Proyecto Cero: Libro 1 (El futuro)

Capítulo 11

Era consciente de la situación actual. Disparándole al presidente acabábamos de mandar el futuro al fondo del océano. No habría más como nosotros... así que tampoco habría sucesión para él. No era capaz de imaginar de qué forma arreglaría eso Pedro. Sonreí para mis adentros. Mi problema era mucho más inmediato y, sin embargo, todavía me paraba a pensar en lo que pasaría después.

-Por aquí.- Dijo Nueve, guiándome por una estrecha calle.

-Pero el teletransportador...

-No podemos utilizarlo. Nos detectarán.

-¡¿Y cómo narices pretendes llegar a Columbus?!- Se detuvo un instante delante de una puerta de cristal.

-¿Columbus? Creí que no sabías el lugar exacto.- Dijo con una enorme sonrisa. Abrió la puerta y me hizo pasar.

-Sí lo sabía.- Me froté la nariz, Nueve parecía muy feliz en ese instante.

-Así que tú también mentías.- Le miré extrañado.- No tenías intención de delatarme, ¿verdad?- Suspiré.

-No podría hacerte eso.- Apreté su mano con firmeza. Incluso eso lo sentía ahora diferente.

Recorrimos un largo pasillo y salimos por otra puerta idéntica a la anterior, al otro lado de la calle.

-Escúchame. Tenemos que llegar hasta el centro. Hay un teletransportador allí que hackeó Trece. Podremos usar ese.

-El centro...- Miré a mi alrededor. No tenía ni puñetera idea de dónde me encontraba.- Algo me dice que no estamos cerca precisamente.- Rió y señaló un edificio alto que se levantaba a unos cincuenta metros de distancia.

-En realidad, al otro lado de ese edificio está la plaza central. Sólo tenemos que cruzar y llegamos.- No parecía muy difícil hasta que me di cuenta del pequeño detalle de que había guardias por todas partes.

-¿Qué hacemos?- Pregunté nervioso.- Podemos ir de frente. Yo puedo pelear mientras tú...

-No. Iremos bajo tierra.- No sabía si sentir miedo por su locura o reírme. Parecía tenerlo todo preparado.

-¿Eh? ¿Qué pretendes? ¿Cavar hasta el teletransportador? Si quieres podemos mantenernos así hasta Ohio.- El que terminó riendo fue él.

-Sabía que no eras demasiado lector pero pensé que sabrías esto.- Finalmente, tomó mi mano y entramos de nuevo a ese mismo pasillo por el que habíamos venido.

Nueve fue accediendo una a una a todas las salas vacías que había hasta que salió de una de ellas arrastrando una no muy grande pero pesada bola.

Reaccioné ayudándole rápidamente a transportarla, sin siquiera saber qué mierda era lo que pretendía.

Entramos con ella en otra sala y la dejó en el centro. Durante unos instantes parecía estar buscando algo en ella. Dio un par de vueltas a su alrededor hasta que lo encontró. Fue pulsar un botón y hacer magia... Eso me hubiera gustado decir, pero lo que hizo fue destrozarlo todo. La bola empezó a vibrar de una manera descomunal hasta que finalmente se rompió el metal del suelo dejando ver un enorme agujero.

-¿Cómo lo paro?- Preguntó con preocupación hacia nadie en particular mientras el metal continuaba deshaciéndose. Hasta que finalmente pulsó otro botón y el temblor cesó.

-Te has pasado, amigo.- Dije, a lo que él sólo rió. Cogió una de esas cajas compresoras y se quedó mirándola fijamente por, al menos, dos minutos. Empecé a incomodarme demasiando, ¿acaso él no tenía prisa?.- ¿Qué haces?- Él sonrió y negó mientras se decidía en meter la bola dentro y se subió a mi espalda apoyando su rostro en mi hombro. Me sentí nervioso de repente. Estaba demasiado cerca como para que no notase mi corazón acelerado.