2. No es una cita

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El trabajo en Starbucks siempre es ajetreado. Vivir Los Ángeles también lo es. A veces suelen haber días tranquilos, pero son raras esas veces. Lunes, de vuelta a la rutina. Llego siempre temprano y empiezo con mis labores, esta vez me toca ir al mostrador. Eso es lo que más me gusta, interactuar con los clientes y ganarme propinas. Era buena socializando.

Mi turno terminaba a las dos pero después de almorzar regresaba de 5 a 8 y media. De lunes a sábados. Esa era mi rutina.

Dallas me mira llegar pero no dice nada, y a mi ni me importa. Que se pudra. Sí, él era mi ex, un completo idiota aunque un besador increíble.

Aun no entraba a ninguna universidad. Desde que me mudé de la casa de mis padres he sido lo suficientemente independiente, yo diré cuando ingrese. Bueno, cuando postule en primer lugar.

Mi jefe me da algunas indicaciones y después me deja ir a trabajar. Lo mismo de siempre. Gente de todas las edades llegando a tomar el clásico café, donas o galletas artesanales para acompañar. Son pocas personas las que piden otra cosa. Lo más pedido son los americanos y los jugos de fruta. Ok, Dallas está mirándome de nuevo e intento ignorarlo.

-¿Necesitas algo?- pregunté fastidiada cuando se acercó supuestamente a limpiar el mostrador cuando ya lo había limpiado hace media hora.

Él sonrió - Te ves muy linda hoy- dijo con esa sonrisa de galán. Idiota ¿por qué era tan guapo? Lo odiaba

Ni siquiera lo miré 

-Aunque eres más linda sin ropa- dijo después de un rato

Cretino.

Enarcando una ceja, presioné disimuladamente el botón de la máquina donde estaba el agua caliente y tras escuchar su grito de dolor, sonreí

-Y a mí me gustan tus pelotas hervidas en agua caliente- espeté entre dientes antes de darme la vuelta y salir de ahí

Dallas era un completo cabrón. Según él se enamoró de mi pero después se acostó con mi hermana mayor.

Lo soporto solo porque es mi trabajo, y es el único que tengo para pagar mis gastos, pero sinceramente odio tener que hacerlo.

Mi jefe regresa y le cuento lo ocurrido. Afortunadamente él me apoya y manda a limpiar los pisos a Dallas. Me reprende por haber dejado el puesto solo y luego me pide que regrese. Digamos que según Marcia, mi jefe me ama porque soy como la miel del lugar. Hay un grupo de chicos que vienen solo para que yo los atienda, son unos niños de papá, unos tontos engreídos. Pero dejaban buenas propinas.

Mi día termina y cuando llego a mi lugar me tiro de frente a la cama, estoy muerta. Mañana es la misma rutina en la mañana... pero en la noche.... en la noche hay nuevos planes.

Me pregunto cómo se llamará, no tengo ni la menor idea


(....)




-Marcia, déjame trabajar - le dije a mi amiga cuando a cada rato me llamaba

-Oye, no seas una mal agradecida, estoy consumiendo- dijo ella ajitando su galleta antes de darle un mordisco

Sonreí de lado - Mars, gracias, pero debes dejar de comer tantas galletas choco chips, ¿no estabas a dieta?- pregunté

Ella rodó los ojos-  Sabes que siempre digo eso pero al final termino comiendo lo mismo, además tengo hambre- dijo bufando para luego dar un nuevo mordisco a su galleta

-Entonces, solo te daré un jugo de fresa y luego vamos por ahí, ya termina mi turno - le dije mirando reloj

-Okey mi Jade- dijo arrugando la nariz

Siempre hay una primera vez para todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora