Capitulo XIV

1.1K 106 22
                                    

—¿Hay algo más que necesites esta noche, Candy?

Candy notó que las manos de Dorothy estaban deseosas de trenzarle el pelo, pero aún estaba un poco húmedo.

—No, Dorothy, gracias.

—¿Estas segura que no quiere que te recoja el pelo?

—Sí, lo estoy. No me gusta irme a la cama cuando está húmedo, se seca más rápido cuando lo dejo suelto.

Candy se miró en el espejo del tocador; la mayoría de los arañazos ya se habían desvanecido, y si el que quedaba en su frente seguía siendo visible mañana por la noche, Dorothy podría peinarla con un estilo diferente para cubrirlo. Y si salía durante el día, su sombrero lo ocultaría sin ningún problema. Si ella saliese... Miró la puerta que comunicaba su habitación con la de Terry. Hmm. —¿En dónde encontrarían la siguiente pieza del rompecabezas del señor Cartwright ? Se estaban quedando sin tiempo para resolverlo...—Dorothy frunció el ceño ante el espejo.

—Si no te lo recoges ahora estará hecho un desastre por la mañana, ya lo sabes.

—Lo trenzaré yo misma cuando esté seco.

¿Estaría Terry en su habitación? Dorothy lo sabría, pero Candy no se atrevía a preguntárselo. No quería que su mucama se preguntara por qué estaba tan interesada en el paradero del actor. Dorothy se dirigió a la puerta, murmurando:

—Pelo enredado, demasiados nudos y tijeras.

—Dorothy

Dorothy se detuvo con la mano en el picaporte. —Sí, Candy ...—Su rostro se iluminó, debía de pensar que Candy había reconsiderado la cuestión del trenzado. Candy odiaba decepcionarla, pero odiaba todavía más la idea de acostarse con el cabello húmedo.

—¿Sabes si los demás se han ido esta noche a la velada musical de Michael Leblanc?

El rostro de Dorothy se torció en una mueca. —Sí, Candy, se han ido.

—Ah... —Se mordió el labio para que no sonreír. Podía deslizarse en la habitación de Terry, mientras él estaba fuera, e intentar encontrar la pieza del dibujo que habían descubierto en la galería. Cuando llegaron a casa estaba demasiado agotada para hablar con él. Y después de salir del salón, había dormido una siesta. Su madre le había llevado una bandeja con la cena y había intentado sonsacarle lo ocurrido. Candy pensaba que había logrado salir airosa del interrogatorio. No había dicho nada incriminatorio y su madre se había apaciguado un poco, al menos lo suficiente como para dejarla en paz y dejar que Dorothy la ayudara con su baño. Ahora estaba en camisón y lista para irse a la cama. Pero primero tenía algo que hacer. Tenía que...

—Las damas se han ido. Pero el señor Granchester se ha quedado en casa, supongo que debe estar cansado de tantas aventuras.

Eso tenía que ser, había sufrido la tensión física y mental de intentar controlar el auto.

—Se ha ido a la cama, ¿verdad?

—Oh, no. Sólo se detuvo en su habitación para cambiarse la chaqueta, después de haberte dejado en la puerta de tu habitación, ha estado demasiado ocupado para descansar. Le han llevado una bandeja con la cena a su estudio, pobre hombre. Supongo que seguirá allí.

—Ah. ... —Candy intentó sonar con normalidad, mientras que su estómago empezaba a dar saltos. ¡Bien! —Si empezaba ahora mismo y se mantenía alerta, podía buscar en la habitación de Terry. Se había guardado el boceto en el bolsillo del abrigo, ¿no?...Si tenía suerte, todavía no lo habría sacado de allí, y si lo hubiera hecho, no había tenido mucho tiempo para ocultarlo. —Espero que termine pronto sus tareas... —Pero no demasiado rápido —pensó... —y pueda retirarse a descansar...—pero despues de que ella hubiera encontrado el dibujo —volvió a pensar.

Espia por errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora