20. Problemas en París.

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Os ahorraré los detalles del desastroso viaje en avión hasta París en el cual Kian, a pesar de su fachada de chico malo, no soltó mi brazo en ningún momento.

Tuve que soportar las miradas intensas Jacob desde el asiento de delante cada vez que se giraba. Parecía recriminarme por haberle pedido que viniera, ya que era él quien ahora estaba sentado con una mujer babeándole en el hombro.

Llegamos a París y lo primero que hicimos al llegar a la casa de el padre de Sam fue distribuir las habitaciones. Las parejas juntas, y Jacob tendría que dormir con Kian y conmigo, ya que sólo habían 3 habitaciones con cama. Esto es genial. Nótese la ironia.

-París es precioso, mañana podríamos hacer un poco de turismo, y esta noche vamos a cenar. -Dijo Sam mientras se sentaba en el sofá, a lado de Annia.-

-Por mí bien. -Respondió Kian, ayudando a Caroline a llevar sus maletas a la habitación.-

Jacob se acercó a mi oído y me susurró.

-¿Podemos hablar?

-Claro, habla.

-Aquí no, tonta. Es algo importante.

Salimos al balcón y cerré la ventana, teníamos unas vistas perfectas de la Torre Eiffel.

-Me siento un poco incómodo, ya sabes, todos estáis en pareja.

-Esta es la ciudad del amor, te aseguro que un chico como tú puede encontrar a una chica en un pispás.

-El problema es que ya he encontrado a la chica. -Respondió y se mordió el labio.-

-Jacob...

-Lo sé, lo sé, estás con Kian. Pero no puedo evitar quererte.

-Pues inténtalo. Porque de verdad Jacob, yo te quiero, pero no como tú me quieres.

-Y eso me mata. Kian no sabe la suerte que tiene.

-Jake, de verdad. Tú eres genial, la clase de chico que cualquiera desearía como novio. Pero mi novio está ahí dentro, celoso de uno de mis mejores amigos, que por cierto eres tú. ¿Entiendes lo complicado que es esto? Simplemente quiero hacer lo correcto porque no quiero perderte, pero a él tampoco.

-Me alegra poner tu vida patas arriba. -Suspiré.-

-¿Me prometes que no intentarás nada mientras estemos aquí?

-¿Osea que quieres que intente algo cuando volvamos?

-¡No me respondas con una pregunta! -Él rió y to bufé, resignada.-

-Estás muy sexy cuando te enfadas.

-Jacob, para. De verdad, no quiero problemas.

-Puede que yo sí los quiera.

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-Así que...Jacob. Cuéntanos cosas sobre tí. -Dijo Kian, quien, lejos de querer ser amable, estaba deseando que Jacob metiera la pata de alguna manera.-

-Pues verás, Kiwi...

-Es Kiki. O Kian. Y no me llames así, sólo Marie puede hacerlo.

-Amigo mío, si yo fuera tú no dejaría que mi novia me llamara así, es un nombre ridículo.

-¿Qué tal si pedimos la comida? -Soltó Jc, en un intento de calmar la situación.-

-Sí, genial. -Respondió Jacob sosteniendo la mirada de Kian.-

Todos hablaban durante la cena, excepto Kian, Jacob y yo. Supongo que no fue tan buena idea por parte de Sam que Jacob viniera, ya que la tensión podía sentirse.

Al acabar, decidimos dar un paseo, pero Sam y Caroline volvieron a casa con Jc y Annia, quien no se sentía bien. Jacob decidió irse también, enfadado y sin dirigirme la mirada, tal y como lo hizo durante toda la cena.

-Tu amigo es un capullo. -Dijo Kian y agarró mi mano, entrelazando nuestros dedos.-

-No lo es, sólo está un poco...

-¿Celoso?

-Incómodo. ¿Podemos dejar el tema de Jacob? -Él suspiró y asintió. -Hoy la noche está preciosa.

-¿Pero sabes que es más precioso? -Se paró en frente de mí mirándome a los ojos mientras yo sonreía.-

-¿Qué?

-Yo. Soy genial.

-Eres idiota. -Caminé rápido alejándome de él y sentí que su paso se aceleraba hasta que quedó detrás de mí y me abrazó.-

-Y tú eres preciosa.

-Cretino. -Dije y crucé os brazos.-

-Niñata.

-Imbécil.

-Guapa.

-¿Quieres besarme de una vez?

Me guiñó un ojo y puso sus manos en mi cintura, acercándome a él.

Rozó sus labios contra los míos y sonrió, de una manera que hizo que me derritiera.

Me besó justo cuando empecé a oír una música de fondo, La vie en rose, seguramente tocada por algún artista de la calle.

Todo esto era como una de esas comedias románticas en las que chico conoce chica, se enamoran, van a París y se besan bajo la luna al ritmo de esa canción, que es justo lo que pasaba. Por lo cual costaba creerlo.

Cuando nos separamos y me sonrió supe perfectamente que aquello era lo que quería.

Quería a Kian, a pesar de sus prontos, de su mal humor y de sus estupideces, y nada ni nadie podía cambiar eso. Nada podría estropear lo nuestro esta vez.

O a lo mejor sí.

Trouble. [Kian Lawley]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora