37. Deseos cumplidos

49 9 1
                                    


Jade's pov

Las manos de Luke acariciaban mi cintura y espalda sin remordimiento alguno. Su boca era exigente, chupaba y mordía con necesidad y por mi, no había problema. Estaba dispuesta, más que dispuesta. Llevaba esperando esto por semanas que parecieron una eternidad.

Sin esperar más sus brazos me alzaron, parándose él también y mis piernas envolvieron su cuerpo. Nuestros labios no se despegaron ni un segundo y pronto fui recostada sobre el colchón de mi cama con suavidad. Luke apoyó sus brazos a mis costados separándose tan solo unos centímetros de mis labios y gracias al cielo, pensé que moriría por falta de oxígeno – aunque no me había importado hace unos segundos

– ¿Estás segura? – preguntó con voz ronca y algo agitada. Clavó sus ojos azules sobre los míos, mirándome con tal intensidad que causó un revoloteo en mi interior y mis piernas temblaron.

– Demasiado – asentí rápidamente. Lo último que quería que pensara que dudaba. Por supuesto que no, quería tanto esto que dolía.

Luke volvió a besarme pero esta vez más despacio. Disfrutando de el roce, del momento.

Coloque mis manos algo temblorosas por debajo de su camiseta negra, su piel sintiéndose tibia y muy suave. Luke se separó bruscamente mirándome algo ¿nervioso?

Hice el ademan de querer quitarle la camiseta pero Luke sostuvo mis manos – Espera – pidió con voz suave y elevando su largo brazo hacia la cabecera de mi cama, apagó la luz de mi lámpara de noche que era la única que alumbraba el cuarto. Solo entonces, sacó su camiseta con rapidez tirándola por algún lugar del cuarto

Sabía que Luke no era el típico chico fitness y aunque mantenía su actividad física corriendo por las mañanas no tenía su abdomen marcado – cosa que realmente no me importaba.

Cogí sus mejillas y lo atraje de nuevo a mi boca.

Su mano derecha se posó en mi muslo y fue subiendo hasta mi cadera, enterrando sus dedos en mi piel, haciéndome jadear.

Poco a poco, entre caricias deseosas, nos fuimos despojando de toda la ropa que nos estorbaba. A pesar de que las luces habían sido apagadas, la luz de la sala podía filtrarse a través del pasillo dando una pequeña pero muy pequeña iluminación. Me bastaba con observar el hermoso rostro de Luke, sus pupilas tan dilatas, sentir su respiración descontrolada mientras mis besos y caricias lo hacía perder el control.

– Tú...tú realmente me encantas, Jade – susurró en mi oído dejando un suave beso en mi cuello. Solté un gemido, eso me había excitado a mil.

No me importó nada. Elevé mis caderas, necesitada por sentirlo dentro. Él lo entendió y con una lentitud tortuosa me llenó por completo. Ahogué un gemido, mis manos arrugando las sabanas en puños.

– Mierda, Jade – soltó un gruñido algo ronco.

Empezó a moverse lento al principio... hasta que me acostumbré a él. Cuando lo miré perdida en el placer que me provocaba fue aumentando el ritmo. Sus caderas se movían de una forma que me enloquecían. Yo no podía dejar de soltar gemidos mientras lo hacía y escuchaba su respiración agitada, soltaba algunos gruñidos y gemidos cuando por inercia movía mis caderas en la misma dirección que las suyas.

Siguió así, moviéndose de esa manera, enloqueciéndome. Repartiendo besos en mi rostro, cuello, hombro y clavícula. Empezó a soltar maldiciones entre roncos gemidos cuando pedía por más y es que estaba por llegar.

– Luke... yo – intenté decir que estaba cerca cuando el primer orgasmo me alcanzó.

Solté un gemido agudo y algo largo para mi gusto que estaba segura y la vecina de al lado habría escuchado. Sin embargo, me valió un carajo cuando Luke no se detuvo y en un movimiento rápido me puso sobre él.

Siempre hay una primera vez para todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora