No quise separarme de su cuerpo, probablemente él pudo darse cuenta de ello, ya que no se movió tampoco. Mis dedos recorrieron la fría piel de su nuca, y así subieron hasta aquellas hebras azuladas, las estuve acariciando con delicadeza, como si tocara una pequeña flor.
Estaba consciente de que había comenzando a anhelar su calidez y cercanía, más gestos como sus azucarados abrazos, que pasaban tan escasamente como sus respuestas.
-¿Mafu...?- no respondí, estaba perdido en la sensación de sentirme querido, valorado y más, era un sentimiento tan indescriptible que me hacía perderme en pensamientos rosas- oye...- aleja mi cabeza de su hombro, enterrando su brillante mirada en mis orbes rubíes, sin sentido alguno me dedicó una suave sonrisa, y en mis adentros estaba muy feliz.
Por estar con él, y por darme cuenta de que estaba comenzando a enamorarme.
…
-Podrás ir a casa hasta más tarde- informó nuestra rubia amiga de brazos cruzados- fue toda una molestia, pero consegui que fuera lo antes posible- suspiró.
-Gracias- hizo una reverencia a como pudo, ella se retiró y quedamos en silencio.
Hace unos minutos había explicado que debía ir por algunos medicamentos al hogar de su madre, así que probablemente lo acompañaría. Seguía pensando lo mismo acerca de ella, pero sus palabras me ablandaron un poco así que por ahora no diría nada, por más desesperación que intentaba retener.
Siendo franco había sentido un poco el shock cuando no me creyó, no lo culpo, sin embargo de igual manera tenía miedo, de desconfiar de sus palabras y al que nuestra cercanía fuera tan filosa como un vidrio, que terminara por herirnos a los dos.
[🌌💜🌌]
Ese mismo día el alta fue dada, llegamos a casa con un par de pesadas bolsas llenas de algunas cosas de la casa y mis golosinas. Por otro lado Iroha nos recibió con tranquilidad, como esperaba se había portado muy bien, sin duda la quería mucho.
Soraru san luego de comer cayó dormido en el intento de ponerse al día con la materia, me quedé un rato sentado a su lado viendo sus negras y largas pestañas que decoraban aquellas oscuras ojeras.
Me gustaba ver su esfuerzo por vivir, poniéndose a cargo de una casa, ayudándome con mis alas y además estudiando. Por alguna razón luego me sentí un poco culpable por dudar de él.
Quería ayudarlo, utilizaría como excusa su falta de descanso cuando preguntara sobre mi cooperación, y en el fondo sabré que más por devolver el favor sería porque es él, no me importaba si veía una falsa amabilidad mía.Recogí los cuadernos y el bolígrafo. Cuando iba de regreso para llevarlo al cuarto una de mis alas se atoró por un mueble, sin darme cuenta seguí el paso y tiró fuertemente de mi espalda, sentí que la fisura se abrió cinco centímetros más, pero como no vi rastro de sangre lo dejé en ser mi imaginación.
Al sacar el mecanismo se vinieron encima un par de libros y una tableta de pastillas puesta junto a ellos, tomé todo y lo volví a poner ahí mientras hacía un esfuerzo por superar el dolor que sentía.
Tomé el brazo de Soraru san para intentar llevarlo al cuarto, y con algo de dificultad en la oscuridad lo posicioné con cuidado en la cómoda cama de sábanas limpias y desgastadas.
Dejé mi palma en su blanda mejilla, lo veía con cierta ilusión, no sabía si actual o futurista...Y mi mente comenzó a actuar en aquello.
¿Que pasaría en el futuro?
¿Seguiría viviendo con él?
Crecer con este azabache no me molestaba, terminaría mi adolescencia junto a él, seríamos adultos juntos y así hasta morir.
Quería aferrarme a él, sin importar que dejaba atrás, era tan egoísta, pero siendo por él no me importaba.
¿Cuando comencé a ser tan extremista con él?
Ya estaba pasando el tiempo, sin darme cuenta pasaron más cosas que en el laboratorio, pero esas memorias eran agridulces, me gustaba la sensación.
Pensar que conforme el tiempo pasaba podría saber más de él, sólo me emocionaba.Yo definitivamente no sabía que el amor podía hacer desear esas cosas.
…
Nos levantamos temprano para ir a la casa de su madre, fue gracioso verlo con sus rebeldes mechones desacomodados, los míos tampoco se alejaban demasiado a su desorden.
Desayunamos y salimos, no sin antes disculparme con mi pequeña gatita por dejarla sola nuevamente.
Las calles estaban un poco más cálidas, yo sentía los rayos del sol acariciando mi piel y probaba dichoso el dulzor de la barra de chocolate que mordía en el camino. Soraru sólo caminaba neutro, se veía un poco, sólo un poco alegre.
El apartamento no estaba muy alejado, cuando me di cuenta ya estábamos en el edificio, tocando la puerta.
-¿Porqué te ves nervioso?- creía poder esconderlo bien, pero fue un poco difícil- relájate- removió mi cabellera albina y abrió la puerta al escuchar la señal de su madre.
No esperé ver lo que había dentro.
Mis ojos se centraron en la atadura de sus delicadas muñecas, y delgados tobillos, como la incomodidad de la silla era notoria al igual que sus ojos heterocromaticos que pedían ayuda con gritos desgarradores y sordos.
-Oh~ Buenos días, Soraru- su madre lo vio normalmente, cuando dirigió su mirada hacía mi sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo.
-¿Qué haces?- preguntó extrañado al ver aquel pelirrojo atado.
-Las clases de defensa, me lo pidió su madre- se puso de pie y vio a los ojos al chico- es algo bueno, pero le estoy enseñando como actuar en casos como estos- sonrió, el brillo de los orbes de Riinu estaba alborotado, moviéndose de un lado a otro en busca de paz que no encontraba- aunque aún después de lo que le e dicho no logra desatarse- suspiró.
Tragué pesadamente intentando seguir de pie y dejar el temblor de mi cuerpo.
-Okay…- aceptó dudoso Soraru san- sólo vine por las pastillas- se adentró al hogar, yo lo seguí rápidamente tomando el borde de su suéter, sin apartar la mirada de Riinu, intentando comunicarme con miradas, pero las suyas sólo pedían auxilio sin control.
Pasamos por el estrecho pasillo hasta llegar a la habitación probablemente de ella, el peliazul tomó unos paquetes de una pequeña gaveta y la cerró enseguida.
Volvimos a donde se encontraba, mi mirada la veía a ella, luego a Riinu, ella me veía y luego lo veía, y él hacía lo mismo, el ambiente se volvía como un ladrillo, mi corazón estaba acelerándose, no sabía que hacer, quería armar una escena ahí mismo, golpearla y soltar a Riinu, pero no podía actuar tan desprevenidamente.
-¿Siempre estas con él?- se dirigió a su hijo, él solo asintió- nunca fuiste muy cercano a la gente- río sarcástica- ¿Te volviste gay?- lo miró retadora e irónica.
-Muy graciosa- con un semblante hartado me tomó del brazo y nos dirigimos a la salida- si nos disculpan- abrió la puerta, dándome espacio para salir primero.
Volteó a ver a Riinu, sus ojos estaban cristalizados, podía ver ya las lágrimas salir de sus ojos, movió frenéticamente su cabeza, con miedo y desesperación.
«Ayúdame, no te vayas, por favor, sacame de aquí»
Y así la puerta se cerró lentamente, viendo como intentaba hacer que me quedara, mordí mi labio, haciendo un esfuerzo para no llorar. Quería decirle, decirle lo que pensaba, pero me repetía que no me creería, era así, él era así.
[…🌌💜🌌…]
¡Hola, hola!
Al fin actualizando~ discúlpenos, la entrada a clases hace lo suyo, y pues todo el tiempo se desubicó T^T
Gracias por seguir leyendo ;;;u;;; también por todo su apoyo ;3; se les quiere 💜💜
🐾Me despido🐾Nn🐧
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''Una Pieza Más...''[SoraMafu]
FanfictionSiendo libre encontró un soporte que le mimó. Topándose dos veces con diferentes cielos nocturnos, los dos tan bellos. ¿Sonrió? (Colaboración con @JimeStar2106)