[#1] ﴾ Lоcцґa ﴿ ༼ Jevil x Seam Fanfic ༽ DR [TERMINADA]

𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖘: 𝕮𝖔𝖓𝖋𝖔𝖗𝖒𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖑𝖆𝖟𝖔𝖘

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¡Giros! ¡Volteretas! El tintinear de su sombrero de bufón no se detiene, solía producir eco en su cercanía. Tan hábil y astuto era que tan solo sobre una esfera de colores lilas y oscuros, lograba hacer malabarismo, exponiendo a la vista su desequilibrada lengua de tonos violáceos y sonrisa de choclo. Resultaba cómico para la corte de allí su actuar. El pequeño petizo se ganaba risotadas de casi todo su público, exceptuando uno de los cuatro reyes, quien permanecía con un gesto serio y tétrico, capaz de hacer piedra a cualquiera.
—'Uee je je, este le gustará.'—Susurró para sí mismo, haciendo visibles ambas pupilas doradas tan características de él. Dio un brinco desde la esfera, realizando increíbles rotaciones en el aire, finaliza en unos segundos clavando el aterrizaje, los utensilios con los que hacía malabares impactaban uno a uno sobre su cabeza, como consecuencia que el petizo emita sonidos caricaturescos y cómicos, al hijo del rey, el cual mencionado antes, le fascinaba el show, aplaudía orgullosamente contento, con aquello el bufón se sentía ya satisfecho, por otro lado, los anteriores choques de utensilios no habían dolido tanto. Su compañero, aproximado a su derecha, divisaba detalladamente al bufón, sin mostrar sonrisa alguna.
—'¡Oh, vamos, Seam! ¡Admite que fue divertido, divertido!'—Exclamaba el de pupilas doradas, y estas, poco a poco iniciaron en desvanecerse, quedando enteramente oscuras.
—'Puede que sí, puede que no.'—Contestó el más alto sin mostrar gesto alguno, como respuesta a eso, Jevil infló sus cachetes y cruzó sus brazos, en señal de un claro y fingido puchero, a Seam le causó algo de gracia, revelando una leve sonrisa gatuna.
—'¡Boo hoo! ¡Te he visto, visto!'—Vociferaba el bufón, cautivado por haber presenciado una de las escasas veces que Seam sonreía de manera verosímil, el recién nombrado principiaba a negar que había demostrado aquella leve sonrisa.

—'¿Por qué me estás siguiendo?'—Pregunta el de pelaje azulado, juzgando con la mirada al más bajo, el espectáculo había finalizado, por lo tanto, acto seguido debería marcharse a su hogar, dulce hogar. Jevil no sabía adónde ir más que quedarse en el castillo de los reyes, merodeando y deambulando por allí, solo.
—'Pues te acompaño, ¿por?'—Responde el más bajo a la pregunta de su compañero.
—'Te he dicho que no podías acompañarme.'—Le recordó Seam al "petizo".
—'¡Boo hoo! ¡Yo puedo hacerlo todo, todo!'—Exclamó, el de prendas cafés y naranjas dio por finalizada la conversación. Durante el trayecto, Jevil era el único ruidoso entre ambos, dejando salir carcajadas sin sentido, moviéndose de lado a lado, a veces realizando sus trucos sin necesidad de tener un público, sin necesidad que un rey le ordene qué hacer. Ya en su casa, el más bajo no dejaba de curiosear en sus cosas y muebles de casa.
—'¡Largo de aquí!'—Dijo en voz alta el de pelaje azulado, dirigiendo una mirada de fastidio al bufón.
—'¡Por favor! Llevamos tiempo trabajando juntos, juntos. ¡Además jamás me has dejado ver tu casa!'—Responde el más bajo. Seam suspiró.

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Ya dentro de su dulce hogar, el más alto notó que Jevil transitaba por cada habitación de la casa como si nunca hubiese visto una por dentro, para aclararlo, su residencia consistía tan solo de una recámara, acompañada de una cocina y un cuarto de baño, todo aquello adornado con telas atractivas, de los colores favoritos de Seam. Por otro lado, las ventanas poseían una forma curvada, asemejándose a las de un barco, el chaparro se veía fascinado.
—'¿Nunca has visto una vivienda por dentro?'—Pregunta el más alto mirando extrañado a su contrario.
—'Nunca he tenido casa propia.'—Confesó moviendo lado a lado su cola. Seam se quedó en completo silencio. El bufón se quitaba su sombrero, tenía algo traspirada la cabeza al ocuparlo demasiado tiempo. Otorgó vista a su compañero de lo que escondía tras la gorra, dos tiernos cuernos diminutos y cabello revoltoso, definitivamente su apariencia cambiaba sin su sombrerillo. Al notar que su compañero le divisaba, le enseñó una de sus más tiernas y juguetonas sonrisas, el más alto no dijo nada, asimismo no había gesto desagradable.