- Lo siento, no te habia visto ~dijo una voz cálida disculpandose por haberse chocado conmigo~
- Ha sido mi culpa, estaba perdida, no te preocupes.Levantando la mirada pude a ver a un chico moreno, quizas un par de años mayor que yo con unos ojos encendidos y brillantes. Despues de todo no habia sido tan malo salir del despacho de Adrian para encontrarmelo a él.
- Mi nombre es Zack, de hecho, ¿eres nueva aqui? ~me preguntó mientras extendía su mano para saludarme~
- Hola Zack, y si, soy nueva, soy la secretaria del jefe ~respondí moviendo la mano que aún me agarraba~
- No hay problema ~me miró~Pude ver como con su mirada me decía "llámame", para lo que quieras, pero llámame, y me sonrojé.
- ¿Estas en la cafeteria para hacer el cafe de tu jefe? ~dijo intentando cambiar mi color~
- Si.
- Pues sigueme. Estoy aqui para ayudar a todas las personas nuevas que deben hacer algo por el jefe. Te enseñare a hacer su cafe, ¿Cómo te llamas?
- PaulaMe estuvo enseñando como preparar el cafe. No era algo para lo que tuviera que tener mucha abilidad pero el simple hecho de que estuviera mal podría mandarte a casa. Los dos entramos en el ascensor y nos dirijomos al piso de mi jefe. Joder, ¿con qué cara iba a mirarlo yo ahora despues de lo que habia pasado hace un momento? Me olvidé de pensar en eso.
Cuando entramos por la puerta, me estaba riendo sobre algo gracioso que contó Zack pero tuve que parar cuando las puertas de la oficina se abrieron y mi jefe sonreía de forma irritada
- ¿Puedo ayudarte señor? ~le dije~
- Estoy esperando mi cafe ~dijo en tono cortante, seguramente, aun acordadose de lo que paso hacia momentos~Me acerqué a su mesa para dejarle el cafe y pude ver como a propósito cogia la taza que yo sostenía rozando sus dedos con los mios. Noté un pequeño calambre y rápido quite de un golpe su mano tirandole el cafe encima.
- Lo siento jefe, te ayudo, lo siento Zack, ya nos vemos ~dije un poco apenada~
- Bien, de todos modos, ¿te gustaría almorzar conmigo? ~me dijo Zack incluso aunque la situación no fuera la mejor~
- Eso sería gen ~no pude seguir~
- No, ella comerá conmigo ~dijo mi jefe con un tono frío y posesivo~
- ¿Perdona? ¿Que es eso de que comeré contigo? ¿Cuando he accedido? ~pregunté intentando no subir el tono~
- Nunca lo has hecho, ni te hace falta. Zack, deberias irte ~dijo en un tono bastante formal, asumiendo el control~Zack me guiñó, lo que provocó un pequeño gruñido de mi jefe hasta que desapareció. Adrian se dirigió a la puerta, la cerró y se quitó su ajustada camisa blanca dejando paso a sus anchos brazos y a su abdomen marcado. Me di la vuelta evitando mirarlo pero joder, tenia que admitir que estaba buenisimo, lo tenía todo.
Empecé a imaginarme a mis manos pasando por su espalda musculosa y no me dí cuenta de que este se detuvo detrás mía, dándome la vuelta de un tirón brusco y rodeandome con sus brazos. ¡La segunda vez en el día de hoy! Descontroladamente mis manos se posaron con cuidado en su pecho mientras sus manos bajaban de mis costillas a mis caderas.
- ¿Has escuchado lo que he dicho? ~preguntó en un susurro~
Yo puse cara de extraña por sus palabras.
- He dicho que no aceptaras ni desayuno ni almuerzo, ni mucho menos cena de otros chicos ~dijo entonces~
- ¿Que? ~dije subiendo el tono~
- Lo que has oido.
- ¿Por qué no? ~comenzaba a enfadarme~
- Porque yo lo he dicho, y tu eres mía ~concluyó finalmente~
- Eh, relájate, no soy un juguete nuevo con el que jugar. ¡Sueltame! ~dije aturdida cuando me apretó mas contra su pecho~
- Vaya eso lo se, pero no puedes negar el hecho de que soy atractivo y te atraigo ~dijo mirandome a los ojos~Empuje su pecho con fuerza para q me soltara pero no obtuve resultado, y se me ocurrió lo más sensato del mundo. Le di tal ostia en la cara q resonó en la habitación y así tan campante sali de la oficina.
Cuando llegue a mi propio escritorio no pude dejar de pensar en lo que habia ocurrido. Era verdad, era muy atractivo, y tambien era cierto que me atraia ¿a quien no? ¿me importaba que el quisiera que fuera suya?¡Dios mio pero si es Adrian Rivas! Al final de todo somos jugadores y el es el que tiene la ultima palabra. No puedo dejar que tonterias como estas se interpongan en mi trabajo ni puedo andar ciega para que me hagan daño.
Nada iba a llegar más de secretaria y jefe, lo tenía claro.
Al menos por el momento...
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¿POSESIVIDAD? ¿INTENSIDAD? ¿AMOR?
RomantizmPensamos que somos dueños de nuestro destino y que tenemos el poder de controlarlo, pero es el él que nos controlo a nosotros. Creer tener el poder no es malo, lo malo es equivocarse cuando el poder no lo tenemos nosotros mismo, ni el destino, sino...