Capítulo 7

29 5 0
                                    

Estuve por lo menos cinco minutos mirando ese texto parpadeante en la pantalla sin poder creérmelo. ¿Nada? ¿Nada de nada?

Decidí buscar manualmente todos los números por si acaso. Era demasiado extraño.

Uno ahora era llamado Abdil, Jefe del centro científico.

Dos era Mihaela, jefa del departamento tecnológico/informático aunque también hacía la misma función en el departamento de científica. Muy posiblemente el puesto que ocuparía Nueve dentro de algún tiempo.

Tres era Juan Lee, jefa del campo de entrenamiento en el que había estado hasta hacía un par de meses.

Cuatro, ahora llamado Gilbert, jefe de control de natalidad.

Cinco... Jahima, futuro presidente, ejecutado hacía dos meses. Cómo odiaba recordar ese momento.

Seis no llegó a tener nombre, murió en un doloroso accidente en el campo de entrenamiento.

Siete, Amantha, recientemente nombrada jefa del centro de seguridad de la cárcel.

Ocho, Nueve y Diez todavía no tenían nombre.

Once... sonreí amargamente, había estado conmigo en el centro de entrenamiento y, al parecer, le habían nombrado Dong-yul al ascenderle a jefe de la guardia. Ese iba a ser mi puesto... Suspiré.

Doce obviamente no tenía nombre. Tampoco Trece y ninguno más a partir de ahí.

Ni rastro de Atsushi... Llegué a pensar que Cinco deliraba al momento de escribir aquello.

Buscar manualmente en la lista de la gente del pueblo podría llevarme semanas y dudaba mucho que Cinco le dejase ese mensaje a alguna de esas personas por lo que finalmente decidí sacarme ese nombre de la cabeza y dejarlo pasar.

Suspiré de nuevo llevándole las manos a la cabeza para masajearme levemente. Se me había levantado un dolor intenso. Tanto estrés no me estaba sentando nada bien.

Estuve frente al ordenador un par de minutos más por si acaso estaba pasando algo por alto o necesitaba revisar algo más pero decidí que ya era suficiente así que apagué el pequeño aparato y salí de la oficina.

Me dirigí al jardín donde se encontraba el manzano. No sentí demasiado apetito en ese momento pero sabía que Pedro estaría allí así que me acerqué decidido hasta él.

-No hay datos sobre Nueve, ¿por qué?- Exigía respuestas. Lo único que pretendía era dejar claro que yo no era tonto. El presidente se me quedó observando unos instantes y después comenzó a reír. Empezaba a preguntarme si realmente ese hombre tenía algún sentimiento negativo. Siempre se reía por cualquier cosa.

-Sabía que no te conformarías con Trece.- Con su mano, me invitó a sentarme a su lado. Lo hice al instante, quería que empezase a hablar cuanto antes.- El archivo de Nueve no está actualizado.

-Eso ya lo he visto.- Respondí impaciente.

-Creo que ya te enseñé cómo funcionaba ese sistema. Puede que los reportes vengan de fuera pero esos archivos los escribe el presidente.- Asentí. Eso lo sabía. Realmente, ya lo sabía casi todo.- Esos archivos que escribe el presidente, los pueden leer los jefes de todas las secciones. Ahora, como sé que no eres tonto, dejaré que deduzcas la razón de que el archivo de Nueve no esté actualizado.- Me quedé en silencio unos instantes pensativo. Lo comprendí entonces.

-¿Es porque es mi amigo?- Sonrió satisfecho.

-De no haber sido así, Nueve estaría ahora en una de nuestras celdas.- Tragué saliva.- No es seguro pero sospecho que él conoce el paradero de Trece. La razón por la que no le he puesto entre rejas todavía es porque confío en que calme su humor cuando tú te conviertas en presidente, al ser su amigo, tal vez a ti te haga caso. Sin embargo te recomiendo que le sigas vigilando. Incluso siendo tu amigo puede traicionarte si piensa que está haciendo algún bien con ello.

Proyecto Cero: Libro 1 (El futuro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora