14. Por tí.

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Levanté la vista y le vi. Sentado en el porche de mi casa. Me acerqué rápidamente y me disponía a hecharlo, pero había algo en su mirada que me decía que no estaba bien, y yo sabía perfectamente lo que era.

-¿Kian?, ¿Te encuentras bien? -Negó lentamente con la cabeza repetidas veces y cuando me agaché para mirarle me cogió desprevenida y me abrazó.-

-Te echo tanto de menos. Mierda, te quiero. Por favor, perdóname, no puedo estar así. -Lloraba, y yo quería hacerlo también.-

Le ayudé a levantarse pasando su brazo por mi hombro. Subimos a mi habitación y él decía cosas sin sentido. Le recosté sobre mi cama y le acaricié el pelo.

-Marie, hazme caso. Dime que todavía me quieres. -Le miré a los ojos, para darme cuenta de algo que me sorprendió más incluso que el hecho de que estuviera ahí.-

-Kian...¿Estas drogado?

Pero no hacía falta que me lo confirmara. Sus ojos estaban rojos y hablaba mucho más rápido de lo usual, reconocía esos síntomas, así solía ponerse mi hermano.

Me senté a su lado y apoyó su cabeza en mí regazo, un escalofrío recorrió mi cuerpo seguido de punzada en el corazón cuando le sentí temblar debajo mío.

-Todo estará bien, ¿Vale?

Él no contestó. Miré por la ventana, estaba lloviendo, no podía dejar que se fuera así a su casa, tendría que dormir aquí.

De un momento a otro se levantó y cuando vi aquello le miré horrorizada. Le sangraba la nariz. Cogí el papel que tenía en la mesa y se lo puse, apretándolo con una mano y con la otra puesta en su nuca.

-No quiero que vuelvas a hacer esto nunca más.

-Lo he hecho por tí.

-Yo no te lo he pedido. Esto es serio Kian, no seas un crío. Debes prometerme que no lo harás nunca más. No quiero que te destroces de esta manera. -Retiré el papel y él me miraba a los ojos, expectante. -

-La realidad me destroza aún más, Marie. No tenerte a mi lado me está matando. -Agachó la cabeza e intenté cambiar de tema.-

-Tendrás que quedarte aquí hoy, menos mal que mis padres no están.

Creo que el efecto está comenzando a pasarse, parece que está más tranquilo, por lo que parece, hace más de tres horas que se inyectó.

Me levanto de la cama y cojo unas cuantas sábanas, le doy uno de los pijamas que tiene Sam guardados en mi armario y le ayudo a levantarse.

Le quito la camiseta lentamente y seguidamente los pantalones.

Todo esto era raro, si Kian hubiera estado totalmente consciente, habría buscado alguna manera de que nos liáramos, pero seguía con la mirada perdida en el horizonte. Le ayudé a ponerse el pijama y nuevamente se tumbó en la cama.

-Ahora vuelvo. -Dije y salí de mi habitación con un pijama para mí, dispuesta a ponérmelo.-

Volví a los 5 minutos y seguía en la cama, pero sentado. Me senté a su lado.

-¿Estás saliendo con él? -Preguntó jugando nervioso con sus dedos. Yo cogí sus manos y le obligué a parar.-

-No, y creo que no es el mejor momento para hablar de esto. Debes descansar, Kian.

-No estoy cansado.

-Lo sé, pero por favor, duerme. Mañana te sentirás mejor y hablaremos todo lo que quieras.

-¿Me lo prometes?

-Lo prometo. Ahora venga, duerme, es tarde. -Me iba a levantar de la cama, pero me agarró de la mano y le miré sorprendida.-

-No me dejes, por favor. -Dijo aferrándose a mi brazo. Yo volví a sentarme y me abrazó una vez más. No podía decirle que no.-

-Tienes que dormir, estaré abajo, no te pasará nada.-Respondí acariciándole la mejilla.-

En ese momento me di cuenta de que no quería marcharme, me di cuenta de que no valía la pena negar lo innegable, quería a Kian, y verle tan vulnerable me hacía daño.

-Kian, duerme, por favor.

-Por favor, quédate conmigo.

Trouble. [Kian Lawley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora