autismo ❀ jikook.

- ̗̀🌷; quince.

—La señora Jones me invitó a cenar, mamá —JiMin le contó a su madre.

—¿Jones?

—Sí, la mamá de JungKook.

—Es Jeon, hijo, Jeon.

—Ouh, es lo mismo.

La madre del castaño decidió invitar al mayor para que fuera a cenar a su casa, necesitaba conocer más a fondo al chico que logró enamorar a su hijo. Aunque era muy difícil conocer a fondo a JiMin.

El rubio era un secreto para todo el mundo, nadie había podido conocerlo al cien por cien, ni siquiera TaeHyung.

Se colocó una camiseta amarilla junto a unos jeans, peinó su cabello con nerviosismo y se maquilló un poco.

—C-Creo que estoy bien —murmuró para sí mismo—. ¡V-Vamos ti-tigre! —Rió por lo tonto que sonaba eso, en la boca de TaeHyung no se oía tan mal—. R-Ridículo.

Bajó para despedirse de su madre y salir a casa de JungKook.

—Ouh, Chim, t-tranquilo.

Respiró profundo, enterró las uñas en la palma de sus manos y cerró sus tiernos ojitos.

—Aquí vamos.

Tocó el timbre de la casa del castaño, en su cabeza pasó las miles formas en las que podía escapar. Podría saltar a los arbustos y esconderse ahí, pero tendría el riesgo de caer en excremento de MinMin. O podría correr sin parar.

Antes de que lo decidiera, la puerta se abrió, dando paso a la señora Jeon, o Jones, como la llamaba JiMin.

—Ouh, ho-hola —se arrepintió de inmediato—. Q-Quiero decir, buenas t-tardes señora Jon... Jeon.

—Buenas tardes, JiMin —sonrió con dulzura—. Entra.

Se hizo a un lado para dejar que el rubio entrara a la casa, él entró con curiosidad.

—Q-Que linda casa.

—Muchas gracias, JiMin, ven, sígueme. JungKook está en la sala.

Él obedeció como un buen chico, puedo ver a su castaño favorito en el sofá, totalmente recostado mientras veía su teléfono.

—Hijo.

—¿Uhm?

Él no se levantó, seguía revisando su teléfono celular con interés.

—JungKook.

—¿Qué pasa, mamá?

Miró hacia su madre, para su sorpresa se percató de que estaba acompañada del hermoso oji-castaño.

Se sentó en el sillón de manera correcta, intentó peinar su cabello con sus dedos y tragó saliva.

—Hey, M-Mochi.

Tartamudeó algo avergonzado, comenzó a sonrojarse y aquello solo causó una sonrisa y el mayor.

—¡Hola, Kookie!

El más bajito abrazó con cariño a su amigo, la mujer miraba la escena con una sonrisa los labios, los encontraba muy tiernos a los dos chicos.

—Nos dejas a solas —JungKook miró suplicante a su madre—. Por favor.

Ella asintió inmediato, obviamente dejaría que su hijo estuviera con JiMin, sabía lo tranquilo y buena persona que era, por lo que no la preocupaba.

—Estaré sirviendo la cena.

El menor esperó que la mujer se retirara de la sala, cuando vio que ya no estaba, besó la mejilla del mayor sin pensarlo dos veces.

—¡Eres muy tierno!

Murmuró el castaño mordiendo su labio inferior.

—¡Tú eres tierno, Kookie!

Ellos comenzaron a reír, se sentaron en el sofá para seguir hablando, al menos, hasta que la cena estuviera lista.

Luego de unos veinte minutos, la conversación de ambos cesó por la voz de la señora Jeon.

—Está todo listo, a comer.

Se sentaron en la mesa, la mujer había preparado lasaña para cenar y, por suerte, era una de las comidas favoritas de JiMin.

—Eres amigo de JungKook, ¿verdad? —el padre preguntó mientras daba el primer mordisco.

—¡Hey! Detente, debes esperar.

La mujer golpeó con suavidad la mano de su marido, él dejó escapar una carcajada y dejó el tenedor.

JiMin frunció el ceño con confusión. ¿Es que acaso él no les agradaba? Esperaba que no fuera así y dejaran de actuar raro.

—Gracias Dios por el plato de comida que hoy tenemos...

La señora señor rezando mientras tenía sus manos juntas sobre la mesa. El rubio escuchaba con curiosidad lo que decía la mujer.

—¿Quieres decir algo, JiMin? —la madre consultó.

—Uhm... okey —cerró los ojos mientras juntaba sus manos—. Hola, Diosito, quiero d-darte las gracias por la lasagna p-porque se ve muy sabrosa y... agradecerte p-por crear a las jirafas. Amén.

El padre miró a JiMin con el ceño fruncido sin entender su actitud, JungKook rió con incomodidad por la forma en la que actuaba su padre y, la mujer sonreía con ternura por la oración del rubio.

—A comer.

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