capitulo 1- en la colina donde los cerezos florecen

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capitulo 1- EN LA COLINA DONDE LOS CEREZOS FLORECEN

“Odio esta ciudad. Esta llena de todas las memorias que quiero olvidar. Ir a la escuela todos los días, hablar con amigos, y después regresar a la casa a la cual no quiero volver. Me pregunto si esto cambiara si esto sigue así… ¿llegara el día en que cambie?”

Okazaki se encontraba al inicio del camino largo hacia la escuela, teniendo estos pensamientos una y otra vez. Las hojas de los arboles y las pequeñas flores color lila caían sobre el a causa del viento. Levantó la vista y se encontró con una chica que le daba la espalda, se acerco a ella un poco más y escuchó lo que esta dijo:

-¡Pan dulce!- dijo con voz temblorosa. Okazaki se sorprendió. -¿Te gusta esta escuela? A mi me gusta mucho. Pero nada se queda como esta para siempre- continuo sin voltear a verlo.

“Una chica a la que nunca había visto. Esas palabras no fueron para mi. Ella debe estar hablándole a alguien en su corazón”. Pensó Okazaki.

-Cosas divertidas… cosas felices… no es posible que todas ellas se queden como están- dijo levantando la vista hacia el cielo y la luz iluminó su cara –aun así, ¿puede seguir gustándote este lugar?

-Solo tienes que encontrarlas- respondió Okazaki.

En ese momento ella volteó, mirándolo con ojos sorprendidos. El viento comenzó a agitar su cabello como respuesta a su sorpresa.

-Solo encuentra nuevas cosas divertidas y felices- continuo diciendo –vamos yendo- dijo suspirando.

Ella lo siguió, ajustando su paso al de él, corriendo un poco para alcanzarlo. Comenzaron a subir… la larga… larga… cuesta.

La escuela estaba llena, además de aburrida, especialmente el primer día. Okazaki se dirigió a visitar a su mejor amigo a su habitación y cuando llego se encontró con todo el equipo de rugby dándole una paliza.

-¿Ya aprendiste tu lección, Sunohara?- escuchó decir a uno. Otro más lo tenía con los brazos a su espalda.

-¿Qué crees que haces tocando tu CD tan alto todos los días?- dijo otro con voz furiosa.

-Pero si no lo escucho, no me entran las ganas- respondió Sunohara.

-¡Scrum!- grito el que lo tenía con los brazos a la espalda. Al parecer le harían una jugada de rugby. Y así fue, lo mandaron a volar.

-¿No se cansan de hacer eso todos los días, verdad?- pregunto Okazaki.

-¡Okazaki! ¡Deja de mirar y ayúdame!- pidió Sunohara, que ya lo habían vuelto a agarrar.

-Me infectare de tu estupidez, así que no- respondió.

-¡Eres un desalmado!- dijo gritando.

Lo volvieron a sacudir y lo mandaron rodando por el piso, y por ultimo una patada. Okazaki miro sorprendido.

En ese momento se escucho que alguien grito:

-¡Que bulleros! ¡Ya párenla!

Misae-san venia corriendo con una vara en su mano y con el delantal puesto. Todos salieron huyendo de ahí. Al parecer ella les inspiraba miedo.

-¡Por Dios! Yo soy la que tiene que lidiar con las quejas de los vecinos- dijo molesta, mirando como corrían.

-Ser administradora suena como un trabajo pesado- comento Okazaki mientras acariciaba a su gato.

-Misae-san… ven a salvarme mas rápido, por favor…- pidió Sunohara desde el piso, cogiendo su delantal.

-Pero es tu culpa, ¿no es así?- dijo ella, alejándolo con una pequeña patada- ¿Por qué no aprendes la lección?

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