¿Cómo Fue Que Nos Pasó?

Capítulo Siete

Al terminar nuestro desayuno, nos dirigimos hacia la salida de la cafetería junto a WooSeok. Este último se despidió del dueño, agradeciendo por la buena atención, para luego salir en dirección a mi casa.
Decidimos irnos caminando, ya que era muchísimo más cómodo para ambos en estos días, donde predominaba un clima mayormente templado.

- Bueno, Yuto... ¿Qué te parece si vamos a jugar tenis después de almorzar? Sé que te gusta muchísimo este deporte, y sería un honor jugar contigo - Propuso tiernamente mi compañero.
- Tienes razón en que me gusta mucho el tenis, de hecho, es mi deporte favorito, pero... ¿Cómo es que lo sabes? Jamás te hablé de aquello, sólo te dije que me gustaba practicar deportes de todo tipo, no te mencioné el tenis en específico - Comenté impresionado. No tenía idea del porqué WooSeok sabía datos que yo nunca le había dicho, tanto así que ya estaba comenzando a asustarme.
- Siempre te veo jugando tenis en los tiempos libres de la universidad. Era lo más predecible - Respondió con seguridad. Tenía razón, ya que siempre me gustaba jugar tenis en la universidad junto a mis amigos en nuestros tiempos libres, así que allí le encontraba un poco más de lógica.

Al llegar a casa luego de algunos minutos de caminata, WooSeok se dirigió inmediatamente a la cocina, informando que él iba a preparar el almuerzo.
Mientras mi compañero cocinaba tranquilamente, yo me dirigí a mi habitación para continuar leyendo un libro que me había comprado hace algunos días atrás, titulado "Ciudades De Papel". Desde allí podía apreciar el exquisito aroma de la comida de Seok.

Pasado algunos minutos, WooSeok me gritó desde la planta baja, comunicando que el almuerzo ya estaba listo.
Bajé las escaleras a paso rápido, para que mi acompañante no se enfadara conmigo por tardarme.
Al llegar, me senté frente a Seok, que ya se encontraba instalado en un costado de aquella enorme mesa que poseía en el comedor.

- Espero te guste. Supongo que ya conoces esta comida, es un plato típico coreano - Añadió tiernamente antes de comenzar a comer.
- Claro que lo conozco, vivo en Corea hace... Bueno, no sé desde hace cuánto exactamente, pero estoy seguro que fue hace más de dos años. El plato es muy rico como tal, y me han dicho que cocinas increíble, así que espero no decepcionarme de ti - Afirmé en tono extrañamente amable.
- Sí, me gusta mucho cocinar, y ojalá esta preparación sea de tu agrado.
Cuéntame un poco más de ti, Yuto, ¿Te costó mucho llegar a Corea? - Preguntó tratando de sacar algún tema de conversación para no crear esos incómodos silencios que casi siempre se hacían presentes a la hora de comer.
- ... No recuerdo muy bien, pero... Creo que no me costó demasiado aprender coreano, según lo que me han dicho, pero me sigue encantando el japonés. Si quieres, puedo enseñarte un día de estos - Propuse sonriente.
- No te preocupes, ya sé japonés... Cuando pequeño, un buen amigo mío proveniente de Japón, obviamente, me enseñó - Aseguró él tímidamente por alguna razón a la que no le di importancia.
- Ah, que genial, debe ser un muy buen amigo - Exclamé acompañado de una leve sonrisa dibujada en mi rostro.
- Sí, aunque después no lo volví a ver en mucho tiempo... Bueno, eso ahora no importa, mejor comencemos a comer, porque se va a enfriar muy rápido - Planteó a la vez que tomaba sus palillos para empezar a disfrutar de aquella comida.
Mientras saboreaba cada uno de los alimentos, muchos pensamientos daban vueltas por mi cabeza.
Pensándolo mejor, al parecer WooSeok y yo teníamos muchísimas cosas en común. Él tuvo un amigo japonés cuando pequeño, y a mí, mis padres me dijeron que claramente tenía varios amigos coreanos, ya que desde chiquito que vivo en este país, es sólo que yo jamás logré recordar al menos a uno de mis antiguos amigos, que en este entonces, ya deben estar estudiando en alguna universidad, al igual que yo.
Cada minuto que pasaba al lado de mi compañero era mágico, es así como cada vez me gustaba más pasar tiempo a su lado. Era una persona muy buena. Por más que al principio no lo traté muy bien que digamos, siempre fue perseverante, hasta lograr tener una buena relación conmigo. ¿Qué más podría pedir en una persona? Este chico es perfecto, y nada ni nadie hará cambiar mi opinión respecto a él.