Harry Potter, una historia diferente.

17. Los "Sangre Sucia" y una voz misteriosa.

Durante los días siguientes, Harry pasa bastante tiempo esquivando a Gilderoy Lockhart cada vez que lo ve acercarse por un corredor. Pero más difícil aúnes evitar a Colin Creevey, que parece saberse de memoria el horario de nosotros, no me molesta, es un niño muy entusiasta, pero me agrada. Nada le hace tan feliz como preguntar «¿Va todo bien, Hannah y Harry?» seis o siete veces al día, y oír «Hola, Colin» en respuesta, a pesar de que la voz de Harry en tales ocasiones suena irritada. Hedwig sigue enfadada con Harry a causa del desastroso viaje en coche,y la varita de Ron, que todavía no funciona correctamente, se supera a sí misma el viernes por la mañana al escaparse de la mano de Ron en la clase de Encantamientos y dispararse contra el profesor Flitwick y golpearle directamente entre los ojos, produciéndole un gran divieso verde y doloroso en el lugar del impacto. Con Godric, hemos establecido una hora al día para nuestras clases particulares o de más tiempo si necesito de su ayuda con la tarea. Así que, entre unas cosas y otras, nos alegramos muchísimo cuando llega el fin de semana, porque con Harry, Ron y Hermione, hemos planeado hacer una visita a Hagrid el sábado por la mañana. 

 Aunque esta mañana, siento que picotean mi cara y veo que se trata de Hedwig con una pequeña nota en su pico. Miro por la ventana y todavía no ha amanecido. Le saco la nota, antes de despedirla con unos mimos.

"Hay Practica de Quidditch, abra audiciones, te estoy esperando en la sala común. Date prisa. 

Harry."  

Leer eso me despierta por completo, me visto lo más rápido posible y me recojo el cabello, sin siquiera peinarlo. Bajo las escalera muy rápido, en busca de Harry y lo encuentro con Collin.

- ¡Buenos días Hannah! - me saluda el niño.

- Buenos días a ambos - le respondo.

- Vamos Han, Olliver ya nos debe estar esperando - dice Harry y sale por el agujero.

  —¡Eh, espérame! ¡Nunca he visto jugar al quidditch! 

Colin se mete apresuradamente por el agujero, detrás de Harry. Lo va a sacar de quicio desde muy temprano.

  — Será muy aburrido — dice Harry enseguida, pero Colin no le hace caso.Los ojos le brillan de emoción —Tú has sido el jugador más joven de la casa en los últimos cien años,¿verdad, Harry? ¿Verdad que sí? —le pregunta Colin, corriendo a su lado —.Tienes que ser estupendo. Yo no he volado nunca. ¿Es fácil? ¿Ésa es tu escoba? ¿Es la mejor que hay? 

Harry no sabe cómo librarse de él y eso me divierte. Es como tener una sombra habladora, extremadamente habladora.—No sé cómo es el quidditch, en realidad —reconoce Colin, sin aliento —.¿Es verdad que hay cuatro bolas? ¿Y que dos van por ahí volando, tratando de derribar a los jugadores de sus escobas? 

—Si —contesta Harry de mala gana, resignado a explicarle las complicadas reglas del juego del quidditch —. Se llaman bludgers. Hay dos bateadores en cada equipo, con bates para golpear las bludgers y alejarlas de sus compañeros. Los bateadores de Gryffindor son Fred y George Weasley. 

—¿Y para qué sirven las otras pelotas? — pregunta Colin, dando un tropiezo porque va mirando a Harry con la boca abierta. 

— Bueno, la quaffle, que es una pelota grande y roja, es con la que se marcan los goles. Tres cazadores en cada equipo se pasan la quaffle de uno a otro e intentan introducirla por los postes que están en el extremo del campo,tres postes largos con aros al final. 

—¿Y la cuarta bola?

 —Es la snitch —dice Harry—, es dorada, muy pequeña, rápida y difícil de atrapar. Ésa es la misión de los buscadores, porque el juego del quidditch no finaliza hasta que se atrapa la snitch. Y el equipo cuyo buscador la haya atrapado gana ciento cincuenta puntos.