Capitulo 9. Hasta el final del sueño

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Ya era demasiado tarde cuando los tres entraron al instituto. Se fueron directamente al salón del club de teatro, ocupado solo por una mesa y unas cuantas sillas. A una esquina había un montón de cajas apiladas.

-Furukawa, ¿Sanae-san y el vegestorio no están preocupados porque no estés ahora en casa?- le preguntó Okazaki.

-Ya sabían que estaría aquí- contestó. -Que esta noche me quedaría con Fu-chan.

-¿Cuál fue la reacción del vejestorio?- preguntó un poco preocupado.

-Tras oír el nombre de Fu-chan, intentó acordarse de ella. Creo que todavía no ha olvidado todo- dijo mirando a Fuko, que permanecía parada en la entrada del salón.

-Nos van a regañar si nos encuentran aquí, ¿verdad?- preguntó Nagisa. Sin embargo no había ni una pizca de temor en su voz.

-Si pasa, ha pasado- contestó Okazaki. De repente, Fuko empezó a romper el envoltorio de su regalo. -Oye, estas muy impaciente- observó Okazaki mientras se acercaba a ella, que estaba junto a la mesa.

-¡Ya no puedo resistirlo más!- contestó la pequeña.

-Eres una niña- le dijo Okazaki.

-¡Solo soy bajita!- contestó en tono defensivo. -¡Por dentro soy más madura que tú!

-No quiero que me diga eso una persona que está abriendo el paquete de un juguete con tanto entusiasmo.

-Mi cabeza sabe perfectamente lo que tratas de decir, pero mis manos no se quedan quietas- contesto sin dejar de lado su tarea. De pronto se detuvo y sonrió encantada al ver todos los objetos, que incluían gorros de fiesta, velas, serpentinas, entre otras cosas. No tardó mucho en entrar en su común trance. Okazaki aprovecho ese momento para tomar uno de esos gorros que a Fuko tanto le gustaban. En eso, la chica reaccionó.

-¿Okazaki-san?

-¡Ha desaparecido mi sombrerito!- exclamó Fuko, levantándose de su asiento.

-Está aquí- respondió Okazaki, llamando su atención. Fuko volteo y lo miro con suplica.

-¡No te robes mi tesoro, por favor!- pidió mientras Okazaki lo balanceaba en su mano.

-Si eres una adulta podrás contenerte- la provocó con una sonrisa traviesa. Fuko agacho la cabeza aguantándose, pero después de poco no pudo más.

-¡Seré una niña solo por este momento!- grito mientras se abalanzaba sobre el muchacho.

-¡Fu-chan! ¡Okazaki-san!- exclamó Nagisa al ver a los chicos en una persecución. 

Mientras ambos corrían, Fuko dio un salto que hizo que ambos cayeran sobre las cajas de la esquina.

-¿Están bien los dos?- preguntó Nagisa preocupada.

-He sido una niña solo por este momento. Así que perdóname- le aclaró Fuko al chico, que en ese momento se había puesto rojo por la forma en que Fuko estaba sobre él.

-¡Quítate ya de encima! ¡Pesas mucho!- grito mientras la empujaba un poco. Se levantó y sacudió un poco su ropa, que se había llenado de polvo. -Tienes la misma edad que yo, ¿no? Pórtate de forma algo más madura.

-Tus eres bastante más niño que yo- le contesto Fuko mientras volvía a acomodar el gorrito en su lugar en la mesa. -Si fueras un adulto, deberías llamar por su nombre a las chicas que son cercanas a ti- le reprocho.

-¿Porque llevas la situación a tales extremos?- preguntó con pesar mientras caminaba hasta pararse detrás de Nagisa.

-Yusuke-san llama a mi hermana por su nombre. Y mi hermana también le llama Yu-kun. Y los dos son adultos.

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