Confusión.

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-Ni se te ocurra- le dije un poco nerviosa.

-¿Qué? ¿Crees que te voy a besar?- suspiró, miró al techo y luego me miró -Eres tan ingenua- rió -Tengo novia- sonrió

-No..... Yo no pensé eso- dije un poco nerviosa, más bien siempre lo estaba pero el no tenía por que darse cuenta, que desgraciado, porque me coqueteaba y después sacaba lo de su novia.

-Vaya que lo has hecho, pero esta bien linda, tus deseos son órdenes- sonrió

Se acerco más para besarme, me quede sin aliento, temblaba, y mis latidos se aceleraron a mi corazón pero... Primero dijo que no y después que sí ¿Ah?

-Elena llegué- una voz de una anciana habló acercándose, haciendo ruido en el suelo, se escuchaban sus pisadas.

-Mi abuela esta aquí- lo empuje -No puede ver que estas en mi cuarto y conmigo- me angustié mucho¿Qué pensaría de mi si me encontrara así con el? -Escóndete ahí- lo metí bajo la cama sin esperar alguna respuesta empujándolo con mi cadera.

-¿Elena?- repitió la anciana acercándose más la voz proveniente de abajo.

-Ya...- me asomé que siguiera donde lo empujé -Voy abuela- me miré al espejo.

Me acomodé el cabello mientras bajaba las escaleras, por que estaba un poco despeinada.

-¿Qué estabas haciendo?- frunció el ceño, como si tuviera desconfianza de mí o algo así, no lo sé la verdad, o probablemente solo era imaginación mía.

-Em yo..... Acabo de llegar del colegio- sonreí, y la verdad.... Es que yo no era buena para las mentiras, no lo fui, no lo soy ni lo seré, por qué nunca consigo ponerme normal o sea siempre como que me ponía un tanto nerviosa y eso era lo que no me gustaba de mi, era un poco irritante de mi parte.

-Bien- sonrió -Me quedare acá a ver la televisión- dejó unas cosas en la mesa y le ayudé, después se sentó y prendió el televisor.

¡Rayos! ahora como haría para que Sean saliera de mi habitación y lo más importante que ella no se diera cuenta que el estuvo o más bien que estaba en mi habitación, porque yo le había mentido a mi abuela y eso lo hacía más sospechoso.

La abuela empezó a hablarme sobre cosas de ella, y así problemas, cosas que le pasaron, sus típicos novios, sus rupturas, e incluso como besaban sus novios y eso era un poco raro, en fin, una media hora después pude safarme de ella diciéndole que tenía mucho que arreglar de mi habitación.

Corrí por las escaleras como una loca para que no me volviera a detener, pero también le dije que tenía tarea, así no me interrumpirá,entre a mi cuarto, cerré la puerta.

-¿Sean?- me asomé por debajo de la cama agachándome y me sorprendí.

Nada.

Busqué en el armario pero tampoco había nada.

Hasta que escuche un ruido extraño en el baño.

Tome el picaporte color dorado y abrí.

De ahí iba saliendo un chico enrollado de una toalla de la cintura a los pies, demasiado guapo.

Y....
¡De mi toalla!

-¿Que haces?- me exalté mirándolo, porque se anda poniendo mis cosas como si el estuviera en su casa.

-Hacia mucho calor- sonrió -Espero que no te moleste- se miró la toalla y después me miró a mi esperando mi reacción y claro que si fuera una amargada lo hubiera golpeado y quitado la toalla pero no era conveniente quitársela justo ahora porque probablemente eso era lo que el quería.

-¡Ah claro! No no me molesta, mi vecino sexy esta en mi bañ..- comencé con mi sarcasmo pero me salió mal.

-Dijiste- se acerco -¿Mi vecino sexy?- me interrumpió con esa mirada de seductor profesional, ¿Por qué me hacía esto a mi?

¡Oh oh! Gracias Elena, una vez más estropeas las cosas, como siempre, pésima en pensar las cosas antes de decirlas.

-No, yo no dije nada- me sonrojé pero no me di cuenta, hasta después que mis mejillas me ardían.

-Si lo dijiste- rió

-¡Que no!- le hice cara de enojada, el era bueno en esto.

-¡Que si!- imitó mi cara.

Mi móvil estaba en la cama y comenzó a vibrar, fui por el pero Sean me siguió.

-¿Es tu novio?- rió quitandome el móvil, como estaba más alto no podía quitárselo.

-Dámelo- le hablé fuerte pero no grité por que estaba consciente de que mi abuela podría escucharnos y estaría en problemas.

-¡no!- tecleó mi móvil aún con su risa mientras yo brincaba para alcanzarlo.

-¡Ya dámelo!- lo corretee por toda mi habitación tratando de que me lo diera por que a nadie le gusta este tipo de cosas, qué te quiten tu celular por que en realidad no sabes que es lo que está viendo la persona, y peor aún mi móvil no tenía código y el podía leer mis cosas, ya me había cansado pero seguí hasta que mi pie tropezó con el y caí encima de el.

Mi sexy vecino [Editando].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora