Recuerda que felices todo era colores. Reímos del mundo, su tretas, sus temores. Dormimos tan juntos, en un solo latido. Ignorando los dos lo que hacía urdido el destino...
Linda despertó abriendo sus ojos lentamente. Había tenido un sueño placentero, y todavía algunas imágenes se venían a ella como restos de un recuerdo. Había soñado con Aidan, eso era claro, con él en la playa, y lo más seguro era que en ese sueño había sonreído mucho. Tonta, tonta, se dijo repetidamente. Tonta debilucha, tonta sin determinación. Había sido una muy mala idea aceptar este contrato.
Su teléfono vibró en la mesa de noche, y Linda se sentó con el cabello alborotado y estirándose un poco para revisarlo. Era Erin, y la enérgica voz de su representante le infundió un poco de aliento para al fin salir de la cama.
— ¿Ya estás en Portugal?
—Y ya estoy instalada en mi habitación de hotel —contestó Erin—. Está siendo un día precioso, ¡el mejor en mucho tiempo! —Linda miró por la ventana; el día era soleado, ciertamente.
— ¿Sucede algo especial?
—Es evidente que no has mirado las redes sociales hoy.
—Acabo de despertar.
—Oh, Linda, te besaría los pies, pero necesito ese recurso para pedirle a Dios que me deje ver la cara de Roxanne.
— ¿Qué pasa con Roxanne?
—preguntó Linda extrañada.
—Que se va a morir —celebró Erin con voz cantarina.
—No seas tonta.
— ¡Saliste anoche con Aidan! —casi gritó Erin, soltando la frase como si la hubiese estado conteniendo por demasiado rato—. Salieron juntos, ¡lo hiciste entrar a tu habitación!
— ¿Cómo sabes eso?
— ¡Lo sé yo y todo el mundo! Hay fotografías por todas partes, las redes sociales están enloquecidas con el tema; ¡Tú y Aidan Swafford iniciando un hermoso romance! Porque todos apuestan por un romance de verdad y no una triste aventura. Ya muchos dicen que son la pareja perfecta, y otros, tontos descerebrados, dicen que para nada eres adecuada para el rey-mendigo.
—No puede ser... —se preocupó entonces Linda— ¿Nos tomaron fotografías? Pero no puede haber nada comprometedor, fue una simple cena y...
—No se necesita nada comprometedor para iniciar un chisme, lo hiciste subir a tu habitación, y los paparazis no necesitan más.
—Qué cruz... Esto nunca me había pasado antes.
—Es por Aidan —admitió Erin con tranquilidad, y Linda casi pudo imaginársela encogiéndose de hombros—, él atrae demasiada prensa, pero es bueno para ti—. Linda sacudió su cabeza no muy de acuerdo con esa afirmación; se despidió de Erin y de inmediato entró al navegador de su teléfono para comprobar lo que acababa de escuchar y no necesitó ir muy lejos, con sólo poner el nombre de Aidan en el buscador, ya se podían ver las fotografías de sus últimas actividades, y cómo no, allí aparecía ella. No era agradable que una inocente salida a cenar fuera tan mal interpretada, pero sabía por experiencia que tratar de silenciar el asunto sólo lo agravaría. Se metió a la ducha para alistarse y empezar el día.Ya había firmado el contrato, así que no sería nada profesional echarse atrás ahora y menos por estas razones; toda esta atención mediática era consecuencia de trabajar con Aidan, ya había imaginado que sucedería, pero no de esta manera y por este malentendido.
Cuando salía de la ducha con su cabellera envuelta en una toalla, su teléfono timbró otra vez, ahora, era Aidan.
—Estás molesta por lo que dicen en las redes? —preguntó él, y Linda pudo comprender por su tono de voz que en verdad estaba preocupado.
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CORAZÓN con etiqueta 🖤🔖
FanfictionAutora Virginia Camacho «Saga Príncipes» «Candy Candy animé»