigirse hacia la puerta.

La pelinegra también dejo su recipiente en la mesa y camino tras su amigo que había abierto la puerta para salir fuera de la pequeña casa.

Ya no hay tormenta, dijo Gokú al llegar hacia el lugar donde días antes el viento y la tormenta de nieve no les había permitido seguir su camino.

Si, es cierto, la montaña se puede ver con claridad, respondió Milk con una bella sonrisa.

¿Quieres esquiar?, pregunto el joven de cabello alborotado.

¿Esquiar?, dijo Milk mientras pensaba: Quiero ir a la montaña, quiero subirla y pedir mi deseo.

Si, esquiar, el ambiente esta lindo para ello, voy por los equipos, respondió Gokú antes de echar a correr hacia dentro de la cabaña.

Ya es tarde, tal vez mañana antes de partir suba a ella, si en la madrugada, me levantare muy temprano e iré a ella, pensaba la pelinegra al tiempo que su apuesto amigo llegaba corriendo con los equipos.

Aquí están, dijo Gokú.

Esquiemos, respondió Milk.

Esquiemos, dijo Gokú mientras se sentaba sobre la nieve para colocarse su equipo.

El par de pelinegros esquiaron durante algunas horas luego de los cuales ambos debido al cansancio entraron a la cabaña para descansar.

Mañana si el clima sigue tan bueno partiremos, no podemos irnos ahora porque ya esta por caer la noche, dijo el joven de cabello alborotado.

Bien, respondió la pelinegra antes de ir a la habitación donde descansaba desde que encontraron la cabaña.

Al día siguiente:

Tras dejar una nota sobre una pequeña cama la bella jovencita pelinegra con su mochila al hombro salió de la habitación mientras pensaba: Ahora si hacia la cima de la montaña, no creo que me tome más de cuatro horas subir y bajar de ella, todo sea por que tú te fijes en mi, todo sea por ello.

La pelinegra salió con cautela de la casa, dirigió su mirada ante la imponente montaña cubierta de nieve que era su objetivo, respiro profundamente, se coloco unos guantes que llevaba en su mochila, un gorro de lana que le había dado su amigo y empezó su camino hacia el lugar que ella consideraba podía cumplirle uno de sus más grandes deseos: que su amor sea correspondido.


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