Me desperté en una sala cilíndrica enorme, yo estaba en medio de ella, alrededor de esta había cientos de guardias y podrían caber mucho más allí dentro pero por suerte no, desde que caí inconsciente no me acordaba de que me capturaron, tampoco sabía el tiempo que había pasado, estaba despierto pero hacia todo lo posible para que no supieran que lo estaba, estaba amarrado a más no poder, era difícil moverse un milímetro siquiera, pero tenía que salir de allí como sea, ya no podía ser el mismo de antes, ya no podía ser el nenaza que evitaba todos los problemas escondiéndose detrás de alguien, ya no.
Los hombres de bata blanca que me rodeaban estaba inquietos con instrumentos quirúrgicos de un lado a otro diciendo una y otra vez, “No funciona tampoco, no funciona tampoco, no puedo cortarlo” Suponía que no podía tomar muestras por mi impenetrable piel, ese descontrol había que aprovecharlo, me sentía mucho más fuerte y activo que la última vez, seguro que como de costumbre mi cuerpo tendría que haber cambiado aunque sea mínimamente, mientras casi todos estaban de espaldas mirando los instrumentos que les quedaban, yo forcejeaba lentamente para no llamar la atención, cuando la abrazadera de la muñeca derecha se resbaló lo suficiente como para romperla abriendo la mano, ya llegaba el momento de la acción, cuando rompí la segunda abrazadera derecha intente levantarme pero cinco cinturones en el pecho impedían el movimiento de mi cuerpo pero no de mi brazo ya libre, alargando el brazo como pude me deshice de las dos abrazaderas izquierdas pudiendo así tener movimiento en mis dos brazos y así librarme de los cinturones que me sujetaban, la piel de mis brazos se había desarrollado bastante, ahora era casi toda de color negro y tenía unas garras bastante grandes y afiladas, lo suficientemente afiladas como para poder romper los cinturones solo pasando una de ellas por encima, todo esto lo hice en menos de diez segundos, lo que produjo que las personas que me rodeaban lo tuvieran tiempo a reaccionar, cuando me quité las abrazaderas restantes de las piernas y de mi cola todos los de la sala que no iban armados se abalanzaron contra mí, reaccione con rapidez esquivándoles con un salto hacia una de las mesas, antes de que se giraran hacia mí le di una patada al recipiente que contenían los instrumentos quirúrgicos haciendo que la mayoría de ellas se clavasen con gran fuerza en la pared o en los cuerpos de los médicos produciendo una muerte instantánea o simplemente los atravesaban provocándoles mucho dolor, cuando ya no quedaban médicos vivos o simplemente conscientes los soldados que me rodearon empezaron a disparar a discreción contra mí, salté fuera de la mesa y me cubrí con ella y la camilla donde estaba inmovilizado, cuando me agache un tirón en la espalda me lo impidió, cuando me gire vi que unas prolongaciones de mi espalda se engancharon a la camilla pero tirando un poco pude cubrirme, ya de paso vi lo que me salía de la espalda, y era asombroso y personalmente lo estaba esperando, ya me había salido las alas pero no sabía usarlas por ahora, aunque no era momento de admirarlas, y encima en este preciso instante resultaban inútiles e incluso un bulto molesto ya que eran un blanco fácil, tenía que salir de allí y la única salida era una puerta doble en uno de los extremos de la sala, tenía que hacer un señuelo y no se me ocurría otra cosa que lanzar la camilla hacia la puerta para dejar el camino libre pero no paraban de disparar y cada vez se acercaban más, cuando estuvieron lo suficientemente cerca levanté la camilla y giré sobre mí mismo para golpear a todos a mi alrededor, luego lancé la camilla destrozándola contra la pared, casi todos los del lado de la puerta estaban inconscientes o aturdidos y lo aproveché para salir de allí, no estaba en el mismo sitio que la última vez que me capturaron, este era otro y por lo tanto era desconocido, pero ahora por lo menos ya no tenía miedo en matar a nadie, ya que ellos sin dudarlo harían lo mismo conmigo.
Ya habían dado la alarma y entre unas luces parpadeantes y el típico timbre de alarma todo, me parecía igual que la última vez, corría entre pasillo y pasillo hasta encontrarme a soldados que no tardaron en dispararme y yo en matarles utilizando mis nuevas y afiladas garras que pronto se tiñeron de sangre de los soldados abatidos, todos los soldados que me encontraban no salían con vida y lo único que hacía era dar vueltas, pero ya casi no era humano y tenía que pensar como un dragón, mire hacia arriba y vi la solución, no quedaba otra que atravesar el techo y eso hice, con un potente salto rompí el techo de hormigón y barras de hierro, así una y otra vez asta con los siguientes cuatro pisos, en cada piso había más y más soldados, salí en una especie de gimnasio de techo alto, lo que me impedía que llegase a romperlo, el gimnasio estaba abarrotado de soldados todos armados buscándome, al parecer era la última planta ya que había ventanas en donde entraba luz natural, o eso parecía ya que estaban medio cerradas, mientras miraba a mi alrededor para ver alguna puerta para salir rápido de allí los soldados tomaron posición y uno de ellos chillo ¡¡FUEGOOOO!! Y dispararon todos a la vez, antes de la primera tanda de disparos salté hacia una máquina de hacer pesas, las enormes pesas me protegían de los disparos de los soldados, pero no podía quedarme allí, tarde o temprano me acabaran rodeando y ya sabían dónde estaba, volví a mirar pero la única puerta de salida estaba detrás de los soldados y enfrente solo tenía pared, claro pared si puedo atravesar techos también podré atravesar paredes pensé, la más próxima a mí estaba a siete metros y me hacía vulnerable a las balas pero mi piel era lo suficientemente dura como para poder soportarlo, cada seis segundos de fuego se paraban y volvían a disparar y yo aproveché ese momento para salir de mi destrozado escudo de plomo e ir directamente hacia la pared a máxima velocidad, al impactar contra la pared con la cabeza por delante, la pared tembló pero lo máximo que hice es una enorme grieta por donde pasaba pequeños rayos de luz y una leve brisa veraniega pero muy seca, los soldados empezaron a disparar otra vez todos juntos hacia mí, como la espalda la tenía mucho más desarrollada no tenía problemas en las balas pero aun así las sentía y unas me dolía más que otra, no podía detenerme, ya que la pared estaba a punto de ceder, di dos pasos hacia atrás con el puño derecho levantado di un fuerte puñetazo a la pared, esta se volvió a agrietar más creando un gran estruendo, pero ya el segundo puñetazo hizo que cediera creando una gran cortina de humo de color marrón que se iba aclarando con el paso del tiempo, los solados dejaron de disparar ya que la pared se había caído entera y lo único que se escuchaba en el ambiente era pequeñas piedrecitas moviéndose, la tos de los soldados y mi corazón latiendo a gran velocidad, cuando el polvo de la pared se quitó casi por completo pude ver el lugar en donde me encontraba, esa brisa veraniega provenía del gran desierto que me rodeaba, solo veía arena y más arena a mi alrededor, mis pupilas se dilataron casi de inmediato produciéndome un gran dolor en los ojos al apreciar el gran brillo del enorme sol que tenía encima, cuando desapareció todo el polvo una alarma parecida a la de alerta de bomba empezó a sonar por todo el lugar alertando a los guardias que estaban en el exterior de que me había escapado, después de escuchar un gran estruendo parecido al de un motor arrancando.
No tenía tiempo en crear una estrategia de huida, la zona parecía grande, y en los límites del campo habían vallas de dos o tres metros de altura que para colmo eran triples y con la valla del medio electrificada, pero bueno, mientras aún se levantaba el polvo, todos los soldados que me rodeaban no podían verme, pero yo a ellos sí, no había tiempo de luchar, habían demasiados, y encima había varios vehículos motorizados con armas de gran calibre.
Mire a mi derecha y luego a mi izquierda, el mejor camino para ir era el derecho, era pequeño y el viento estaba empujando el polvo a esa dirección, me puse a cuatro patas y de un potente salto me dispuse a avanzar por aquel campo a una velocidad de vértigo, aun habiendo polvo, los guardias me vieron salir de la humareda y dispararon sin dudarlo después de gritar que el enemigo estaba allí, corrí hacia la valla del exterior con mis garras corte los alambres como si fuera mantequilla, y la segunda tenía miedo después del problema con los tassers pero joder era eso o que me pillen, rápidamente levante mi brazo y pegué un gran corte a la valla, después de que mi cuerpo absorbiera la energía de un rayo, mi brazo se encogió, y me encontraba entumecido pero consciente, y el segundo corte lo hice con el brazo izquierdo y paso exactamente lo mismo, pero el triple de fuerte que antes, atravesé la valla electrificada, llevándome unos cuanto calambres de regalo, pero no se acercaba no de lejos al dolor de antes, la tercera valla fue una liberación, en muchos sentidos, cuando salí de allí mi cuerpo aún estaba soltando pequeñas descargas al suelo, era tal la cantidad de voltaje que tenía esa valla, que cada vez que mis garras se unían saltaba un leve chispazo que poco a poco se iba consumiendo por suerte, e iba recobrando mis fuerzas, fue una gran idea la de traspasar la valla ya que los soldados no me podían seguir por allí sin llevarse una descarga, pero había más de una salida para ellos por desgracia para mí.
Mientras pasaba por la primera duna pude admirar por un instante la inmensidad del desierto, y el gran esfuerzo que supondría atravesarlo, en más o menos tres segundos una docena de coches y un helicóptero salió de aquella base, ya me encontraba mejor, relativamente mejor, me puse a correr a dos patas pero me parecía incómodo y poco eficiente, y pensando como un dragón, me puse a cuatro y fue una gozada notar tal velocidad y comodidad al mismo tiempo, pero aun así los coche eran más rápidos que yo, y si no lo eran sus armas si, era una carrera por la supervivencia, por ,mí supervivencia, no sabía qué hacer y sabía que no podía estar corriendo toda la vida, el primer coche que se me acercó intento atropellarme, que error cometió, me metí bajo el chasis del coche y con mis garras empecé a destrozar los bajos de aquel vehículo dejándolo inservible, aunque aún avanzaba por inercia, que gracias a eso embistió a gran velocidad a otro coche haciendo que volcaran los dos, yo mientras tanto estaba enganchado en uno de sus ejes inmóviles que cuando volcó el coche explotó, pero yo salí por los aires a tiempo como para caer encima de otro coche que esquivaba la explosión, me metí por el agujero de la ametralladora y mate al conductor y a dos soldados más que me apuntaban con sus armas, mientras el coche continuaba funcionando aproveché e intente envestir a los demás coche que me estaban disparando con sus enormes ametralladoras, pero solo tuve tiempo de envestir a un par de vehículos cuando el helicóptero que hasta ahora era solo un mero espectador abrió fuego con uno de sus misiles a mi coche, estalló en llamas conmigo dentro, dio un salto de unos cinco metros y calló del revés, arrastrándose por la arena pocos centímetros, aún estaba dentro del vehículo envuelto en llamas, pero si los rayos de una valla no me hicieron casi nada, y las balas mucho menos, una estúpida explosión no sería ningún inconveniente, me estaba haciendo el duro pero aun teniendo la piel que tenía y todas las ventajas que suponía tenerlo dolía, salí de aquel vehículo rompiendo la puerta de una patada, y salí como pude andando a uno de los coche que habían aparcado enfrente de mí, sangraba por la boca, podía ver como dejaba sangre cuando caminaba hacia los coche, que no dispararon pero quien sí disparó fue el helicóptero con uno de sus bonitos misiles que impactó a mis pies haciendo que saltara tres metros sobre el aire cayendo encima del coche envuelto en llamas, tragué saliva envuelta en sangre y me volví a levantar, mis piernas o patas, ya empezaban a temblarme y ya me costaba mantenerme en pie, mire al helicóptero y volvió a disparar otra vez al vehículo, una gran explosión hizo saltar a mí y al coche otra vez por los aires, yo caí de espaldas dejándome sin aire durante un instante, pero en ese instante que el coche aún seguía en el aire calló encima de mí con todo su peso aplastándome y destrozándome la mayoría de los huesos de mi cuerpo, notaba el dolor en todas y cada una de las partes de mi cuerpo, aún seguía consciente, pero el color se iba desvaneciendo poco a poco, me costaba respirar y tenía la boca llena de sangre, parecía que ese era mi fin, porque tuvo que ser a mí quien le tocara ser ese tal dragón legendario, en mis últimos segundos de vida gesticulé una pequeña sonrisa, y dije como últimas palabra, Alessia te he fallado.
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Soul Of Dragon
FantasyLa historia de un adolescente con el alma de un Dragón muerto cientos de años, su destino es acabar con una guerra que empezó cuando este murió, con el traspaso de la historia nuestro protagonista se hará más fuerte y aprenderá la verdad sobre su hi...