Capítulo Once

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A la mañana siguiente, desperté bastante tarde, aunque aquello es algo común para mí en un fin de semana.
Bajé velozmente hacia la planta baja. Allí me encontré a WooSeok preparando el almuerzo tranquilamente.

- Hasta que despiertas - Añadió WooSeok.
- Hola - Agregué ignorando su reciente comentario.
- Hola... ¿Dormiste bien? - Preguntó.
- Sí, muy bien, gracias, ¿Y tú? - Respondí sonriente.
- Bien igual, gracias por preguntar... Hey, recuerda que esta tarde verás películas conmigo - Advirtió.
- Claro que lo recuerdo - Comenté.
- Más te vale - Manifestó.

Luego de algunos minutos, nos sentamos en la mesa dispuestos a almorzar, pero en realidad, lo único que hicimos fue conversar un poco sobre temas sin mayor importancia.
De pronto, alguien comenzó a tocar el timbre desesperadamente, provocando que me levantara de mi asiento para ir a atender un poco asustado.

- Saca a mi hijo de aquí inmediatamente o te denuncio por secuestro, Yuto - Gritó amenazante un señor que claramente no conocía, y me dejaba muy extrañado el hecho que supiera mi nombre.
- ¿Qué está hablando? - Pregunté nervioso.
- ¡JUNG WOOSEOK! Sal inmediatamente, sé que estás aquí - Exclamó el señor enfadado.
- Señor... WooSeok sí se está quedando en mi casa... Pero es porque él está muy feliz y cómodo en este lugar... Porque yo si lo acepto tal como es, sin criticarlo por su homosexualidad, tampoco lo he golpeado... Él merece un buen trato, aquel que en su casa jamás le van a dar. Dígame una cosa, ¿Para qué quiere que viva nuevamente con usted? Si ni siquiera lo aceptan - Añadí tratando de mantener la calma.
- Cállate, yo no tengo que dar explicaciones acerca de aquello. Es mi hijo y él tiene que vivir con nosotros, así que no lo lleves por un mal camino - Agregó en tono fuerte.
- Creo que el único que lo llevara por un mal camino será usted... Lo hará vivir en un ambiente de constante rechazo y poca tolerancia... Debemos aprender a respetar a las personas, señor... Si su hijo es homosexual, está muy bien por él, y de hecho, destaco su valentía, ya que ser gay es muy complicado en esta sociedad debido a pensamientos de personas como usted - Agregué. El señor enfureció demasiado y lanzó un puñetazo sobre mi mejilla.
- Tú ni nadie me dice lo que debo hacer o no, seguro tú también eres un maldito gay - Manifestó.
- Pues sí... También soy un maldito gay, como dice usted... Pero al menos soy una persona respetuosa y tolerante... Creo que eso es muchísimo más importante que los gustos de una persona... Espero en un futuro pueda cambiar esa mentalidad tan cerrada que tiene. Ser gay no es malo, no respetar sí lo es. WooSeok se quedará conmigo, él está bien aquí - Aseguré.
- Okay. Tienes razón, tampoco necesito otro gay en mi casa. Mejor me iré de aquí, no quiero seguir escuchándote ni a ti ni a tus malditos comentarios homosexuales... Hasta pronto - Advirtió el padre de mi compañero, para luego retirarse instantáneamente del lugar.

WooSeok corrió hacia mí, para luego aferrarse a mis brazos.

- ¿Tú hiciste eso por mí? - Preguntó mientras seguía abrazándome dulcemente.
- No podía quedarme indiferente - Afirmé en un extraño tono delicado que jamás solía tener.
- Hey... Así que también eres gay, ¿No es así? - Mencionó mirándome fijamente a los ojos, a la vez que terminaba con aquel hermoso abrazo en el que nos vimos sumergidos.
- ... Así es. Nunca quise reconocer mi homosexualidad, pero bueno, creo que ya no hay nada más que ocultar... Soy feliz siendo gay, y no me importa lo que opine la gente sobre mí - Expresé estando muy seguro de mí mismo.
- Me alegra que hayas reconocido un secreto tan íntimo tuyo... ¿Sabes? Tenía un presentimiento muy extraño acerca de tu homosexualidad, sólo que jamás quise preguntarte, supuse que era un tema delicado e incómodo para ti - Opinó comprensivamente. Me hacía muy feliz que WooSeok me entendiera tan bien, y que siempre supiera sobre las cosas que me gustaban y las que no, a pesar de que no nos conocíamos demasiado.
- ¿Tú me apoyarás en esto... ? - Consulté desviando un poco mi mirada debido a lo nervioso e incómodo que me sentía.
- ¿Hablas en serio? Claro que sí, Yuto, ¿Cómo no te apoyaría? Si tú fuiste el único chico que me apoyó cuando estuve con problemas en mi familia, me recibiste en tu casa sin siquiera conocerme... Ni modo que no te respondiera de alguna forma - Comentó emocionado.

Me acerqué a él para sumergirnos nuevamente en un cálido y sincero abrazo, que quizás ya pasaba a ser algo más que un simple abrazo de amigos.

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