°Latir y latir°(#20)

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—¡Lindo!— exclama Soraru-san besando mis mejillas—. Tengo un novio adorable~, llegaré al instituto y definitivamente diré eso, le presumiré a Luz.

—¿Ehh~?¡No deberías hacerlo!— toma mis manos acariciando mis dedos—. ¡Qué vergüenza!

Soraru-san y yo tendríamos una cita. Estuvimos ignorando todo, aunque de vez en cuando debo ayudarle ya que por alguna razón pierde más el equilibrio.
Mi azabache desde pequeño era un niño enfermo, solía tener defensas bajas, de adolescente se recuperó un poco, y sin embargo ahora enfermó de nuevo. Se resignó a seguir en el doctor desde que me recogió.

Nunca estuvo confirmado que moriría, ya que no quiso ir a diagnosticar sus síntomas, que no son exactamente graves hasta la fecha.

"Siento que moriré" dijo. Mi horror me recorrió como una corriente eléctrica.
Tal vez por eso su madre no me quiere, y la razón del trabajo en que se especializaba esa mujer era debido a la paga de este, que la llevaría a encontrar medios expertos para tratar a su hijo.

Ahora por la terquedad de mi amado los dos perdieron esperanza, sin asegurar nada, sólo olían la muerte a ciegas.

"Quiero pasar cada minuto contigo".

Tenía una gran intuición, su fuerza de voluntad es enorme.

[💜]

—¡Wow!— los cristales disparaban el azul del agua, eran grandes paredes llenos de animales marinos—. Son como tus ojos~— beso su mejilla. Él regala una leve carcajada seguida de un agarre con más fuerza en nuestras manos.

Los pececitos nos dan el espectáculo con su belleza, van de un lado a otro juguetones captando la atención de cada visitante presente. Pasamos de un lugar a otro, dando vueltas viendo cada especie presente.
Era silencioso algunas veces, y otras hablábamos mucho, pero sin duda ninguno recordaba nuestro triste destino.

—¿Ya?— dije extrañado al ver que recorrimos todo.

—¿Vamos a comer?— ofrece mi amado, con un tono fingido de cómica caballerosidad. Yo me limito a asentir.

Estaba disfrutando, hace unos días que no salíamos a ninguna parte, y de alguna manera esta clase de cosas eran emocionantes y deseables. El como los momentos se anhelan tanto que al pasar tu corazón no quiere dejar de moverse, como deseas que ojalá continúe siempre, las maldiciones de una persona enamorada dan miedo. Mucho miedo.

Puedo oler los azucarados olores de las cafeterías, o el aroma especializado de un restaurante.

—¿Cafetería, cierto?— Soraru-san da en el blanco de inmediato—. ¿Qué haré contigo?— ríe.

El día se vuelve como un sueño que no acaba, puedo apreciar con más cuidado los detalles de todo, del establecimiento con su característico olor a café en polvo, el dulce de los postres en la vitrina, el sonido de las tazas blancas y pequeñas junto a sus cucharas, y las personas conversando muy silenciosamente.

Ambos nos sentamos. Compartimos la rebanada de pastel puesto que ninguno se le antoja comer y perderse en otra cosa que no sea el contrario.

—Eres mi alegría— me dice probando una cucharada. Me toma por sorpresa y yo por poco derramo su café que estaba apunto de probar—. No te va a gustar~.

—Soraru-san si es mi alegría— le afirmo sin dudar ni un segundo. No me digno a verlo a los ojos, sin embargo en sus labios cerezos puedo ver bien como una sonrisa se va trazando con agrado.

Quiero hacer esto siempre, quiero recordar esto cada día, pero donde estés. Así que no te vayas.
Si debo vender mi alma, lo haré, pero no, no puedo perderte.
Retengo mis lágrimas, no arruinaría este único y probablemente último momento, tengo tus manos a mi alcance, aquellas delgadas y pálidas, frías pero acogedoras.
Tengo tus labios, que al terminar la comida me dispongo a besarlos hasta desgastarlos. A ver tus zafiros como la última noche estrellada, y escuchar tu voz como un último toque de piano.

Mi corazón late y late. Por mi amor, late porque luego se estrujara. Late porque tiene poco tiempo para seguir tan juguetón. Irá muriendo, como una flor sin luz, irá cayendo, hasta que ya no encuentre el atractivo por seguir dándole golpes a mi pecho.

[...]

Los relojes marcan las seis. Mientras caminamos por mi ciudad de acogida puedo pensar en todo, en como es la realidad, y las personas. En como la sociedad es tan extraña, y de alguna manera me desagrada. Y en como viviré sin tu ayuda. Sin mi soporte.

Silencioso, paramos de caminar.
Puedo sentirlo, un adiós. Sigue latiendo, por favor, hazlo.

Mis estrellas están desapareciendo.

''Una Pieza Más...''[SoraMafu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora