Capítulo 8- Un viento que desaparece al atardecer

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-¿Okazaki-san? ¡Okazaki-san!- llamó Nagisa al chico distraído. Este levanto la vista sorprendido. 

-¿Que pasa, Furukawa?- trato de que su voz se escuchara normal. 

-Llevas bastante raro desde está mañana- se encontraban en la sala de arte, sentados en una mesa mientras tallaban estrellas de madera. 

-Ha vuelto a convertirse en una persona rara- comentó Fuko. Suspiró bajando su rostro. 

-¡Eres la única persona que dice que soy una persona rara!- le reclamó Okazaki. Nagisa rio disimuladamente. 

-Estaba hablando sobre la maestra Ibuki- le aclaró Nagisa. - Me ha llamado y me ha dicho que la boda será el domingo que viene. 

-Ya veo- dijo Okazaki sonriendo por primera vez en esa mañana. -Entonces Koumura ha debido recibir el permiso del director. 

-Por fin se acerca el día en el que tu esfuerzo tendrá su recompensa- dijo Nagisa a Fuko. 

-Si- Fuko sonrió feliz por las palabras de Nagisa. El rostro de Okazaki volvía a estar triste.

-¡Por favor, toma esto!- pidió Fuko a unas chicas que pasaban por ahí mostrándoles la estrella, pero ellas ni siquiera parecían escucharla. Se entristeció un poco pero al ver a otro chico lo volvió a intentar. -Umm... Por favor, toma esto- obtuvo la misma respuesta. 

-Parece que hay cada vez más gente que no las acepta- comentó Nagisa con tristeza. -No sólo es que no las acepten, sino que es como si no vieran a Fu-chan.  

En eso, Okazaki recordó las palabras de su amigo: "Y eso no es todo. Se están olvidando de ella". A Okazaki le pareció demasiada coincidencia. 

-Hoy no estas con Sunohara- escucho una voz que lo saco de sus pensamientos. Volteó y vio que se trataba de Tomoyo. 

-Hoy no ha venido a clases- explicó sin darle importancia. 

-Cuanto tiempo sin vernos, Tomoyo-san- dijo Nagisa a modo de saludo. 

-Ah, tu eras... 

-Soy Furukawa Nagisa- lejos de molestarse, Nagisa le sonrió. -Nos vimos en el festival de los fundadores. Cuando Fu-chan te dio su escultura- le recordó. 

-¿Que escultura?- pregunto confundida. 

-Esto- Okazaki saco una estrella de la bolsa donde las traía y se la enseñó. Tomoyo seguía confundida. 

-¿Tomoyo-san?- pregunto Nagisa preocupada. 

-¡Si, ya me acuerdo!- dijo aliviada. -Es cierto, está chica me dio una escultura- reconoció volteando a ver a Fuko. -Ha sido una grosería por mi parte haberme olvidado de un regalo que me dieron. Pero esto es muy raro- comentó pensativa. -¿Porque se me había olvidado? 

-¿Okazaki-san?- pregunto en un susurro Nagisa, estaba preocupada. Fuko sólo miraba al suelo.

-Hoy nos han sobrado un montón- observó Fuko la bolsa llena de las estrellas que habían preparado. Estaban sentados en una jardinera, al término de las clases. 

-No te preocupes. Hay días en los que pasan estas cosas- la tranquilizo Okazaki. 

-Es verdad. Mañana nos esforzaremos más para compensar lo de hoy- trato de contentarla Nagisa mientras la abrazaba. Fuko no tardó en entrar en el trance que le causaban las estrellas. 

-Ya esta otra vez- dijo Okazaki con pesadez. Se levanto e iba a acercarse, cuando de repente Fuko se levanto y corrió a esconderse detrás de Nagisa. -Hoy has despertado rápidamente- observó sorprendido. 

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