°El calor de las palabras°(#7)

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Tenía frío, en medio de tal soledad, causante de una punzante tristeza que se apoderaba de mí...No había calidez.

Abrazaba mis piernas en busca de escapar ante tal situación. Sólo podía escuchar las corrientes de viento que me hacían una pasajera compañía.

Anhelaba una salida. Despertar y que todo fuera un mal sueño, o el rescate de aquel peliazul cuya bondad y conducta me eran extrañas. Deseaba una salvación, un rescate.

Pero él no vendrá...Y este dolor es demasiado real para ser un sueño.

...

''Mafumafu~''

Eran las palabras que salían de los rosados labios de esa dulce mujer, un llamado para que disfrutara de su comida casera junto a mi padre. Cada acción apartir de las siete de la noche era una rutina. Costumbres de convivencia que de verdad amaba.

No recuerdo con exactitud la fecha, supongo que a los niños nunca les interesa el paso del tiempo. Sólo estaba consciente de que eran épocas friolentas del año, donde las personas se abrigan por los lindos copos de nieve que descienden poco a poco.

Luego de sentir como el dulzor de aquel postre recién hecho se deshacía en mi boca, y mis ojos veían con desdicha la pequeña taza vacía, tomé asiento en el sillón de la sala para ver algún programa al azar con mis encargados. Diez minutos aproximadamente después, tocaron la puerta. No se escuchaba como un golpe violento así que no se sintió miedo, sólo cierto extraño que alguien rondara por ahí a esas horas de la noche, no porque fuera tarde, pero zonas como esas eran reconocidas por la temprana hora de irse a dormir.

Mi padre caminó lentamente hacía la puerta, al igual que el tiempo actual, estaba nevando, así que el cristal de la ventana estaba empañado. Sin más opción rodó el picaporte, y antes de terminar de preguntar por quién era, empujaron con fuerza la entrada.

El fuerte estruendo hizo que cerrara mis ojos temeroso. Al abrirlos un puñado de hombres estaban frente a nosotros, antes de que pudiéramos reaccionar ellos tomaron acción primero. Me tomaron del brazo con brusquedad y jalaron, sacándome de mi acogedor hogar. Hicieron oídos sordos a los gritos y réplicas de mis padres, mientras yo aumentaba la bulla con mi llanto. En medio de tal alboroto mis encargados salieron con furia.

-¡Devuelvan a mi hijo!- gritó mi madre.

Mi padre corrió hacía nosotros con la vieja escopeta de mi abuelo, con leve cuidado disparó, uno de los hombres llenos de protección se desplomó mientras su garganta escupió sangre, todos quedaron conmocionados y admito que si bien era una escena algo fuerte para mí, me sentía orgulloso de que fuera él quien consiguió lastimarlo. 

El adulto quien me cargaba dio órdenes de iniciar fuego, todos se posicionaron, apuntaron, y una lluvia de plomo cayó en mis guardianes, la nieve se fue tiñendo del color carmesí de mis orbes, sus cuerpos muertos se hudieron en la nieve al mismo tiempo que me daban una última mirada con sus ojos ya muertos.  Sin más, comencé a llorar, gritando y pidiendo por ellos, que todo eso fuera una cruel broma, sin embargo no era así, ellos habian tomado sus vidas con esas sucias manos. Debido mi berrinche golpearon mi nuca, y mis ojos se cerraron hasta estar rodeado de oscuridad.

Me crucé con los ojos de Soraru san, por alguna razón no sentía dolores ni frío, me poscisione en su recámara, él me sonrió y me ofreció una pequeña caja decorada con papel regalo y un pequeño moño rosa.

Tomé el regalo extrañado, perdí la noción del tiempo, no sabía que ya era navidad...No pude abrirlo.

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''Una Pieza Más...''[SoraMafu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora