Capítulo Catorce

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Después de almorzar, nos despedimos de todos nuestros amigos, que ya debían regresar a sus casas, pero WooSeok y yo teníamos pendiente nuestro partido de tenis.
Nos dirigimos junto a mi compañero hacia la cancha de tenis que se ubicaba en la parte trasera de nuestra gran universidad.
Al llegar allí, nos encontramos con Kino y HongSeok, realizando un pequeño calentamiento antes de algún próximo partido.

- ¡Hola chicos! - Saludé emocionado.
- ¡Hola Yuto, hola Seok! - Añadió muy contento nuestro amigo Kino, que últimamente, ya no estaba sintiendo demasiado rechazo hacia él.
- ¿Les parece si hacemos un partido en equipos? Finalmente, después de esto ya nos vamos casa - Propuse a la vez que sacaba mi raqueta de tenis favorita de mi mochila, aquella que también me gustaba llamarla "Raqueta de la suerte".
- ¡Me encanta la idea! - Exclamó HongSeok.
- Bueno, Yuto y yo somos un equipo, y ustedes son otro - Agregó WooSeok, a la vez que tomaba delicadamente mi brazo izquierdo.
- ¡Sí! - Gritó Kino mientras se colgaba del cuello de su novio.

Cada uno tomó sus raquetas. Tuvimos unos minutos para ponernos de acuerdo con nuestro compañero de equipo. Comenzó el partido.
Los primeros minutos, Kino y HongSeok ya nos iban ganando por tres puntos, aunque no me importó demasiado. Me estaba divirtiendo con el chico al que amo, y con mis amigos, así que me daba igual el resultado final.
WooSeok de por sí era bastante malo en el juego, aunque no era ningún problema para mí, lo único que me importaba era disfrutar de nuestro juego.
Luego de varios minutos, al fin pudimos igualar el marcador, mi compañero marcó un punto, y yo marqué los otros dos.
Notaba la dulce mirada que WooSeok me dirigía cada vez que realizaba una buena jugada, o que marcaba un punto, aunque yo sólo le respondía con una boba sonrisa.
Estuvimos casi una hora jugando, donde ellos nos superaron por cinco puntos, pero finalmente, nuestro amigo HongSeok cayó rendido en el piso.

- ¡No puedo más! - Gritó desde el otro lado de la cancha.
- Está bien, no es problema - Añadí a la vez que entregaba una botella de agua para cada uno de mis amigos.
- ¡Ganamos amor! - Exclamó emocionado Kino, a la vez que le daba un abrazo a su novio.
- Perdón... Sé que perdimos por mi culpa... Soy muy malo en esto... Aunque estoy tan feliz de haber hecho equipo contigo... Te ves muy lindo jugando, porque se nota que disfrutas mucho esto - Agregó algo sonrojado.
- Pues gracias. Hey, no te preocupes, no me interesa haber perdido, lo importante es que disfruté junto a mis fieles amigos, lo demás me da exactamente igual - Afirmé sin quitar aquella sonrisa de mi rostro.

Nos acercamos a Kino y HongSeok, quienes empezaron a darme halagos debido a mi buen juego. Jamás me había gustado que algunos desconocidos hicieran eso, ya que me sentía un poco presumido, pero esa vez fue distinto, debido a que me encantaba sentir que mis amigos estaban orgullosos de mí. Les agradecía miles todas las veces que fuese necesario, eran los mejores amigos que podía tener, y estaba tan arrepentido de haber hablado mal de Kino específicamente, que era una dulzura de persona.
Me parecía extraño que WooSeok no hablara mientras los chicos me decían cosas lindas, es más, él prefería mirar para otro lado, fingiendo ignorar, como si le molestara que mis amigos se dirigieran de esa forma hacia mí.
Todo estaba bien hasta que notamos que los chicos de fútbol ya se estaban yendo. Aquello quería decir que ya se hacía más tarde de lo normal, y debíamos volver a casa.

- Chicos, ya es hora de que nos vayamos - Informé señalando directamente a los muchachos de fútbol.
- Vaya, ¿En qué minuto se nos hizo tan tarde? - Preguntó Kino.
- Ni idea, pero Yuto tiene razón, es hora de volver a nuestras casa - Concluyó WooSeok poniéndose de pie.
- ¿Nos acompañan? - Ofrecí a la vez que los chicos también se levantaban de las bancas.
- No, gracias. Vamos a pasar a la cafetería, ya que HongSeok tiene hambre, como siempre. Luego volveremos para nuestra casa. Nos vemos mañana, chicos - Comunicó Kino.

Nos despedimos de nuestros amigos. Caminamos en dirección a la salida, noté a WooSeok muy callado, y por alguna razón, también lo percibía algo nervioso.

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