#9- depresión

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Intenté abrir mis ojos pero me pesaban, continúe intentando hasta que logré abrirlos por completo.

Estaba en un lugar el cual nunca había visto, paredes blancas lo que me hizo saber que aún continuaba en la casa de él jefe, pero esta no era mi habitación, ni la de Ema. La puerta se abrió dejando ver a un hombre de mediana edad, vestía unos jeans, camisa blanca y corbata, se acercó a mí.

- veo que despertó, señorita.

-¿Que pasó?- pregunté, llevando una mano a mí cabeza pues me dolía.

-¿No recuerda nada?.

- no.

- bueno, pues sé desmayó.

-y ¿Usted quién es?.

- disculpe señorita, mi nombre es Frank Jares, soy el doctor de la familia Martínez.

- ah, ¿Cuanto llevaba desmayada?.

-desde ayer, está mañana despertó pero volvió a desmayarse al instante.

- y ¿Eso porque?.

-bueno pues usted seño...

- flaca- el doctor no termina de hablar, gracias a la interrupción de Welphys, quién en seguida se acercó a mí y me abrazó, yo no le correspondí.

- continúe doctor, que es lo que tengo- dije hechandole una mala mirada a Welphys, quién respondió regalándome una sonrisa.

- señorita, ¿usted necesita tomar algún medicamento, y a dejado de tomarlo?

Esa pregunta me incómodo, el doctor me miraba esperando respuesta y Welphys también, los ojos de este último se clavaron en mi, mis manos  empezaron a sudar, y la aguja de la introvenosa se sentía más que nunca.

- Aida, ¿Que pasa?, Responde Flaca- pasé mi lengua por mis labios intentando humedecerlos.

-e...yo...- no podía articular palabra alguna.

- Señor- habla el doctor- podría dejarnos a solas.

-¿Que?, No, no la dejaré sola- Welphys levanto la voz inesperadamente y el semblante del doctor pasó a dejar ver el miedo.

-se...señor, creo que ella se sentiría mejor si me lo contara a mí.

- esta bien!, Pero vuelvo en seguida.- y salió.

- señorita, debe decirme, o puede ser peor.

- yo...e... sí, tomaba medicamentos- solté al fin.

- y, ¿Que tipo de medicamentos?.

- para la depresión- dije en un susurro.

- ¿Disculpe? No la escuché.

- para la depresión- dije más alto.

- ¿Sufre de depresión?.

Que no es obvio idiota.

-si, señor.

-oh- y ahí está lo que yo no quería, una maldita cara de pena.

-no me tenga pena, no me gusta- dije cortante.

- disculpe, y ¿Su doctor le quitó los medicamentos?, Le dijo que ya no debía consumirlos.

-yo dejé de tomarlos por mi cuenta.

- ese es el problema, señorita. ¿Cuanto tiempo lleva sin tomarlos?.

- un mes.

- eso es peligroso e irresponsable.

- Doc, Por fa no  Le diga nada a Welphys, no quiero que sepa que  sufro depresión.

- señorita, si yo no le digo, el me matará, literal.

Después de preguntarme algunas cosas, como el tipo de medicamentos que tomaba y eso, el doctor salió y unos minutos después entró una chica con una pequeña bandeja, dejando ver jiringas y pequeños frascos con líquido dentro.

- mi nombre es Paola Gil, puedes llamarme pao- ¿Que tanta gente es que conoceré hoy?- yo seré tu enfermera personal.

No dije nada, la verdad es que no estaba de humor, me dolía un poco la cabeza y tener que hablar de mi enfermedad, (si, porque la depresión es una enfermedad), no me agrada, no me gusta que la gente me tenga pena. La chica inyectó algo por el caquete de la intravenosa.

-¿Que es?.

- te ayudará con el dolor de cabeza y está otra- dice tomando el otro frasco- es para evitar que te vuelvas a desmayar o que acaso llegues a tener mareos.

Terminó de medicarme y tomó una muestra de sangre, me hizo hacer mis necesidades en unos frascos y se los llevó, me dió vergüenza más que otra cosa.

Welphys entró y se sentó a mi lado en la cama, por la cara que traía, sé que el doctor le contó mi problema.

- Depresión ¿por qué? - pregunto, pero a diferencia del doctor sus gestos no eran de pena, eran más tristes.

- no es algo de lo que quiera hablar- dije y volteé la cabeza, poniendo mi vista en la pared, quería llorar, pero no lo haría, no frente a él, no se me a olvidado que solo soy su próxima mula.- y dijiste que sabías todo de mí, o ¿No?.

- pero eso no lo sabía flaca.

-no me digas flaca, que aún recuerdo la discusión que tuvimos antes de todo ésto.

- si, y hablaremos de eso después, ahora solo quiero que te recuperes- y dejó un suave beso en mi frente- te amo, y si no quieres hablar sobre tu depresión, lo entiendo cariño.

- todo empezó despues que murió mi papá- y sí, empecé a hablar, no sé, pero necesitaba sacarlo.

Empecé a contarle desde lo que pasó con mi papá, que lo maté y que fue así como mi mamá empezó a odiarme, él no habló, no se sorprendió, lo que me dejó saber que esa parte de la historia el ya la sabía.

-Luego de qué ella se fue del hospital con mi hermano, estuve sola, noche y medio día, cuando me dieron la de alta, y ningún adulto apareció para firmar y nadie estaba conmigo, mi mamá no había dejado nada para que pudiesen contactarla, por lo que fui llevada a una casa-hogar de monjas, estuve allí hasta que las autoridades lograron ubicar a mi mamá y fue obligada a hacerse responsable de mí, y volví a vivir con ella y mi hermano, vivíamos alquilados ya que mi casa se había quemado, mi mamá ya no me trataba igual, y eso ayudó a que mi depresión diera inicio verdaderamente, no dejaba de decirme que era asesina, tanto así que casi no decía mi nombre, era tipo " asesina baja a comer" - pude notar como Welphys abrió los ojos como plato, tomé aire y continúe- no me daban ganas de nada, solo quería estar encerrada, lloraba todo el tiempo y casi no comía, luego empezaron los pensamientos suicidas, y cuando tenía trece años lo intenté, me tomé más de 24 pastillas que robé de la habitación de mi mamá, eran para dormir y eso, no sé quién me encontró, nunca lo supe solo sé que desperté en un hospital y fui transferida a un psicólogo donde empezaron mis tratamientos, pero luego de eso intenté acabar con mi vida de nuevo, a los 15, a los 18 y a los - no sabía si continuar, pero lo hice- y a los 22- si, hace dos años - y entonces hace un mes decidí dejar de tomar esa porquería y dejar de asistir al psicólogo, al final nada de eso me a hecho ni me hará olvidar que maté a mi papá, y que arruiné mi familia- listo, hablé, pero ahora venían las incontrolables lágrimas, y esta vez no pude pararlas, en cuanto empezaron a salir el me pegó a su cuerpo y me abrazó, lloré no sé por cuánto tiempo, lloré en su pecho pero me sentí bien.

No sé qué quiere este hombre conmigo, no sé si de verdad sólo estoy aquí para ser su mula, para pasar su droga, pero él me hace sentir bien, su sonrisa, sus ojos, todo él, me hace sentir bien.

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Ily😍😍😍

Novia de un NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora