Capitulo IV

1.2K 109 18
                                    

¿Dónde estaba Terry? Le había dicho que hablaría con ella en el baile de los Kelly. No se lo había imaginado, lo recordaba con toda claridad. Se lo había prometido antes de deslizarse por la terraza de la mansión Cartwright.

—Entiendo que usted, eh... reside actualmente en, ah... casa de los Cartwright, ¿no es así señorita Ardlay?

—¡Ah! —Candy se sobresaltó y se pinchó con la hoja de una palmera, había olvidado que el señor Mousing, o el Ratón como lo llamaban los bromistas, estaba junto a ella entre el follaje. Era un bajito y delgado caballero, con los hombros ligeramente encorvados, orejas grandes y pelo marrón claro, que se retiraba en la parte de atrás de la cabeza. —Me ha asustado.

El Ratón frunció el ceño, —no sé cómo he podido hacerlo. He estado junto a usted los últimos diez minutos, O quince. Sí, creo que han sido quince. Pero siento mucho haberla asustado. No quise hacerlo. —Nunca había sobresalto a una mujer. Ni a un hombre, por cierto, por lo menos no intencionalmente. Yo...

—Sí, sí, estoy segura que no asustaría ni a una pulga, señor Mousing, y no me habría sorprendido si no hubiese estado ensimismada.

—¿Ensimismada? Ah. Siento mucho haber interrumpido sus pensamientos. Me quedaré aquí en silencio hasta que haya terminado, ¿de acuerdo? A menos que eso también la asuste.

Candy quería gritar, pero eso sorprendería a la élite presente en el salón. Cielos, podrían pensar que el Ratón estaba haciendo algo para provocar su grito. Qué absurdo. Se rió. —El Ratón frunció el ceño de nuevo.

—¿He dicho algo que le divierta, señorita Ardlay?

—Oh, no, —fue sólo un pensamiento repentino. Por favor, no me lo tenga en cuenta.

—Muy bien.

El Ratón asintió y siguió mirándola fijamente como si esperara un trozo de queso. ¿Qué quería este hombre? ¿Había dicho algo para empezar esta absurda conversación? Oh, cierto! Le había preguntado en dónde se alojaba ella. Qué pregunta tan extraña. ¿Por qué lo querría saber?

—¿Me ha preguntado si me alojo en la casa de los Cartwright?

El Ratón asintió, repentinamente impaciente. Extraño, muy extraño.

—Sí, mi madre y yo residimos actualmente allí. La señorita Mary James está de viaje, y como el pobre señor Cartwright...

El Ratón dio un suspiro apenado con olor a ajo, Candy retrocedió un par de pasos.

—Sí, pobre Peter. Se nos ha ido muy pronto, ¿no? ¡Que trágico! —Se aclaró la garganta. Era un artista, sabe.

—Sí. Un escultor. —El Ratón asintió.

—Pero también dibujaba bocetos. ¿Sabía usted eso? —Los pequeños ojos del Ratón brillantes parpadearon hacia ella, mostraba una expresión de pesar, respetuosa, aunque Candy juraría que vio una chispa de algo en su mirada.

¡Dios mío! El Ratón conocía la existencia del boceto. —Podría ser una de las figuras del dibujo. —La idea de que el señor Mousing participara en una orgía, era a la vez absurda y repugnante.

—Creo que los escultores a menudo dibujan sus temas, antes de comenzar a trabajar en las estatuas. —Comentó Candy. El Ratón afirmó.

—Pero Peter también dibujaba... escenas... eh, detalles.

Candy dio otro paso hacia atrás. —Estoy segura que lo hizo, pocos artistas trabajan exclusivamente en una disciplina, mi madre pinta, pero a veces también dibuja..—La hermana del Peter es una pintora muy buena. Ella es... Cómo podría desviar la conversación hacía Peter?...—Ha visto alguno de los bocetos de Peter exhibido por la casa?

Espia por errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora