Capítulo 7 Pillado

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Después del instituto no me apetecía comer, estaba un poco cansado, y no puede ser por no haber dormido, todo había transcurrido normal como siempre, pero me sentía raro, no estaba mareado pero si me dolía la cabeza, le dije a mi madre que no quería comer y me fui a mi cuarto a dormir, estaba muy raro, nunca me había sentido igual, no me puse el pijama simplemente me tire en la cama y me dormí al instante.

Me desperté cerca de las diez de la noche, me molestó despertarme tarde pero no era lo que más me molestaba, me dolía la espalda, toda la espalda, como pude me levanté y me fui al baño para ver lo que era que me dolía, me levanté la camisa, me costó un poco porque se había quedado enganchada con algo, me la quite de un tirón y raje la camisa sin quererlo de una manera muy limpia, cuando me mire la espalda la mancha negra había crecido bastante, demasiado, ya llegaba casi a los hombros, y el diente afilado que antes era muy pequeño ahora era muy grande y no había una si no tres y casi cuatro, toque la punta de uno y sin apretar mucho me hice sangre, estaba asustado, no sabía qué hacer en ese momento, si decírselo a mi madre, si no, estaba confundido, así que mire la camisa y la tire a la basura, bajé las escaleras corriendo y le enseñe a mi madre lo que tenía en la espalda y se puso las manos en la boca y asustada cogió el teléfono y al parecer llamo al hospital, mi madre pidió que le pasaran con el médico Serrano que era el que me atendía siempre que iba, mi madre le dijo lo que tenía en la espalda y le pidió que le mandara una foto de lo que tenía actualmente, esta me la hizo con su móvil y se la mandó, mientras le llegaba le dije a mi madre que no era buena idea mandarle eso pero no me hizo caso, al mandarse la foto el médico se quedó callado y me madre le preguntó si era grave, una pregunta muy absurda, el médico le dijo que pronto la llamaría y colgó sin más, mi madre dejo el teléfono y me dijo que me pusiera otra camiseta, en lo que tarde en subir y ponerme otra camiseta llamaron a la puerta, era una ambulancia pero de color verde oscuro, cada vez me daba más mala espina esa situación en la que me encontraba, mi padre abrió la puerta mientras mi madre me dijo que bajara, al bajar me encontré con unas médico muy raros nunca los había visto en el hospital y por la cara de mi madre ella tampoco, ellos me dirigieron al furgón de la ambulancia y pararon a mi madre que venía detrás de mí y le dijeron que no podía venir, no le pareció justo a mi madre pero a mí ya me habían metido en el furgón, estaba claro, no era un coche de la ambulancia y nunca lo ha sido, tenía una camilla en medio pero alrededor unas pantallas y cosas muy complicadas de explicar, cerraron las puertas y el furgón pego un gran acelero que a mí me echo para atrás menos a los que habían dentro, estos me dijeron que me tumbaran pero yo no quise hasta que me dijeran a dónde íbamos, porque estaba claro que no íbamos al hospital, los médicos no dudaron un segundo y me cogieron de los hombros y me tumbaron en la camilla boca abajo, en ningún instante dejé de forcejear para librarme de ellos hasta que pude ver a un médico preparando una jeringuilla enorme con la que me pincharon en el hombro derecho, seguramente era un calmante o algo porque perdí las fuerzas y me desmallé.

No recuerdo a donde fui o donde estuve una de las veces cuando me desperté estaba en una especie de quirófano ningunas de las personas que tenía a mi alrededor las conocía, no podía moverme no tenía fuerzas ni para mantenerme despierto, estaban sacando objetos quirúrgicos que suponía que lo usarían contra mí, no podía hacer nada y eso me asustaba aún más, uno de los médicos estaba inyectando en mi brazo algo que no sabía que era hasta que antes de desmayarme de nuevo, escuche decir al doctor que así se mantendrá tranquilo y di un respiro profundo y me dormí.

Me volví a despertar en una sala blanca con mucha iluminación, no era la misma sala de antes, en ese cuarto había un par de mesas con instrumentos quirúrgicos una puerta plateada y un enorme espejo, ya había visto demasiadas películas como para saber que ese espejo por detrás había un cuarto donde posiblemente me estaban observando, me intente levantar pero estaba atado desde las piernas hasta el cuello, literalmente no podía moverme, no sé cuánto tiempo llevaba allí pero había cambiado algo en mi cuerpo, mis manos eran otras, podía notar como en vez de uñas tenía una especie de garras muy afiladas y notaba una presión en la parte baja de la espalda, no me había dado cuenta de que estaba entrando un par de médicos escoltados por cuatro militares, no dijeron nada mientras estaban allí pero yo no paraba de preguntar ¿Qué pasaba?, ¿dónde estoy?, pero lo único que dijeron es que me callara de una puta vez, el médico que estaba al lado saco una jeringuilla y me dijo que esto me hará que me vuelva a dormir, no pude consentir volver a dormirme y que hicieran más pruebas conmigo, mientras me pinchaba y me inyectaba su contenido en el brazo no pare de tirar y me liberé uno de las mordazas de las muñecas, con ello me quite el del cuello y el de la otra muñeca, no tardaron en abalanzarse en mí para poder pararme pero pude quitármelos de encima los médicos asustados no sabían que hacer y salieron huyendo, mientras me quitaba el amarre de la cintura y de las piernas uno de los militares cogió su pistola y me disparo puse las manos delante de mi cara y desvié la bala, pero no con mis manos sino con una cola, con mi cola, debía ser eso lo que me molestaba antes pero no había tiempo, dos de los cuatro militares estaban inconsciente otro estaba mirándome con miedo, yo también estaría así pero el otro intento atacarme con la jeringuilla, se podrí decir que le di un zarpazo y partí la jeringuilla en cuatro trozos y le arañé en el cuello, fueron movimientos involuntarios, no me pare a pensar lo que hice solo cogí y salí corriendo por la puerta, no sabía a donde iba y no había nadie solo se escuchaba los altavoces gritando que el prisionero se había escapado, estaba mareado el médico le había dado tiempo a inyectarme lo suficiente como para estar cansado, iba dando pasos torpes, me iba chocando con todas las paredes y mi cola también, vi una puerta de madera semia-bierta por donde sin dudarlo entre y la cerré, como pude, no se veía nada parecía que estaba en un cuarto de escobas sin más, allí pude sentarme y pensar en lo que estaba sucediendo, sabía que nada podía salir bien y se lo dije a mi madre pero ella no me hizo caso y ahora estaba en esta situación por su culpa, pero no era por su culpa también era la mía por no haberle dicho lo de las visiones pero ¿Qué iba a pensar ella? Yo hubiese pensado que estuviera loco pero ¿qué iba a hacerle yo? Y lo más importante ¿Había matado al militar al que arañé?, no quería preocuparme más e intenté encontrar el interruptor de la luz que estaba a la izquierda de la puerta, le costó un poco encenderse del todo el cuarto pero al parecer no era un cuarto de escobas era un pequeño almacén, allí pude verme el cuerpo, no llevaba la ropa que me puse, llevaba ropa de hospital una especie de pijama blanco no sabía lo que tenía en la espalda pero si mi cola, era negruzca con una especie de dientes afilados y terminado en una especie de cuchilla plateada y mis manos ya no tenían uñas eran garras como las de un león pero plateadas y súper afiladas.

En esa habitación solo había cajas desperdigadas unas llenas de papeles con números y otras bacías y me moví por aquel cuarto para ver si había otra salida, el mareo se me estaba pasando y poco a poco estaba recuperando las fuerzas, es ese cuarto no había más puertas pero mientras buscaban intentaron entrar por la puerta por donde entre yo, no sabía cuántos eran solo me escondí mire encima encima de una caja y eran tres militares con armas de gran potencias, no sabía que hacer intente dar un rodeo, pero mi torpe cola se chocó con una pequeña torre de cajas e hizo un gran estruendo, los militares empezaron a disparar hacia las cajas pero yo no estaba alejado de estas y no me dieron, pero salí corriendo a más no poder, uno de los militares me vio salir por la puerta y ordeno bajar las armas para ir detrás de mí, ya había recuperado casi todas las fuerzas, lo suficiente como para ir más rápido que ellos, no sabía a donde iba solo iba por los pasillos por donde no había nadie, me estaba persiguiendo mucha gente que no dudaron en disparar, muchas de esas balas llegaron a alcanzarme y otras las desvié con la cola y al parecer con la mancha de mi espalda que también era lo suficientemente dura como para parar una bala, pero había partes de mi cuerpo que no era impenetrable como en la pierna donde me habían disparado dos veces, pero no pare de correr.

Al fondo de uno de los pasillos había una puerta abierta con una escalera en su interior, ya dentro de ella no paraba de subir y ya sentía la libertad, las escaleras solo iban para arriba, la última planta solo tenía una puerta no dos como en las demás plantas, pero esa puerta estaba cerrada y no podía charla abajo, cabreado y asustado le di un puñetazo con la mano izquierda y salió volando, la partí como si fuera mantequilla, estaba en una azotea era creo que un  noveno o décimo piso, no había más edificios a los alrededores como para poder saltar, ni siquiera había civilización estaba en una especie de prisión en medio del agua, no me dio tiempo a pensar que maníaco chiflado se le ocurriría hacer un edificio allí cuando salieron de la puerta militares, no sabía que hacer estaba en el borde del edificio y los militares me estaban apuntando con sus armas y no paraban de salir más del edificio así que la situación me obligó a saltar y a caer en picado hacia el acantilado mientras caía no podía pensar solo notaba el viento humedecido y como las rocas se acercaban rápidamente a mí.

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