#16- somos monstruos.

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Trataba de abrir los ojos y no podía, la luz me hacía volver a cerrarlos, lo intenté unas cuantas veces más hasta que con esfuerzo los mantuve abiertos.

Estaba en una habitación, todo era blanco y eso ya no me sorprendía, lo que me sorprendía era que aún yo estaba en vida, pensé que moriría, pensé que no lo contaría, pero el dolor de mí abdomen y de la cabeza me hace saber que estoy viva.

Había una intravenosa en mi brazo, y de mi pecho salían una serie de cables que iban conectados a unas máquina, un hombre estaba a mi lado, me miraba cuidadosamente y de vez en cuando miraba una pantalla, y el  contenido de ella que yo no lograba ver, lo único que se escuchaba en la habitación era un "pi_ pi_pi_".

-¿Me escucha señorita?- pregunta él y yo solo asiento con la cabeza.

- ¿cuántos dedos vé?.

- cua...tro- respondo.

-perfecto y ¿Cómo se siente?.

Le expliqué a quien supongo es el doctor, las partes que me dolían y él me dijo que era normal, y que con unos medicamentos el dolor pasaría, que debía mantener un tiempo en reposo total.

Yo aún no entendía nada, no sabía cómo había llegado allí, no sabía dónde estaba, lo único que recordaba era que había disparado un arma, que había acabado con la vida de un hombre, las lágrimas amenazan con salir. Me siento sucia, y la culpa está empezando a crecer en mí.

El doctor se disculpa y sale cerrando la puerta detrás de él. Las lágrimas empezaron a salir, el solo hecho de pensar en que le quité la vida a una persona me hace asquearme a mí misma, mi mamá tenía razón, yo soy una asesina.

La puerta se volvió a abrir dejando ver al jefe con una barba de días, el pelo despeinado, está más flaco aunque sigue con una figura bien formada.

Sus ojos se clavan en mí, y casi corriendo se acerca.

- ¿Que pasa? Mi amor, ¿Porque lloras?- suena preocupado, mientras que con sus dedos limpia las lágrimas saladas que ya habían empapado mi cara.

-lo maté, lo maté Welphys lo maté- era lo único que salía de mí, me sentía impotente, por no poder hacer nada para volver el tiempo atrás y no haber hecho lo que hice.

- mi amor, fue en defensa propia- entonces él lo sabe.- no pasa nada, nadie va a juzgarte así que deja de hacerlo tú.

- es que no entiendes, no merezco ni estar viva, no merezco nada, no los merezco a ustedes, ya van dos personas a las que mato, soy un monstruo, soy un monstruo- sollozaba, mientras el pasaba su mano por mí pelo.

- mi amor, tú mereces todo, lo mereces todo, si no hubieses disparado, la muerta aquí serías tú, el no iba a dudar en matarte, fue en defensa propia bonita.

- ¿y mi papá?, ¿El que?, ¿También fue en defensa propia?.- mi voz salía elevada, me esforzaba tanto al gritar, que mi herida y mi cabeza cada vez dolían más, pero no me quejaba, me merecía ese dolor y más.

- eso fue un accidente Aída- su voz también se elevaba.

- soy una maldita Asesina- grité, y el dolor está vez fue tan fuerte, que por inercia solté un quejido bastante fuerte y mi mano viajó a mí abdomen.

- mi amor, no te esfuerces- y ya su voz era suave.- quiero que te recuperes, que dejes de llorar y descanses, mañana será un gran día.

No sé a qué se refería con lo de gran día, solo sé que sin darme cuenta me había calmado, estar con él me hace bien, me calma y es la única persona que no me juzga, lo que me lleva a una conclusión.

Él no me juzga porque es igual a mí, ambos somos asesinos, ambos nacimos para matar personas, el en su negocio y yo, lo mío es por naturaleza, somos monstruos.

- Welphys.

- ¿si flaca?.

- ¿a cuantas personas has matado?- debía preguntar.

Él no respondía nada, sus ojos permanecían en los míos y luego bajó la mirada a mi mano.

-¿Porque preguntas eso?.

- curiosidad.

- la verdad, es que no lo sé.

- ¿Muchas? - mi voz salía como un susurro.

- muchas- y la suya era triste, como si no le gustara el ser lo que es, el ser lo que somos.- pero no es por placer princesa.

- tranquilo, no me expliques nada, creo que tú y yo nacimos para lo mismo.

- ¿De qué hablas?.

- de que te amo- cambié el tema en seguida.

Él parecía sorprendido por mis palabras y sus labios se estamparon contra mi reseca boca, remojando la con la suya, el beso era lento pero apasionado, yo le correspondí y el cortó nuestro beso y me susurró en los labios.

- yo también te amo.

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No sabía qué hora era, pero ya el doctor me había atendido e inyectado varias cosas, el dolor ya no era tan fuerte. Susana, que me había alegrado la noche anterior con su presencia, ya me había traído el desayuno, una sopa que por cierto no sabía a nada, según ella y el doctor no puedo comer normal por un tiempo.

Susana me ayudó a medio bañarme por así decirlo y cambiarme, me habían retirado la intravenosa, por una supuesta sorpresa que tienen preparada para mí, pero en cuanto termine me volverán a entrar esa maldita aguja.

Me extrañaba el hecho de que Susan me arregló el pelo como si fuésemos a una pasarela, haciendo un moño alto bastante sofisticado, y me mandó a vestir con un elegante vestido azul marino y zapatos bajitos negros, según ella sería peligroso y estúpido usar tacones en mi estado.

- señorita- Susana llama mi atención.

- ¿Que pasa?.

- me iré a arreglar y en un rato vengo por usted- yo solo asiento- por favor no salga, no les valla a arruinar esto a Ema y al señor.

- ustedes harán que vuelva a caer en coma, tengo curiosidad- respondo con una sonrisa en el rostro.

- solo espere señorita

- esta bien.

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Desde la clínica...😑 Me voy a morir, lo sé...

Ily😍😘

Novia de un NarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora