La despedida

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No me cedí a abrir la puerta, la manilla se giraba mientras yo hacia fuerza para que no se abriera. De pronto, no hubo más fuerza sobre la puerta, la manilla dejó de girar y pasos se alejaban, entonces me relajé y ¡empujaron la puerta de golpe!, salté lejos por el impacto y en el medio de la puerta estaba un niño pequeño, con cabellos castaños y piel tostada, mirandome con cara de impaciente.

¿Y?, núnca vienes adonde te citan.-dijo sentandose en mi camilla.

Espera, ¿qué?, ¿quién eres?.-

Me llamo Matías, y tu mamá me dijo que te dijera que quería tulipanes azules y amarillos.

Pero si mi mamá esta...

Lo sé, lo sé. Que tengas linda noche, adiós.- Y Matías se largó de mi habitación.

Esto es realmente raro. Mi celular vibró en la mesita de noche; era un mensaje de Christine: "Hola Terrie, mañana estaré en el hospital e iré a verte, besos"; por lo menos vendría Chris. Todos los recuerdos pasaban en mi cabeza, entonces decidí acostarme, solo quería que llegara mañana.

Pude dormir apenas 4 horas, lloré la mayor parte de ellas. Eran las 10:00 am, una que otra enfermera vagaba por los pasillos, ya sería la hora que me trajeran el desayuno. Me fuí a lavar la cara y los dientes. En eso una voz se sintió: "¡el desayuno!".-

Gracias.-dije y continué con lo mio.

¿Acaso dormiste conmigo que no saludas?.-dijo alguien, apoyandose en la puerta del baño.

Al girarme vi a Christine con una leve sonrisa en el marco de la puerta. Corrí a abrazarla y ella hizo lo mismo.

¿Cómo has estado Terrie?, lamento mucho lo de tu madre, yo también estoy triste.

No puedo decirte nada, no hay palabras para describir lo que siento en este momento Chris.

Te comprendo, ya hablé con la funeraria, asi que todo estará listo para el sábado con la mañana. Y empaca tus cosas, no tienes nada que hacer aqui, arrendé una habitación en un hotel cercano, nos quedaremos ahí por mietras.

Comencé a empacar mis cosas, cuando una caja cayó en mi pie, la levanté y decía mi nombre arriba, vaya, más sorpresas. Aún así no dude en abrirla, en ella habian fotos de la básica en mi colegio, mis amigos, aunque yo no los podría llamar tan "amigos"; como estuve esos años en coma no terminé el colegio, no fuí a la universidad. Ahora tengo 23 años, independiente, aunque no tanto. Debía una millonada al hospital, por todo. Aboné algo en la recepción partí con Chris al hotel.

Cuando nos bajamos del ascensor un pequeño se subio, era igual a Matias, el pequeño de la otra noche, él me sonrió y las puertas del ascensor se cerraron, pero volvieron abrirse al instante, ya que una señora habia detenido el ascesor con aquel botón, el pequeño ya no estaba. Entramos a la habitación y deposité mis cosas sobre el sofa. Christine fué a tomar un baño, el viaje habia sido largo.

Y así pasaron los días, todos los días eran iguales para mi. Hasta que llegó el sábado, asistieron algunos familiares enterados, traje los tulipanes azules y amarillos y los puse en el centro. Chris estaba sentada a mi lado en los primeros asientos, no duró mucho el funeral, pero di un gran discurso y luego todos se fueron. Sólo Chris se quedo conmigo.

Comencé a pensar que debía hacer con mi vida, debía conseguir un trabajo, pagar la multa del hospital, hacer mi propia vida, todo de nuevo, lidiando con un trauma contenido en mi mente. Regrese al hotel para empacar las cosas e irme a otra ciudad; estaba pensando en Canada, no estaría nada mal.

¿Adonde crees que vas?, ¿crees que todo es así de simple?.-me detuvo Chris.

No me queda motivo para arrepentirme.-dije y empaque mis cosas y algo de dinero ahorrado. Antes de irme le di un enorme abrazo a Chris y le dije: "gracias".

Me fuí de aquel hotel a tomar un tren que me llevará al aeropuerto, estaría dispuesta a cumplir mi sueño de pequeña, tener una heladeria. En el camino pensaba que sería de mis "amigos" si aún se les puede llamar así.

NO ENTRES AL BOSQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora