La miel de tu sonata II.

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Pase el día entero pensando en cómo haría para que su sonata fuera para mí y únicamente para mí, ya no podía pensar más así que en la noche solo fui, sin plan, sin estrategia, sin nada, solo fui antes de que ella llegara

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Pase el día entero pensando en cómo haría para que su sonata fuera para mí y únicamente para mí, ya no podía pensar más así que en la noche solo fui, sin plan, sin estrategia, sin nada, solo fui antes de que ella llegara. Llegó, se sentó y después de eso no volvió a abrir los ojos hasta que llegamos a mi hogar.

- Dulce pianista de mi corazón ya es hora de que te despiertes, tu hermosa sonata no puede esperar más.

- ¿Dónde estoy y como llegue aquí?

- Es fácil de explicar mi pequeña, estas en nuestro hogar y solo coloque somnífero en piano, así cada vez que tocaras lo aspirarías.

- Eres un sínico y un demente.

- Pequeña mía no soy todo eso que dices, simplemente estoy enamorado de tu sonata, así comienza a tocar para mí si no quieres que te pase nada malo.

No hizo más que asentir ya que sabía lo que vendría si no hacia lo que le digo, así que sin más le explique de que se trataba nuestro juego, se trataba de algo para que pudiera olvidar lo que le hacía sentir esa canción y pensará en mi cada vez que la tocara; así que sin más preámbulos le explique nuestro pequeño juego.

Nuestro juego consistía en que debía tocar la canción de una forma que a mi me gustará, pero el problema es que en cada nota Do había la mitad de una hojilla, así que cada vez que la presionara para tocar esta le cortaría un poco el dedo, pero había otra cosa, cada vez que se equivocara de nota o de ritmo le cortaría un dedo y así haría hasta que la pieza terminara, así ella solo pensaría en mi cuando tocara, ya que sentiría el dolor agonizante que sentía cada vez que escucho tan hermosa sonata.

Ella me miro con miedo en los ojos, cosa que buscaba desde un comienzo, ya que era algo reconfortante para mi; ella se negaba, que dulce eran sus suplicas, quería escuchar más y más, pero no le permití que esos ojos me convencieran, así que le golpee para que dejara de hacer esas suplicas y ella entendió que no tenía escapatoria de su destino, no tendría escapatoria de mí, de su amor, de su vida, de su ser, de su salvador, de su más grande fan...

Y llego el gran momento que estaba esperando, llego la hora de escuchar esa hermosa pieza interpretada por ella, sentía como los latidos de mi corazón estaban en aumento cuando ella se sentó y estaba preparándose para comenzar con la hermosa entonación de esa sonata... Oh Dios mío, cada vez más sentía la emoción de que escucharía otra vez esa sonata, no soportaba más y la obligue a comenzar... Y ahí, fue justo ahí cuando comenzó el más hermoso juego de toda mi vida, mi adrenalina estaba a mil, ya era hora, ya había colocado sus dedos en el piano y estaba a punto por fin de tocar.

Y comenzó, comenzó como siempre comenzaba, por Do, ahí estaba el primer corte, se retorcía de dolor cada vez que tocaba un Do, todo estaba perfecto, tocaba hermoso como siempre, pero esta vez era diferente, tocaba pensando en mí, tocaba solamente conmigo en su cabeza, eso me excitaba me llenaba de alegría y emoción... Hasta que... Un Mi en lugar de un RE, ahí se fue el primer dedo; comencé a escoger, de tín marín de do pin gue y se fue el anular, adiós primer dedo ¿Cuál será el segundo? pregunté mirando a sus ojos llenos de dolor por la pérdida de este dedo, tenía lágrimas, le dolía , lo sé y lo adoraba, por fin alguien sabía cómo me sentía con esta sonata; a continuación le hice seguir con la canción, ahora no pararía en el mejor momento, y continuo, pero esta vez tenía que pensar más en como tocar si le faltaba un dedo, y pensar en el dolor que sentía con cada Do que tocaba, que agonía más hermosa había en sus ojos color miel; todo estaba hermoso, la sonata mágica, única como siempre, pero un Fa en el lugar de un Si, adiós índice, seguía su dolor mientras tocaba esta vez con aun más dolor y agonía, lo disfrutaba... Y así fue con toda la canción, un dedo tras otro, tocaba mientras lloraba, mientras agonizaba del dolor, mientras ya no podía más con el dolor, pero igual seguía, veía como la sangre fluía por todas y cada una de las teclas que tocaba, era hermoso el rojo sobre el blanco de las teclas, lo disfrutaba demasiado, pero ya se acercaba el gran final. Ella tocaba como loca, pero la loca más hermosa que había sobre la tierra, sentía mi adrenalina subir con cada Do mayor que tocaba, todo estaba en aumento, veía el gran final, se acercaba, lo esperaba, y de pronto... ADIÓS CABEZA.

Aún seguía en mi cabeza la sonata mientras veía sus hermosos ojos color miel, eran mágicos, eran puros eran divinos y ahora eran solo míos, míos y de nadie más, por fin nadie más que yo podría verlos y solo yo podría escuchar para siempre su sonata, ella ahora era mía, mía, mía, ¡MÍA! Ahora era parte de mí y de mi vida, ahora la luz de la luna la recordaría y a su sonata, para siempre su sonata estará en mi cabeza y en mi corazón mi hermosa pianista.

¿Ahora qué quieren que les diga? Si la mate, la mate por amor a su sonata, por amor a sus ojos, la mate porque nadie más era digno de escuchar tan hermosas notas musicales, aquellas notas no merecían ser escuchadas por nadie, y si por amar estoy condenado, pues acepto mi condena con mucho gusto, pero ahora nadie podrá separarme de ella y nadie podrá hacerme olvidar su sonata, jamás nadie hubiera aprendido a comprender la, yo si lo hice y por eso no podía dejar que sufriera más. Así que sí, la mate por amor a su sonata.

 Así que sí, la mate por amor a su sonata

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