De repente, todas las puertas empezaron a cerrarse, y sobre los muros del patio se extendió una cortina de luz roja a modo de techo. No había escapatoria. En cualquier otra ocasión hubiese pensado que temían que yo huyera pero después de escuchar al presidente gritarle a los felices guardias que atrapasen a los intrusos, entendí que no era por mí.
Mi ejecución se había pospuesto una vez más. Juan Lee miraba hacia todas direcciones pistola en mano pero no se separó de mí. Dong-yul hizo lo mismo.
Yo... no me encontraba bien. No me había alimentado y parecía que esa droga me estaba haciendo mayor efecto conforme pasaba el tiempo.
Después de diez largos minutos a la espera de que algo sucediera, las alarmas dejaron de sonar y las puertas volvieron a abrirse. Escuché un leve suspiro por parte de mi antigua jefa de entrenamiento y, cuando volteé, pude ver a Nueve acercándose, escoltado por dos guardias. Ni siquiera hacía mención de resistirse, pero ¿qué hacía en ese lugar?
Todo quedó en rotundo silencio cuando Pedro comenzó a reírse a carcajadas. El rostro de Nueve parecía asustado, algo me decía que su plan no había salido como esperaba. El corazón se me aceleró de repente. No dejaba de observarme. Su mirada era diferente. Brillaba a causa de las lágrimas que buscaban salir. Terror se reflejaba en su rostro, pero también pude percibir el alivio al verme.
-Así que has decidido entregarte.- Empezó a decir el presidente mientras, eventualmente, dejaba de reír.
-No juegues sucio, suéltale a él, no tiene nada que ver.- Nueve me señaló a mí. Mi reacción fue automática, apartar la mirada. ¿Tenía el descaro de venir a por mí después de todo? ¿Acaso se creía un maldito héroe? ¿Y a mí por qué me preocupaba verle en esa situación?
Era la primera vez que le veía mostrar tanto miedo. Si bien es cierto que no era el mejor luchador, tenía agallas para enfrentarse a cualquier cosa. ¡Incluso para huir con Trece!
-Dices que no tiene nada que ver pero él sabía dónde estabas y no me lo dijo, ¿cómo le llamas a eso?- Nueve me miró con lágrimas en los ojos.
-¿Sabías dónde estaba?- ¿Y ahora por qué parecía que me estaba echando la bronca? ¡Y echándomelo en cara! No... ni siquiera parecía sorprendido, me estaba engañando de nuevo.
-No. Pero lo habría averiguado si el presidente no me hubiese encerrado sin tan siquiera preguntar.- Pedro se acercó a mí con una mirada muy severa.
-¿Acaso me estás diciendo que no te escuché decir que estaba en Ohio?
-Oh, si, Ohio. ¡Ve a buscar a Ohio! Si encuentras algo antes de tres meses te doy un premio.- El golpe que me llevé me lo merecía, me había dejado llevar por la impulsividad más de lo que me hubiese gustado. Pedro me tomó del rostro con fuerza y me miró muy de cerca. Demasiado para mi gusto.
-¡Suéltale!- Escuché gritar a Nueve. Parecía desesperado, casi me lo creí.
-Entonces ¿me hubieras dicho su ubicación si lo hubieras descubierto?- Se me escapó una lágrima, eso era justo lo que trataba de evitar. Era obvio que lo sabía y que jamás hubiera dicho nada.
-Nueve era mi amigo, yo sólo trataba de protegerle.- Intenté desviar la mirada de alguna forma pero me fue imposible, me sujetaba con fuerza. Suspiré.- No pensé que mi mejor amigo pudiera traicionarme. Usted lo dijo y tenía razón, no debí haber bajado la guardia con él pues yo mismo sé que Nueve no es muy amigo del Estado.
-Espera, Doce, eso no es cierto.- Sí, eso decía mientras se mordía el labio. ¿Acaso había estado ensayando un guion?
-Haced que se calle.- Esas palabras y un gesto del presidente con la mano que le quedaba libre y los guardias empezaron a forcejear con Nueve para taparle la boca.- Él acaba de decir que no es cierto lo que piensas. De hecho, ha venido hasta aquí. ¿No crees que estás equivocado?
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Proyecto Cero: Libro 1 (El futuro)
Fiksi Remaja¿Cómo esperas que comience una historia? ¿Hablando del pasado quizás? ¿Contando algo que sucedió hace muchos años? ¿O tal vez con un suceso acontecido en el presente que desencadene toda la trama? ¿Con un hecho que no tenga nada que ver conmigo en e...