Capítulo 2

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No me incumbía el asunto de Cinco para nada. Sin embargo, en algún recoveco de mi cerebro, mi consciencia se removía. ¿Por qué haría algo así? A nosotros nos enseñaron desde pequeños a velar por el pueblo y proteger el estado.

Y aunque no conocía a ese chico, había escuchado muchas cosas sobre él por parte de Nueve. Me sorprendía que hubiera sido capaz de ponerse en contra de una ejecución.

El entrenamiento no fue de ayuda pues el único compañero que tenía no me daba conversación. Solamente se dedicaba a lanzarme alguna mirada de reojo.

Cada uno de nosotros se especializa en algo diferente. Once y yo nos entrenábamos para la guardia ya que teníamos un buen físico. Sentía algo de temor por salir al mundo pues nunca lo había hecho.

Pensándolo... de haber sido guardia, habría presenciado todo el caso de Jahima y Mike Rose de cerca.

Pero no faltaba mucho, probablemente en un par de meses ya estaría ejerciendo mi puesto y, finalmente, me darían un nombre.

El silbato de mi jefa Juan Lee sonó un par de veces, lo que quería decir que el entrenamiento se detendría.

Me quedé mirando fijamente en su dirección, una mujer con rostro muy sonriente se acercó a ella y estuvieron hablando durante un par de minutos. Eso me chocó pues no era muy normal que alguien de fuera entrase en nuestros campos, y esa mujer, que ahora se acercaba a mí con su amplia sonrisa, no parecía ser ni siquiera de los nuestros.

-¿Tú eres Doce?- Asentí todavía perplejo, mirando a mi jefa a lo lejos. Esta mujer era del pueblo, era la primera vez que veía a alguien tan... feliz.- No seas tímido.- Rió.- El señor presidente quiere hablar contigo.

-¿Eres su secretaria?- Pregunté con incredulidad.

-Así es, me llamo Helena.- Que no dejase de sonreír me parecía una molestia, pero si era la secretaria del presidente y mi jefa le había dejado pasar, debía tenerle respeto.

-Encantado.- Empecé a caminar hacia la salida al ver que ella no hacía otra cosa más que quedárseme mirando. Espera... ¿El presidente quería verme? El miedo llegó de repente y que la ejecución de Jahima estuviese próxima no ayudaba. ¿Por qué? ¿Qué había hecho yo?

-Tranquilo, muchacho, no voy a comerte.- Fue la respuesta del señor presidente cuando vio mi cara.

-Tengo entendido que quería verme.- Dije seriamente sin apartar mi mirada de sus ojos.

-Sí, verás, siento que tenga que ser así pero no tengo mucho tiempo ahora mismo, así que iré al grano.- Asentí sin mediar palabra para no interrumpir su charla.- Ya estoy mayor y como bien sabrás, Jahima me ha fallado... no tengo a nadie que pueda sustituirme así que he pensado en enseñarte a ti.- Una mueca se formó en mi rostro la cual intenté disimular de la mejor forma que pude. No entendía nada.

-¿A mí? ¿Por qué? Pienso que no estoy cualificado, no soy tan inteligente como Nueve o Trece.

-Eres fuerte, estás entrenado así que podrías defenderte en caso de que alguien se revelara. Eres inteligente también, puede que no al nivel de alguien que estudia científica o tecnológica pero comprendes los valores que el gobierno intenta proteger.- Suspiró al ver todas las dudas que reflejaban mis ojos.- Dieciocho es otro candidato también pero él todavía es muy joven. Sólo tiene 15 años. ¿qué me dices?

-Yo...- Era consciente de que mi corazón se había acelerado. El cargo de presidente era lo mejor que le podía pasar a cualquiera... pero era demasiado repentino y no me sentía preparado.

-Sólo puedo contar contigo Doce... si te niegas, el futuro del país quedará a expensas de nadie... ¿lo entiendes?- ¿De dónde había sacado esa manera de chantajear?

Proyecto Cero: Libro 1 (El futuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora