autismo ❀ jikook.

- ̗̀🌷; dos.

—Chim, volveré al instante, debo ir a buscar a mis hermanos menores —TaeHyung le habló a su amigo.

—¿Ahora mismo? Dijiste al instante.

JiMin ladeó la cabeza totalmente confundido por la manera en la que hablaba su amigo.

—Uhm, bueno, error mío. Volveré en diez minutos, sólo... quédate aquí e intenta no meterte en problemas.

—Ajá.

Apenas el más alto se retiró, JiMin encendió el cronómetro para poder ver los diez minutos que le había dicho su mejor amigo.

—¿Qué haces aquí? —miró a JiMin con desprecio.

—Esperando a TaeHyung.

—Niños como tú no deben estar aquí, deben estar encerrados en sus casas.

JiMin tragó en seco algo asustado, odiaba ver a WooShin, definitivamente odiaba a aquel chico.

—¿Como yo?

—Raros, extraños.

—Uhm, mi mamá dice que soy normal.

—Te mintió, vete de aquí.

El chico junto a sus amigos comenzaron a empujar a JiMin, él retrocedió asustado, no, no debía irse sin TaeHyung. Miró el reloj y aún faltaban siete minutos, oh no.

—Vete de aquí, JiMin.

Uno de los chicos golpeó cerca de su labio, sintió un gran ardor, pero aún así aguantó las ganas de llorar.

Comenzó a correr sin rumbo alguno, su mamá le había dicho que no debía llorar por niños tontos como ellos, no.

Se detuvo frente a una casa parecida a la de él, pero faltaban sus gnomos en la entrada y las cortinas de jirafas en las ventanas de arriba.

Aún así, ante el temor de no saber en dónde estaba, decidió golpear la puerta en busca de ayuda.

Al otro lado de la puerta, un chico de trece años abrió la puerta, observó a JiMin de pies a cabeza con una mueca de asco y llamó de un grito a su hermano antes de que el rubio dijera algo.

JungKook bajó las escaleras y se sorprendió al ver a JiMin frente a la puerta.

—Uhm, niño de la escuela —el oji-castaño saludó.

—¿Qué te pasó?

El castaño miró preocupado a JiMin, tenía el cabello desordenado y una pequeña herida en su labio inferior.

—Uhm, unos chicos discutieron conmigo.

—¿Qué haces aquí? Ni siquiera me conoces.

—Estoy perdido.

—¿Cómo es que te pierdes en tu propio pueblo?

—Perdiéndote —murmuró JiMin algo avergonzado.

—¿Quién es, cielo? —se escuchó una voz de dentro de la casa, a los segundos salió una mujer mayor—. Oh, ¿eres amigo de JungKook?

—Y-Yo...

—No es mi amigo.

—¡Oh, Dios! ¿Qué te pasó en el rostro? Ven, pasa, necesitas curarte eso al instante y que me cuentes quiénes te hicieron eso.

La madre de JungKook dejó a JiMin entrar a pesar de las quejas de su hijo, aquel chico tenía mucho miedo y la señora Jeon no le dejaría estar solo en la calle.

—¿Y por qué te golpearon? —el más alto preguntó intrigado.

—Uhm, porque soy raro.

—¿Raro? —la mujer preguntó—. No tienes nada de raro, JiMin.

—Uhm... sí que lo tengo —respondió de inmediato—. No entiendo algunos chi... chistes.

—Y tartamudeas —añadió JungKook.

—Hijo, cállate —su madre lo miró.

El rubio se sintió realmente culpable, por su culpa habían regañado al lindo chico de ojos avellanas.

—Era broma.

—Ouh, JungKook tiene razón —JiMin habló de inmediato-. S... soy un poco raro y no me gusta hablar con extraños.

—Tranquilo, JiMin, no somos extraños.

La mujer le sonrió con ternura, apenas el rubio había dicho su apellido ya sabía quién era. Conocía al señor Park, ya que él trabajaba en la farmacia del pueblo, sabía la condición que tenía su hijo mayor y lo difícil que era aquello.

—¿Quieres beber algo, JiMin?

—Uh, agua —dijo el más bajito—. ¡Pero sin gas! Luego... me duele el estómago.

La mujer se levantó, no sin antes hacerle señas a JungKook de que no fuera grosero con su invitado.

—¿Eres amigo de TaeHyung, verdad?

—¡Es mi mejor amigo!

—Es la misma mierda —rodó los ojos mientras veía su teléfono.

—No lo es, un amigo es con quien la pasas bien y tu mejor amigo es quien siempre estará cuando lo necesitas —corrigió.

—¿Él estuvo cuando te golpearon?

JiMin negó bajando la mirada, quizás TaeHyung no era su mejor amigo, quizás sólo era un amigo.

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