Capítulo Cuatro

109 14 0
                                    

- Bueno, señor Seok... Creo que ya es hora de irnos a dormir, ¿No? - Añadí un poco desanimado.
- Vaya, sí que eres aburrido señor Adachi... Es temprano, podríamos quedarnos hablando hasta un poco más tarde... ¿O ya tienes sueño? - Manifestó riendo, a la vez que acariciaba tiernamente mi cabello.
- No tengo sueño, es sólo que no me gusta dormirme demasiado tarde... Pero si quieres que me quede contigo, lo haré - Agregué con tono dulce.
- Que tierno, señor Adachi - Afirmó.
- Bueno, WooSeok... ¿Te parece si cada uno cuenta su vida más o menos resumida? Es para conocernos un poco más - Propuse.
- Claro que sí - Aprobó.
- Bueno, te contaré un poco acerca de mí.
Como ya sabrás, tengo veinte años.
Me gusta mucho leer, bailar, cantar y hacer deportes de todo tipo.
Me considero un chico bastante independizado, ya que nunca he necesitado de nadie para lograr mantenerme.
Suelo ser un poco frío con las personas, y quizás esa sea la razón por la que nunca he tenido novia.
Mi mejor amigo, como ya te dije, es Hui, debido a que ha sido el único chico en el que realmente me ha entregado toda su confianza.
No sé qué más decirte de mí, pero creo que aquellos elementos son los principales que debes saber para conocer un poco acerca de mí - Aseguré.
- También podrías decir que eres guapo - Mencionó WooSeok tratando de ser discreto, pero sin conseguir éxito.
- Gracias chico nuevo. Ahora quiero escucharte a ti -
- Bueno... También tengo veinte años.
Mis pasatiempos favoritos son jugar junto a mi primo a videojuegos actuales, salir a trotar por las noches, ver películas con alguna compañía especial, y dibujar ciertas obras de arte que sean completamente perfectas, es decir, tú podrías ser un modelo ideal para mis retratos.
Cuando tenía apenas quince años, descubrí mi atracción hacia los hombres, y a los dieciséis logré definir mi homosexualidad con mayor claridad, pero nunca quise confesarlo.
Mis padres siempre han sido buenos conmigo, aunque ahora no tengamos una relación pacífica, jamás hablaré mal de ellos, ya que siempre fueron buenos padres, y estuvieron para mí en todas las situaciones. De todas maneras, no los culpo. Es difícil aceptar una situación así, pero yo me siento bien con mi sexualidad, me siento feliz al gustar de los hombres, aunque no ha sido fácil, porque he tenido el rechazo de muchísimas personas por este mismo tema, pero mientras yo me sienta bien, lo demás no debe importar.
En el tema de amistades, digamos que no tengo mejor amigo, pero estoy dispuesto a aceptar a cualquier persona que verdaderamente quiera serlo. El chico con el que mejor me llevo de momento, es Yan An, es un chico muy simpático, tierno y preocupado por los demás, pero aún no lo consideraría mi mejor amigo.
En mi vida he tenido tres novios, pero ninguno demostró estar a mi altura, como dices tú, jajajajajaja. Bueno, eso sería todo acerca de mí, no sabría qué más decirte - Confesó WooSeok.
- Vaya... Que interesante. Conmigo puedes quedarte tranquilo en relación a tu homosexualidad, yo jamás te pediré que abandones mi casa por eso, y nunca te voy a discriminar o mirar en menos. En mí puedes confiar plenamente - Afirmé a la vez que acariciaba su mano derecha, la cual temblaba considerablemente, sin entender la razón.
- Gracias, Yuto... La verdad, jamás creí que pudiese encontrar en ti a una persona tan buena... A pesar de que para ti soy un completo extraño, me has aceptado en tu casa, y me has tratado muy bien... Eres una muy linda persona - Dijo dulcemente.

Si tan sólo pudiese decirle a Jung WooSeok que para mí, él no era tan sólo un extraño... Sino, es el chico al que le entregué mi corazón, con el que quiero pasar el resto de mi vida, y amar incondicionalmente.

- Bien, Seok. Creo que ya es hora de dormir. Recuerda que dormirás en la habitación que se ubica al lado de la mía -
- Sí Yuto. Ya es hora de descansar. Gracias una vez más por aceptarme -
- ... Buenas noches, Seok -
- Buenas noches, enano -

Ambos subimos en dirección a nuestras respectivas habitaciones.
Estando en la mía, me cambié de vestimenta, ya que siempre se me había hecho completamente incómodo dormir con otra ropa que no fuese mi pijama.
Una vez terminé, me tendí en la cama, tratando de ignorar todos esos pensamientos que se adueñaban de mi mente, que dentro de pocos minutos, me hicieron caer en un profundo sueño.

¿Cómo Fue Que Nos Pasó? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora