Aristóteles comenzaba a pensar que aquel plan era una pésima idea, ¿pero qué podía hacer? Su mamá ya estaba dentro del hotel con el uniforme que Diego había robado (Y no quería saber como lo había conseguido) el castaño le había dicho sonriendo que lo había tomado prestado de uno de los empleados, y que no habría problema.
Aunque no había mucho que decir, su mamá había salido rápido del hotel para encontrarse con ellos en el estacionamiento subterráneo.
— ¿Algo sospechoso? –Pregunto Diego a Polita.
Esta negó quitándose el mandil sucio.
—Pero sí que es un desordenado. –Dijo frunciendo el ceño —Parecía que había pasado un tornado por esa habitación. No perdí la oportunidad de dejar limpio ese lugar.
— ¿Pero no encontraste rastros de Temo por el lugar? –Pregunto Aristóteles.
—Ya te dije que no, mi Aris, se que quieren encontrar a Temo pero, ¿no sería mejor dejárselo a la policía?
— ¡Ellos no han hecho nada! ¡Ha pasado más de un mes y nada! Lo más seguro es que ni siquiera están buscándolo.
Polita tomo la mano de su hijo y lo acerco a ella para abrazarlo.
—Bueno, vayámonos a la casa, ya me dio hambre. Tal vez mi cuñis tenga lista la comida.
Los chicos asintieron.
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Pasaron varios días después.
Y parecía que no tendrían noticias de Temo.
Justo en ese momento Aristóteles estaba ayudando a Gabriel con unas cosas para su negocio organizando eventos.
Debía ocuparse en algo que no fuera la escuela, no quería ni subir un vídeo para sus seguidores.
—¿Tienes hambre? —Preguntó Gabriel al chico.
—No, no, sólo pensaba en algo.
—Es por Temo, ¿verdad? —Dijo Daniela entrando a la habitación.
—Algo así.
—Mira Aris, se que estas preocupado pero tranquilo, con los volantes que pegamos en la calle y los anuncios en las redes estoy segura de que encontraremos a Temo. —Le dijo sentándose en el sillón junto a Gabriel.
El timbre de la casa sonó y Aristóteles corrió a abrir, encontrándose a un señor mayor y a un joven de mas o menos la edad de Gabriel.
—¿Buenas?
—Buenas Tardes, ¿Aqui vive Gabriel? —Preguntó el anciano con pésimo asentó en español.
—Si, ¿Quien lo busca?
—Soy su abuelo, Maximo.
—¡Nono! —Gabriel corrió hacia el anciano y lo abrasó.
De pronto Gabriel y el anciano comenzaron a saltar y bailar extraño.
—¡Que bueno verte! —Dijo Gabriel volviendo a abrazar a su abuelo.
—Bueno, yo ya me voy —Dijo Aris a Daniela —Cualquier cosa que necesiten me marcas.
Daniela asintió y lo acompaño a la salida para pedirle un Taxi.
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Aristóteles deseaba volver a ver a Temo, y abrazarlo como Gabriel había hecho con su abuelo Maximo.
Aunque también quería decirle lo mucho que lo quería. Y pedirle que nunca se volvieran a separar.
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Encontrándote [Aristemo]
Short StoryTemo después de que Aristoteles le dice que no siente nada por el decide escapar de casa sin saber que esa podría ser la ultima vez que pueda ver el exterior.